MACBETH

Gran adaptación del clásico de Shakespeare

Macbeth, el relato de la ambición más salvaje ambientado en la Escocia feudal, es una de las más populares obras del más popular autor en lengua inglesa, William Shakespeare. Se han realizado numerosísimas adaptaciones al cine y a la televisión de la obra, algunas de ellas tan memorables como la de Orson Welles de 1948, la de Akira Kurosawa de 1958 (llamada Trono de sangre o la de Roman Polanski de 1971. Por eso, cuando el realizador australiano Justin Kurzel presenta una nueva versión, es justo preguntarse si aporta alguna cosa nueva o al menos si es lo bastante digna de medirse con semejantes precedentes. Y tras verla, mi opinión es que gracias a su reparto, guion y puesta en escena la respuesta es que sí, está a la altura.

Tras una ardua batalla en la que Macbeth (Michael Fassbender), Thane de Glamis y leal general del rey Duncan (David Thewlis), ha finalmente derrotado y matado al traidor y rebelde Macdonwald, él y su compañero Banquo (Paddy Considine) encuentran a tres mujeres rondando a los cadáveres del campo. Predicen que Macbeth será Thane de Cawdor y rey de Escocia, mientras que Banquo será padre de futuros reyes. Primero no las creen, pero tras el éxito en la batalla, el rey recompenda a Macbeth nombrándole Thane of Cawdor yle anuncia su futura visita a su castillo. Allí Macbeth a su esposa (Marion Cotillard), a la que no ve desde hace años y que aún llora la pérdida de suúnico hijo, sobre la profecía. Lady Macbeth le anima a matar al rey mientras está alojado allí, y Macbeth, aunque renuente, lo acaba haciendo. Cuando sale es sorprendido por Malcolm (Jack Reynor), el hijo de Duncan, que huye del lugar. Macbeth mata a los guardias del rey y acusa a Malcom del asesinato. Gracias a la confusión y a su popularidad es proclamado rey. Su amigo Banquo sospecha, pero calla; Macbeth, notándolo lo hace asesinar junto a su hijo. Banquo muere, pero su hijo escapa. Tiempo después el fantasma de Banquo se aparece a Macbeth, que enloquece de arrepentimiento. Por si fuera poco, un noble, Macduff (Sean Harris) ha huido a Inglaterra para unirse al ejército que prepara Malcolm para recuperar el trono que le corresponde. Enloquecido, Macbeth mata a la esposa y a los tres hijos de Macduff y empieza a actuar como un tirano sanguinario. Su esposa no puede superar la culpa y se retira a Inverness. Mientras el destino espera a Macbeth.

Para la adaptación se ha apostado por remitirse al máximo a la obra; la acción sucede en la Escocia medieval y el texto del guion está sacado directamente de la obra. Una obra que se ha recortado a sus fundamentos, eliminado algunas escenas (algunas bastante famosas) y algunos personajes. Algunos de los momentos se han reinterpretado de forma ingeniosa y visual, como por ejemplo la profecía de Birnam Wood. El trío de guionistas formado por Jacob Koskoff, Michael Lesslie y Todd Louiso creo que han realizado un trabajo fabuloso, han mantenido intactas las virtudes y los momentos culminantes de la obra en un metraje de sólo 113 minutos. Algunas de sus interpretaciones de la obra original me han gustado mucho; ponen mucho de relieve la pérdida del único hijo de los Macbeth, abriendo la película con su entierro, y convirtiendo este hecho en capital a la hora de guiar sus motivaciones. El hecho que se pinte a Macbeth como un general con desgastado por la guerra desde el principio me parece que facilita mucho la explicación de su posterior locura y sus visiones. También me pareció preciosa la manera de adaptar el soliloquio final de Lady Macbeth.

El reparto de la película me ha parecido perfecto. Una vez se ha visto la película, cuesta imaginarse a otro Macbeth distinto a Michael Fassbender; este actor que parece ser capaz de interpretar cualquier papel parece haber nacido para este. Su interpretación, llena de matices, con las correctas dosis de furia, ambición, arrepentimiento y locura, acerca al personaje al público y le da carne y hueso. Marion Cotillard le da una réplica sublime; su Lady Macbeth, amargada por la pérdida de su hijo, está llena de matices, entregando una actuación menos vistosa que la de Fassbender pero más sutil. En la escena del soliloquio final está maravillosa. Los demás actores, más secundarios están muy bien elegidos, destacando especialmente Sean Harris dando vida a un fiero Macduff.

El vestuario, la fotografía y los escenarios elegidos hacen de la película un regalo para la vista. Desde la sangrienta batalla inicial, con momentos en escalofriante cámara lenta, hasta su hermoso final, la fotografía enfatiza los desolados, verdes y grises, paisajes escoceses y sirve de marco ideal al texto y a los actores.

Quizá porque no esperaba mucho de ella, Macbeth me ha sorprendido agradabilísimamente, me ha parecido una gran película y una muy buena adaptación a cine de una obra teatral. Muy recomendable verla en su versión original, los versos de Shakespeare son un regalo al oído.

(c) 2015 Jordi Flotats