Inclasificable mezcla de drama, terror y algo de morbo
De vez en cuando hay películas que parecen escapar a todo intento de clasificación, que arriesgan el todo por el todo, tomando como premisa de partida temas que parecen condenar todo el resultado final, pero que sin embargo son capaces de enfocarlo de la forma correcta, obteniendo resultados sorprendentes. Como ejemplo de esto se me ocurre Love Eternal, vista en el Festival de Sitges de 2013, que se revela capaz de introducir un tema tan espinoso como la necrofilia en un drama realizado con un gusto exquisito. Nina Forever, el primer largometraje de los hermanos Ben y Chris Blaine también es una de esas películas, un drama sobre la pérdida y el amor con gotas ácidas de humor que desafía toda clasificación.
Rob (Cian Barry) es un estudiante de doctorado de matématicas que perdió a su novia, Nina (Fiona O’Shaughnessy), en un accidente de moto. La pérdida lo dejó emocionalmente devastado. Abandonó el doctorado y ahora intenta tirar adelante trabajando en un supermercado y superar sus tendencias suicidas. Pero un año y medio después aún visita regularmente la tumba de Nina y visita cada semana a sus padres (Elizabeth Elvin y David Troughton), demostrándose incapaz de dejarla ir y continuar con su vida. Holly (Abigail Hardingham), una cajera del supermercado donde trabaja que estudia para ser paramédica, se enamora de Rob y empiezan a salir. La primera vez que tienen sexo, mientras están en la cama se aparece el sangriento fantasma de Nina. Nina afirma que ella y Rob nunca cortaron, por tanto aún es su novia y que no piensa dejarlo. La primera reacción es el shock; Holly huye y Rob se queda prácticamente catatónico. Pero días más tarde deciden enfrentar la situación y aguantar a Nina hasta que desaparezca. Pero continua apareciendo, realizando comentarios sarcásticos en los peores momentos. Holly empieza (lógicamente) a obsesionarse con el tema, especialmente viendo que Rob no acaba de superar su pérdida y continua visitando a los padres de Nina. Le pone un ultimátum: o lo supera o se olvida de ella. Pero Nina no sólo se ha pegado a Rob, que parece decidido a superarlo, sino que ya también forma parte de la vida de Holly.
El guion de la película, coescrito por los directores, me ha parecido fantástico. En el trasfondo hay un drama sobre la pérdida, con un personaje destrozado que se agarra a cualquier recuerdo de su novia, hasta el punto de establecer una relación con sus padres que no beneficia a ninguna de las partes, pero que ninguna de las partes se ve capaz de romper. También hay una historia de amor, donde Holly, pero también Rob, deben decidir hasta qué punto deben invertir en ella, y a qué pueden renunciar para hacerla funcionar. También hay bastante sexo, y mezclado con él, mucha sangre. E imposiblemente también hay momentos de humor negrísimo. De modo improbable los autores han logrado que la mezcla funcione como un todo coherente, con una magnífica y negrísima conclusión que acaba transformando la historia en lo que su cartel promete, 'A fucked up fairy tale' (un cuento de hadas jodido). Todas las partes de la historia funcionan; el drama resulta triste, los reacciones de los personajes y las situaciones están muy bien construidas, resultan creíbles y es fácil empatizar con ellos; también funciona la parte más morbosa, tanto en el aspecto sexual como en el de la dependencia afectiva; y de vez en cuando te sorprendes sonriendo o riéndote a tu pesar.
Pero el guion no podría haber funcionado sin el gran trabajo actoral. Los cinco actores protagonistas realizan interpretaciones memorables; como en muchas producciones británicas no son caras especialmente conocidas, pero parecen haber nacido para interpretar esos papeles. Me gustó mucho la joven Abigail Hardingham, capaz de otorgar credibilidad al personaje más difÌcil de creer, porque, ¿quién volverÌa a salir con alguien que cada vez que tiene sexo conjura a una pareja muerta? Sin sobreactuar, la actriz muestra su enamoramiento, su obstinación y también que la situación al principio tiene algo de morbo para ella. La actuación de Fiona O’Shaughnessy requiere menos matices, pero demuestra poseer carisma y un don para comedia, entregando sus sarcásticos diálogos con un ritmo perfecto. Cian Barry, Elizabeth Elvin y David Troughton demuestran una gran capacidad para el drama, interpretando perfectamente a sus heridos personajes.
La ambientación en los grises paisajes suburbanos ingleses, bien fotografiados por Oliver Russell, resulta muy adecuada para la historia. La dirección de los hermanos Blaine demuestra estar a la altura del guion, creando una película a la que no sobra un minuto y que visualmente transmite muchos de los matices de la historia.
Más que probablemente, Nina Forever no saldrá del circuito de los festivales. No es lo suficientemente terrorífica como para estrenarla como película de terror, tiene demasiado de drama y el elemento del menage-a-trois fantasmal probablemente será un elemento disuasivo para los distribuidores. Me parece una lástima porque a pesar del tema, la película es una triste reflexión sobre la pérdida y la obsesión que se ve con fascinación y pasa en un suspiro.
(c) 2015 Jordi Flotats
Ficha Técnica:
- TÌtulo original: Nina Forever.
- Año: 2015.
- DuraciÛn: 98 min.
- País: Reino Unido.
- Director: Ben Blaine, Chris Blaine.
- Guion: Ben Blaine, Chris Blaine.
- Productor: Ben Gallop, Andy Gordon, Cassandra Sigsgaard, Bruce Webb.
- Música original: .
- Fotografía: Oliver Russell.
- Montaje: Ben Blaine, Chris Blaine.
- Reparto: Fiona O'Shaughnessy, Abigail Hardingham, Cian Barry, David Troughton, Elizabeth Elvin, Bill Holland, Lee Nicholas Harris, Sean Verey, Phelim Kelly, Richard Sandling, Javan Hirst, Katharine Bennett-Fox, Tamar Karabetyan.
- Sitio web: http://ninaforever.com
- Tráiler: