Sexto día del Festival. Películas vistas: Macbeth, Slow West, Cop Car y Nina Forever
En la jornada de hoy el Festival ha proyectado títulos cargados de nombres consagrados de la escena internacional. Se ha proyectado Youth, del director italiano Paolo Sorrentino, con dos monstruos de la interpretación como Michael Caine y Harvey Keitel y ambientada en un balneario. También se ha presentado Macbeth, una nueva versión del clásico de Shakespeare con Michael Fassbender y Marion Cotillard como protagonistas. Dentro de la sección Noves Visions One se ha proyectado The Last Days in the Desert, de Rodrigo García, que narra los días que estuvo Jesucristo meditando en el desierto. Ewan McGregor interpreta a un torturado Jesús. También como plato fuerte se ha presentado Cemetery of Splendor, de Apichatpong Weerasethkul, que tuvo una buena acogida en el Festival de Cannes de este año.
Hoy el Festival ha celebrado la primera edición del Blood Red Carpet, una iniciativa para promocionar a jóvenes actores con talento, proyección internacional y una trayectoria prometedora. Se han seleccionado a los actores Alejo Sauras, Álvaro Cervantes y Peter Vives y a las actrices Laia Costa, Vicky Luengo y Godeliv Van der Brandt.
Adriana Ugarte se ha llevado el Premio Barcardí Sitges al Espíritu Indomable, otorgado a jóvenes actores de talento que ya destacan y que merecen un reconocimiento por su carácter diferencial e indómito. Tras el premio se ha celebrado una fiesta para la homenajeada en la Sala Barcardí Sitges, con presencia de numerosos rostros del cine y la industria cinematográfica españoles.
Yo empiezo por la mañana asistiendo al pase matinal de Macbeth (sección Oficial), de Justin Kurzel. La cinta adapta la célebre obra teatral de Willian Shakespeare, obra que cuenta con adaptaciones tan notables como la de Orson Welles de 1948 o la de Roman Polanski de 1971. En ella, Macbeth (Michael Fassbender), Thane de Glamis, victorioso tras una batalla para proteger la legitimidad del reinado del rey Duncan, recibe de tres mujeres que rondan entre los cadáveres una profecía: Macbeth será Thane de Cawdor y rey de Escocia. Primero no les da crédito, pero después un emisario del rey le agredece su victoria y lo proclama Thane de Cawdor. Cuando vuelve a su hogar de Inverness se lo cuenta a su esposa (Marion Cotillard) y ella le convence para aprovechar la visita que hará el rey a su hogar para asesinarlo y hacerse con la corona. Lo asesinan a él a sus criados y los culpan a ellos de la muerte. Los hijos del rey no creen esta versión y huyen de Escocia. Esta huida, junto con la popularidad de Macbeth, le bastan para ser proclamado rey, la profecía se ha cumplido. Pero luego la desconfianza y los remordimientos enloquecen a la pareja; Macbeth empieza a matar a sus supuestos enemigos, mientras que Lady Macbeth ve sus manos manchadas de sangre.
Después de todos los precedentes, adaptar de nuevo Macbeth para el cine es un auténtico desafío. Y en mi opinión los creadores de la película lo pasan con muy buena nota. El guion es soberbio; partiendo del texto original de Shakespeare, lo han extractado hasta reducirlo a su esqueleto básico, manteniendo su esencia y sus momentos más reconocibles. Me gustó el detalle de interpretar que buena parte de la ambición y de la crueldad con las familias de sus enemigos de los Macbeth provengan de la pérdida de su único hijo, mostrando su entierro al principio de la cinta. Se ha optado por tomar la ambientación de forma literal, haciendo suceder la acción en la Escocia medieval, mientras que se han interpretado algunas de las partes de la obra de forma muy imaginativa. Me gustó en especial la interpretación de la segunda profecía de las brujas. Visualmente la película me ha parecido soberbia, con una fotografía, vestuario e iluminación impresionantes. El casting es otra de sus grandes bazas; me pareció simplemente perfecto. Michael Fassbender, un actor soberbio, da vida a un Macbeth quemado por la guerra y la pérdida, enloquecido, lleno de furia y carisma. Marion Cotillard se demuestra como otra elección acertada; su Lady Macbeth es contenida, pero su interpretación llena de matices la humaniza sin quitar la esencia a su personaje. Su escena final pone los pelos de punta. Puede leerse la crítica completa AQUÍ.
