7o día. Pelis: Victoria, Scheider vs. Bax, The Legend of Barney Thompson y The Salvation
Hoy se proyecta uno de los platos fuertes del Festival de este año: Green Room, de Jeremy Saulnier. Saulnier, autor del impecable estudio sobre la venganza que era Blue Ruin, una película que ya se puede considerar como de culto, está en Sitges para presentar su último trabajo, un thriller lleno de humor negro con escalofriante violencia y un reparto donde destaca Patrick Stewart. Yo la veré el sábado, me muero de ganas.
También se proyecta la película alemana Victoria, de Sebastian Schipper, que causó sensación en el pasado Festival de Berlín. La película, protagonizada por la actriz catalana Laia Costa, está rodada en un solo e impresionante plano secuencia de casi 140 minutos. Costa, presente en el Festival, ha comentado las dificultades, pero también el reto apasionante que supone tener que rodar toda la película en una sola toma.
Un año más Takishi Miike, Gran Premio Honorífico de 2013 y uno de los directores favoritos del público del Festival, ha llegado a Sitges. Presenta dos películas a competición: Yakuza Apocalypse: The Great War of the Underword y As the Gods Will. Aparte de atender a los medios como de costumbre, también participará en una charla para estudiantes en el marco del Sitges Campus 2015.
Hoy se ha anunciado cúal sera la película sorpresa que se proyectará el próximo sábado 17, a las 23:15 en el Auditori. Se trata de El Clan, de Pablo Trapero, un thriller argentino que cuenta la historia de una familia criminal que secuestró y asesinó multitud de personas en la década de 1980.
Los trekkies están de enhorabuena, Ángel Sala, el director del Festival, ha anunciado que el año próximo el Festival estará dedicado a Star Trek. La próximo edición también dará más peso a las series de televisión, especialmente las de género fantástico.
Yo empiezo el día muy temprano viendo la película alemana Victoria (sección Oficial), de Sebastian Schipper en el Auditori. La cinta, un thriller ambientado en el barrio berlinés de Kreuzberg, constituye una auténtica proeza narrativa; está rodada en un solo plano secuencia de 140 minutos.
Victoria (Laia Costa), la protagonista del film, es una joven española que ha emigrado a Berlín hace sólo unos meses y que trabaja en un café. La película empieza con ella bailando en un club tecno al que ha acudido sola. Cuando sale del local conoce a cuatro chicos alemanes, Sonne (Frederick Lau) y sus amigos Boxer (Franz Rogowski), Blinker (Burak Yigit) y Fuss (Max Mauff) a los que no han dejado entrar. No tienen aspecto muy recomendable pero que son muy amables con ella, especialmente Sonne, con el que flirtea en un vacilante inglés. Decide acompañarlos a la azotea de un edificio, donde beberán, charlarán y fumarán un rato. Cuando se hace tarde, Victoria decide irse directamente a abrir el café donde trabaja. La sigue Sonne, con el que charla un rato más y llegan a conectar. Pero luego aparecen sus amigos buscándolo; deben ir a un sitio y deben ser cuatro. Fuss tenía que conducir pero está demasiado borracho para hacer nada. Cuando se lo piden, Victoria accede de buen grado a ser ella la que conduzca. Con un coche que tiene pinta de robado acaban en un aparcamiento donde un tipo con pinta de ganster profesional (Andre Hennicke) les insta a realizar un robo. A partir de ahí, la noche, ya madrugada, termina de descontrolarse.
