SLOW WEST

Atípica y satisfactoria combinación de western, comedia e historia de amor

El director británico John Maclean empezó a colaborar con el actor Michael Fassbender en los cortos Man on a motorcycle y Pitch Black Heist. Por este último consiguió un premio BAFTA de la industria británica. Esta sintonía ha cristalizado ahora con Slow West, el debut en la dirección de largometrajes de Maclean con Fasbbender en reparto y a la producción. La película es un western muy particular con un cierto aire de road movie y también en cierto modo de cuento.

La cinta se ambienta en el siglo XIX. Su protagonista, el aristócrata Jay Cavendish (Kodi Smit-McPhee) ha crecido en las Highlands escocesas con Rose Ross (Caren Pistorius), la hija de un humilde granjero (Rory McCann), como mejor amiga. Cuando llegan a la adolescencia Jay está perdidamente enamorado de ella, un amor que no es demasiado correspondido. Un desafortunado accidente obliga a Rose y a su padre a huir a Norteamérica. Jay, destrozado, abandona su vida de privilegios para ir a buscar a su amada. Una vez llega al salvaje territorio de Colorado, Jay es una presa fácil, pero por suerte se encuentra con Silas Sellect (Michael Fassbender), que a cambio de un estipendio acuerda protegerlo. A medida que van cruzándose con gente diversa, se ve que Silas tiene sus propios planes con respecto a Rose y a su padre, por quienes se paga una jugosa recompensa. También Payne (Ben Mendelsohn) y su banda de forajidos, antiguos socios de Silas van detrás de ese dinero.

Slow West no es un western típico, de hecho, aunque tenga tiroteos y el ambiente salvaje de las zonas fronterizas, huye de la mayor parte de los lugares comunes del género. El guion y la dirección de John Maclean le dan un aire surrealista, como de cuento de hadas; la trama no apunta en ningún momento hacia el realismo total, de hecho, en ningún momento se explica cómo sabe el joven Jay dónde está su amada en un territorio salvaje de miles de quilómetros cuadrados, pero siguiendo la lógica de los sueños o de los cuentos, lo sabe sin lugar a dudas. La historia cuenta el viaje de Jay y Silas y sus encuentros con diferentes personajes; algunos salvajes, como los ex-soldados que se dedican a cazar y matar indios; otros desesperados, como la familia que va a robar a la única tienda en cientos de quilómetros a la redonda; otros simplemente inverosímiles, como un grupo de africanos cantando en medio de la nada. Me gustó particularmente el retrato de la banda de Payne, una especie de familia disfuncional unida por las circunstancias pero familia al fin y al cabo. Y aunque todo esto suene (y sea bastante) inconexo, acaba funcionando bien gracias al retorcido sentido del humor presente en toda la narración, al don para los diálogos que demuestra tener Maclean y porque evita a toda costa la sensiblería. La película tiene un ritmo narrativo pausado, marcado por los encuentros de los protagonistas con el telón de fondo de un paisaje tan bello como inhóspito y salvaje. Cuando llega, la violencia es seca, sangrienta y realista, sin grandes coreografías.

En gran parte la película funciona gracias a su gran casting. Kodi Smit-McPhee le da a su personaje la inocencia que requiere; su papel es el de un joven ingenuo, sensible y perdidamente enamorado. Buena parte de la narración es vista a través de esa mirada nueva, inocente. Michael Fassbender vuelve a transformarse en su personaje, pocos actores en Hollywood tienen esta capacidad. En este caso da vida a un superviviente, un tipo endurecido por la frontera que ha hecho un poco de todo, incluidas cosas de las que no se siente orgulloso. El contacto con Jay le suaviza un poco; ambos se compensan un poco, ya que Jay se endurece un poco gracias a Silas. También me gustó Ben Mendelsohn, un actor que ya demostró en Animal Kingdom que puede parecer muy peligroso y que también posee una buena vis cómica.

Visualmente la película es muy bonita, la fotografía de Robbie Ryan saca lo mejor de unos parajes naturales impresionantes. Al parecer el rodaje se realizó en Nueva Zelanda, un país donde se pueden encontrar paisajes que recuerden a Escocia y a Colorado sin tener que cruzar el Atlántico. Pero aunque los parajes sean impresionantes me gustó que Ryan siempre mantuviera el foco de atención sobre los personajes. La banda sonora Jed Kurzel encaja como un guante a lo narrado, siempre en segundo plano, pero casi siempre sonando.

En conjunto Slow West me ha gustado mucho, me ha parecido una muy buena película. John Maclean demuestra ser un narrador con una voz propia con esta extraña pero satisfactoria mezcla de western, comedia e historia de amor con unos cuantos momentos realmente memorables.

(c) 2015 Jordi Flotats