A primera hora de la tarde vuelvo al Auditori para ver Slow West (sección Oficial Òrbita), de John Mclean, presente en la sala para presentar su primer trabajo ante el público. La película, una mezcla heterogénea de western y road movie con aire de cuento, se ambienta en la Norteamérica del siglo XIX. Jay (Kodi Smit-McPhee), un hijo de una familia aristocrática escocesa, se ha enamorado de su amiga de infancia, Rose. Pero ella no le corresponde, y para colmo un desgraciado accidente provoca la huida de Rose y su padre a America. Jay, completamente enamorado, abandona a su familia para encontrarla como sea en el salvaje oeste americano. De camino se cruza con Silas (Michael Fassbender), un pistolero veterano, un superviviente que hecho un poco de todo para salir adelante. Jay acorda pagar a Silas para que lo proteja hasta poder encontrar a Rose. Pero Silas tiene sus propios planes; se paga una sustanciosa recompensa por Rose y su padre y piensa cobrársela. También Payne (Ben Mendelsohn) y su banda, antiguos compañeros de Silas.
Slow West es una película muy curiosa; argumentalmente tiene tanto de cuento de hadas y de road movie como de western con momentos inesperados de comedia negra. El joven protagonista recorre una tierra vasta, inhóspita y salvaje, magníficamente fotografiada, para encontrar a su amada, sin nada más que el amor para guiarlo. En el camino tienen lugar una serie de encuentros con personajes diversos; soldados que se dedican a cazar indios; familias desesperadas; un cartógrafo; o la banda de Payne, una extraña familia en sí misma. Una mezcla de personajes y nacionalidades que, ligados a unos diálogos bien escritos y a un humor negro siempre bienvenido forman un conjunto que funciona. Cuando llega, la violencia es seca, poco coreografiada y alejada de los tópicos de los westerns.
El reparto de la película también es muy bueno; Kodi Smit-McPhee representa perfectamente al joven inocente perdidamente enamorado, capaz de renunciar a todo por ese amor. Michael Fassbender se transforma como siempre en su personaje; parece mentira que el mismo actor que hace un rato he visto haciendo perfectamente de Macbeth se haya transformado aquí en un superviviente de la frontera, sin demasiados códigos morales aparte de su propio interés. La química entre él y Smit-McPhee es muy buena, sus personajes se influyen el uno al otro de forma positiva; uno se endurece mientras que el otro se humaniza. Ben Mendelsohn también está muy bien, es un actor que puede parecer divertido en un momento y amenazante al siguiente. En conjunto Slow West me ha parecido una muy buena película y John Mclean ha demostrado ser un narrador personal, habrá que estar atento a sus próximas obras. Puede leerse la crítica completa AQUÍ.
Sin tomarme un respiro, vuelvo a entrar al Auditori para ver Cop Car (sección Oficial), de Jon Watts. Antes de la proyección se le ha otorgado el premio Premio Barcardí Sitges al Espíritu Indomable a la joven actriz Adriana Ugarte. El premio, fuertemente patrocinado, se da a los actores o actrices jóvenes que hayan demostrado un carácter especial. Adriana Ugarte se demostró encantada de recibir el galardón y agradeció el apoyo que siempre ha recibido del público. Posteriormente el director Jon Watts también estuvo en la sala para presentar su opera prima, un thriller trepidante con un Kevin Bacon enorme.
Cop Car empieza con dos niños que pasean por una pradera en una zona llana y de grandes horizontes de Estados Unidos. Parece que se están metiendo en un lío, porque han huido de casa. Cuando pasan por una zona cercana a unos árboles, descubren un coche de policía parado sin nadie alrededor. Primero exploran con cautela, pero cuando ven que no hay nadie, se acercan y descubren que las puertas están abiertas; se suben y empiezan a jugar dentro del coche. Luego encuentran las llaves dentro, y vacilantes al principio, arrancan el coche. Tras unas cuantas pruebas vacilantes, congen confianza y empiezan a conducir el coche hasta sacarlo a la carretera, llena de rectas interminables. Pero el coche tiene dueño, un sheriff (Kevin Bacon), que estaba enterrando a un cadáver mientras los chavales jugaban. Cuando descubre que el coche ha volado, intentará recuperarlo a toda costa sin que nadie se entere, porque su maletero contiene algo que lo incrimina.
