Crónica del Lunes 6/10/2014

Crónica del 4o día del Festival. Películas vistas: The World of Kanako, Cold in July y The Voices





Hoy se presenta la película A Girl Walks Home Alone at Night, de la directora norteamericana de origen iraní Ana Lily Amirpour. La película, producida por Elijah Wood y rodada en farsi, está ambientada en una desolada ciudad y propone una reinterpretación del mito del vampiro en clave de western.

Un de los momentos culminantes del día ha sido la masterclass que ha ofrecido el argentino Pablo Helman. Helman ha trabajado como supervisor de efectos visuales en Industrial Light & Magic. Ha colaborado con George Lucas y con Steven Spielberg. Su curriculum es impresionante, entre las películas en las que ha trabajado se cuentan Salvar al soldado Ryan, La amenaza fantasma, El ataque de los clones, La guerra de los mundos, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. El especialista ha ofrecido ejemplos de cómo captar digitalmente la actuación de los actores usando la película Las tortugas ninja.

Empiezo el día a las 10:30 en el Auditori para ver la película japonesa The World of Kanako, de Tetsuya Nakashima. El protagonista de la película es Yakusho Fujishima (Koji Yakusho), un antiguo policía que perdió su trabajo y su familia (esposa y una hija, ahora adolescente). Sus problemas mentales, su agresividad y su dependencia del alcohol le han marginado; vive solo y su medicación y atención psiquiátrica son muy laxas. Trabaja como guarda en una tienda de barrio donde se produce un triple asesinato, lo que le lleva a volver a ver a antiguos colegas. A uno de ellos, el detective Asai (Satoshi Tsumabuki), joven y burlón, le hace gracia volver a ver al viejo colega en apuros y lo ficha como sospechoso. En el mismo día recibe una llamada de su ex-mujer, preocupadísima porque su hija Kanako, de diecisiete años, lleva una semana sin aparecer por casa. Está lo suficientemente desesperada como para pedirle ayuda a él para que la encuentre. Él accederá a buscarla, y a medida que investiga va descubriendo la verdadera naturaleza de su hija y se va enredando en una trama más que turbia.

The World of Kanako es un ejercicio de cine negro lleno de estilo que presenta una historia dividida en dos partes; una transcurre en el presente y muestra la investigación del padre y la otra transcurre tres años en el pasado y tiene como protagonista a un compañero de instituto de Kanako que sufre bullying y está enamoradísimo de ella. El 'mundo de Kanako' que retrata la película es negro, negrísimo; tanto que su padre, un abusador politoxicómano violento y con problemas mentales, parece limpio en comparación. La visión del mundo que se nos presenta no deja muchos resquicios a la esperanza; casi todos los personajes que aparecen en la película tienen entre algo y muchísimo que reprocharse. A medida que investiga, el protagonista descubre una trama que va implicando en delitos repugnantes a todos los estamentos de los que deberíamos fiarnos como ciudadanos.

La película, apoyada en la gran actuación de Koji Yakusho y en un personalísimo estilo visual y de dirección, funciona muy bien. La película muestra con estilos distintos los momentos en los que el protagonista es el ex-policía o su hija. Cuando aparece el primero la estética está muy influenciada por los films explotation de los 60 y los 70, con la fotografía muy quemada y contrastada y la banda sonora con canciones blues. En cambio usa un estilo más contemporáneo y una estética más limpia en las escenas en las que aparece Kanako. En conjunto The World of Kanako me ha parecido una película muy estimable, formalmente muy buena y con una historia negrísima que concluye muy bien en un final algo largo pero logrado. Un descubrimiento. Puede leerse la crítica completa AQUÍ.

Por la tarde vuelvo al Auditori para ver Cold in july, de Jim Mickle. El director, que ya presentó en Sitges sus anteriores trabajos Stake land y We are what we are, estuvo en la sala para presentarla al público. Con este trabajo ofrece un nuevo cambio de registro para ofrecer una película difícil de clasificar. Con un cierto aire pulp, la cinta mezcla el thriller y el hard boiled, sorprendiendo con inesperados toques de comedia.

En un pueblo de la Texas rural de la década de 1980 un hombre (Michael C. Hall), mata casi accidentalmente a un intruso que ha entrado en su casa por la noche. El hombre, considerado un apocado en la comunidad, pasa a ser una especie de héroe local. Pero él no se siente nada bien por lo que ha hecho. Tampoco el padre de la víctima (Sam Shepard), que acaba de salir de la cárcel y empieza a amenazarlo con vengarse. Pero las cosas no son como parecen. Una inesperada revelación provocará que se acaben aliando para, primero investigar y luego realizar una cruzada justiciera que acabará en violencia. Para ello contarán con la ayuda de un granjero y detective amigo del padre interpretado por un Don Johnson pasado de vueltas.