Técnicamente la película es una proeza; la cámara sigue sin parar a los actores de localización en locacalización, dentro de coches, en ascensores a medida que el ritmo narrativo se incrementa. Es de justicia que la directora de fotografía y operaria de cámara Sturla Brandth Grøvlen aparezca en primer lugar en los créditos. Los actores, especialmente Laia Costa y Frederick Lau, están espléndidos en sus papeles, más teniendo en cuenta que parte de los diálogos fueron improvisados. Como casi siempre, el formato narrativo condiciona mucho el resultado final, para bien y para mal. La película tiene un aire de inmediatez y de realismo totales; en el tramo final sumerge completamente al espectador dentro de la acción . En el lado negativo está que quizá le sobran algunos minutos de su tramo inicial y que algunos diálogos, aunque realistas, no aportan mucho. También me pareció excesivo, poco realista, el compromiso de Victoria con gente a la que acababa de conocer, por mucho que se nos justique con la soledad y alienación del personaje. Pero en conjunto lo positivo supera por mucho a lo negativo. Victoria me parece una muy buena película. Puede leerse mi crítica completa AQUÍ.
Pasado el mediodía vuelvo al Auditori para ver la película holandesa Schneider vs. Bax (sección Oficial), de Alex van Warmerdam, ganador en la edición del Festival de 2013 con Borgman. La película es un thriller lleno de humor algo surrealista que muestra el enfrentamiento entre dos asesinos a sueldo. La acción arranca con Schneider (Tom Dewispelaere), casado y con hijas, que piensa pasar el día en casa ayudando a su esposa a preparar una fiesta de cumpleaños. Recibe una llamada de Mertens (Gene Bervoets), que le encarga el asesinato del escritor Ramon Bax (Alex van Warmerdam). Insiste en que tiene que ser ese mismo día y que será un trabajo fácil; un poco a regañadientes, Schneider acepta, le dice a su mujer que ha surgido una emergencia en el trabajo y se va a prepararse para el asesinato. Mientras tanto, Bax, que vive en una pequeña casa situada en medio de una marisma llena de plantas acuáticas, se despierta y recuerda que le tenía que visitar su hija Francisca (Maria Kraakman); echa a su joven amante (Eva van der Wijdeven) a cajas destempladas y cuando llega su hija, deprimida y hecha un desastre, le recomienda como solución las drogas. Una solución que él usa liberalmente, mezclando todo tipo de sustancias. En estas lo llama Mertens y le recuerda que hoy debe matar a Schneider, que le está atrayendo hacia su casa para facilitarle el trabajo. Ese día no es el de Bax, pero tampoco el de Schneider; a ambos les irán sucediendo contratiempos que aplazarán, pero no evitarán, el duelo final.
La película parte de una premisa simple, el enfrentamiento entre dos sicarios que ni siquiera se conocen, para sumarle una serie coincidencias, equívocos y personajes bastante estrafalarios que complican la trama. El sentido del humor de Alex van Warmerdam, entre surrealista y negro, me gustó mucho; la cinta, sin llegar a ser una comedia, tiene bastantes momentos cómicos muy logrados. También se intercalan, casi como por sorpresa, momentos serios que ayudan a dar dimensión a los personajes y que funcionan muy bien. El guion de la película me pareció muy bueno, quizá exceptuando su final, algo abrupto y absurdo.
La realización del film es muy buena; Alex van Warmerdam decide ambientarla a plena luz de un día radiante en lugar de en un ambiente nocturno, a priori más acorde para un asesinato. El escenario donde transcurre en su mayor parte, lleno de plantas acuáticas y pequeñas islas es ideal para la trama. Los actores están muy bien en sus papeles, especialmente Maria Kraakman, espléndida en su papel de persona dañada emocionalmente. En conjunto Schneider vs. Bax me ha parecido una buena película que demuestra que Alex van Warmerdam es un director muy personal. Puede leerse su crítica completa AQUÍ.