Cop Car es una película con un guion y una dirección muy buenos. Para mantener la tensión y el ritmo narrativo, altísimos en todo momento, los escritores han optado por recortar al máximo las disgresiones. De esa forma no se nos da demasiados detalles de las historias y los transfondos de los personajes; todo lo que sabemos lo sabemos a través de sus conversaciones o acciones. Deducimos que los chicos tienen problemas en sus respectivas casas y que desde luego el sheriff no es trigo limpio, pero no se nos cuentan los pormenores de sus negocios sucios. La película mantiene la tensión de forma admirable, añadiendo respiros cómicos en los momentos indicados. También hay momentos en los que sin duda la gente que tiene hijos tendrá ganas de cerrar los ojos. Kevin Bacon es clave para que la película funcione tan bien; su caracterización, con tripita y mostacho, es perfecta. Su personaje alterna la desesperación del correcaminos con un lado oscuro y violento que logra intimidar.
La película está muy bien realizada, me divertí un montón viéndola, pero también me quedó la sensación que con un poco más de guion habría podido ser aún mejor. Puede leerse su crítica completa AQUÍ.
Termino mi día de películas en el Retiro viendo la película británica Nina Forever (sección Panorama Fantàstic), de los hermanos Chris y Ben Blaine, presentes en el cine para presentar su trabajo. Nina Forever es una película con una propuesta de apariencia extrema, que mezcla de géneros como el drama, el terror y el erotismo que hará difícil que se estrene fuera del circuito de festivales. Rob (Cian Barry), el protagonista de la película, es un joven que está finalizando un doctorado en matemáticas cuya vida se va al traste cuando Nina (Fiona O'Shaughnessy), su novia, se mata en un accidente de moto. Dieciocho meses después aún está muy lejos de superar su duelo; ha abandonado los estudios por un trabajo de reponedor en un supermercado, tiene tendencias suicidas, visita a menudo su tumba y cada semana come con los padres de Nina, también destrozados por la pérdida. Holly (Abigail Hardingham), una joven estudiante de paramédico que trabaja como cajera en el mismo supermercado que Rob, le propone salir. Enseguida conectan, la cosa parece ir bien; pero la primera vez que se acuestan juntos y mientras están practicando sexo, se les aparece el sangriento fantasma de Nina en la cama. Nina afirma que aún es la novia de Rob; nunca rompieron y no piensa renunciar a él. Primero se horrorizan, pero días más tarde Holly y Rob deciden que se gustan lo suficiente como para continuar intentándolo como pareja. Pero Nina no les deja en paz hagan lo que hagan.
Nina Forever es una película inclasificable; su fondo es el de un drama y su tema central es cómo lidiar con la pérdida de un ser querido, de alguien a quien se ha perdido pero que continúa en primer plano en los recuerdos de los que le han sobrevivido, alguien a quien se echa de menos físicamente. En la película, esta presencia se manifiesta de forma literal y toma presencia física y sangrienta en los momentos de máxima intimidad. El tratamiento de la historia y los personajes me gustaron mucho; es una historia complicada, con elementos difíciles de equilibrar que pienso que los autores han encajado perfectamente. La película es triste cuando tiene que serlo, morbosa a ratos y con momentos de humor negro muy bienvenidos. A pesar del tema, en ningún momento se cruza la frontera del mal gusto explícito. Los actores ayudan muchísimo a que el conjunto funcione tan bien; la joven Abigail Hardingham, que tiene el papel más difícil de hacer creer al público (¿quién volvería a salir con un chico y el fantasma de su novia muerta?), lo borda, ofreciendo matices a su personaje. Cian Barry y Fiona O'Shaughnessy (la Jessica Hyde de la serie Utopia) también resultan elecciones perfectas.
Nina Forever me ha gustado mucho por su eficaz mezcla de elementos, su guion, su casting y su dirección. Los hermanos Blaine, también autores del guion, han debutado con una película que demuestra que son narradores con personalidad propia, habrá que seguir sus futuros trabajos. Puede leerse la crítica completa de la película AQUÍ.
(c) 2015 Jordi Flotats