Por la tarde me vuelvo al Auditori para ver la película británica The Legend of Barney Thompson (sección Oficial Òrbita), el debut en la dirección del excelente actor Robert Carlyle. Carlyle interpreta a Barney Thompson, un barbero de mediana edad que trabaja en una barbería de las de toda la vida en el barrio de Brigeton en Glasgow. No es un tipo muy popular, no le gusta hablar con los clientes y no es aficionado al boxeo, la religión de todos los parroquianos y de sus compañeros. Justamente el día en que su jefe lo va a despedir, lo mata de forma completamente accidental. Se asusta y mete el cadáver en su coche. Va a ver a su madre, Cemolina (Emma Thompson), para contárselo y ella se queda con el cuerpo. Precisamente esos días hay una gran psicosis entre la población porque hay un asesino que mata hombres jóvenes y luego envía una parte de su cuerpo a la familia. El inspector Holdall (Ray Winstone), sometido a mucha presión para que resuelva el caso, empieza a sospechar que Barney es el autor de esas muertes y este, aterrado, intenta cubrir su crimen como puede. Ambos quedarán atrapados en una red formada por sus respectivas incompetencias.
The Legend of Barney Thompson es una comedia negra, cuyos chistes se encuentran más en las situaciones que en los diálogos. Los actores, en general excelentes, hablan con un acento tan cerrado que casi resulta grotesco. Pero a mi en particular no terminó de funcionarme; aunque tiene algunos momentos divertidos, no entré del todo en el humor. El final además me pareció un poco demasiado tonto y absurdo. Lo mejor sin duda de la película es Emma Thompson; maquillada y envejecida como una bruja vestida con ropa de leopardo, su personaje destila una energía una malevolencia tremendas. Además tiene algunos de los mejores diálogos, lo que provoca que el nivel de la película aumente cada vez que entre en escena. Puede leerse la crítica completa AQUÍ.
Termino mi día viendo la película danesa The Salvation (sección Seven Chances), de Kristian Levring. Levring es un director con una trayectoria muy ecléctica; fue fundador del movimiento Dogma, y su The King is Alive se adhiere a sus tesis, también ha dirigido un thriller en un contexto histórico, The intended y un drama psicológico, Fear me not. Con The Salvation ha rodado un western con influencias tanto de Sergio Leone como de Clint Eastwood.
El protagonista de la película es Jon Jensen (Mads Mikkelson), un soldado danés que después de la guerra contra Prusia emigró a Estados Unidos con su hermano (Mikael Persbrandt). Ahora, siete años después, ha progresado lo suficiente como para que su esposa e hijo se reúnan con él. Los recibe en la estación de ferrocarril y van hacia el pueblo en diligencia. Con ellos en la diligencia viajan dos hombres, que tras viajar unas horas, echan a Jon del vehículo para violar a su esposa. Los persigue a pie, pero para cuando los atrapa ya han matado a familia y a los conductores de la diligencia. Se enfrenta con ellos y los mata. Un de los dos resulta ser el hermano de Henry Delarue (Jeffrey Dean Morgan), el líder de una banda de hombres armados que están controlando y aterrorizando el pueblo. Madelaine (Eva Green), su reticente cuñada, vive con ellos ejerciendo como contable. Cuando Delarue se entera de la muerte de su hermano redobla sus medidas de terror sobre la gente para que le entreguen al culpable. De forma cobarde, el pueblo acaba entregándole a Jon, pero éste no resultará fácil de matar.
The Salvation es un western con la mayoría de elementos propios del género: un escenario lleno de amplios horizontes más bien desérticos; un pueblo lleno de cobardes, incapaces de enfrentarse juntos a la amenaza; una banda de hombres armados que los controla y aterroriza; una mujer fatal y un hombre que, prácticamente solo, se enfrenta a la amenaza. Nada original, pero el guion de la película integra todos estos elementos perfectamente en un todo que funciona muy bien. La gran dirección, excelente fotografía y magnífico casting lo completan, resultando de ello una muy buena película, un western de aire clásico que va como un guante al excelente actor Mads Mikkelson, que en esta película parece una mezcla entre Clint Eastwood y Lee Van Cleef. Puede leerse su crónica completa AQUÍ.
(c) 2015 Jordi Flotats