La película está llena de giros y sorpresas inesperadas. Arranca sobriamente, mostrando una comunidad cerrada, chismosa, conservadora, loca por las armas y a un protagonista torturado por sus acciones. Cuando aparece el padre en escena la pelicula muta a thriller, con una figura amenazadora que acecha en unas escenas, llenas de tensión. Vuelve a cambiar de tercio cuando aparece el personaje de Don Johnson, pasando a ser un explotation de acción y justicieros con un cierto aire paródico. Visualmente la película tiene un aspecto estupendo. La fotografía de Ryan Samul tiene tonos cálidos y está algo quemada, muy a juego con la ambientación en una Texas ochentera. El diseño de producción también está muy logrado. Jeff Grace firma una banda sonora que integra momentos de rock suave con sintetizadores analógicos que transportan directamente a la era del VHS. Sin duda los ochenta están de moda. La dirección de Jim Mickle es competente, salvando bastante bien los problemas de una historia tan variable. Se maneja bien en los tres registros de la película, logrando mantener la unidad de estilo. Los tres actores principales están magníficos. Michael C. Hall, con un peinado de redneck, hace mucho para que nos olvidemos de la extraña evolución de su personaje. Sam Shepard llena de carisma a su personaje de hombre violento, amargado y de vuelta de todo. Don Johnson vuelve a explotar una vis cómica que le sienta muy bien y que anima la película y le quita seriedad a su tramo final. Puede leerse la crítica completa AQUÍ.

Termino el día en el Auditori viendo The Voices, de Marjane Satrapi. La película ha sido presentada por dos de sus productores, Spencer Silna y Nicole Barton. La directora y dibujante de cómics dirige su tercer trabajo tras Persépolis y Pollo con ciruelas, el primero en la que no ejerce también de guionista.

El protagonista de la película es Jerry Hickfang (Ryan Reynolds), un joven que vive en una pequeña localidad industrial americana y trabaja en una gran fábrica de bañeras. A pesar de vivir solo, ser algo raro y no demasiado despierto, es un tipo enérgico y amigable que tiene una sonrisa para todo el mundo. De vez en cuando visita a su psiquiatra (Jacki Weaver), que le recomienda encarecidamente que tome su medicación y le pregunta si ve cosas. Cuando llega a su casa habla con sus mascotas, como casi todo el mundo. Pero a diferencia de la mayoría, sus mascotas le responden; Mr. Wiskers, su gato, es un cínico acabado, mientras que Bosco, su perro, es un buenazo. En una barbacoa organizada por su empresa conoce a Fiona (Gemma Arterton), una chica inglesa que le gusta mucho, pero el sentimiento no es mutuo. Cuando finalmente logra una especie de cita con Fiona, se produce un desgraciado accidente que provocará que se despierte su gusto por la violencia.

Para bien o para mal, The Voices es una película atípica por presentar un escenario habitual desde el punto de vista inverso al que se suele mostrar. Hay muchas películas que presentan a un asesino con problemas mentales, que vive solo en un lugar más o menos apartado y en muy mal estado y que colecciona trofeos de sus víctimas. Pero muy pocas que muestren la realidad tal como él la percibe. El protagonista de la película ve el mundo como un lugar básicamente bonito; ordenado, colorista, donde todos los seres vivos tienen su personalidad y su voz; todos hablan con él y así nunca se siente solo. Incluso sus víctimas (más bien sus cadáveres) le hablan. Lejos de ir por la vía tremendista, la historia es tratada de un modo ligero, con numerosos y bienvenidos toques cómicos.

Marjane Satrapi, perfectamente apoyada por la fotografía de Maxime Alexandre, que mezcla los tonos fríos del paisaje con detalles de colores deslumbrantes y por el gran diseño de producción de Udo Kramer, dirige con su desbordante imaginación visual habitual una historia que entra por los ojos. El escenario base, un pueblo gris y húmedo rodeado de bosques, es repintado en tonos pastel y colores vivos; sin ir más lejos la fábrica donde trabaja el protagonista tiene un logo rosa chicle, y del mismo color son los monos de los operarios y los toros mecánicos. El final de la cinta, que me pareció genial, supone la apoteosis de todo esto. Una magnífica sorpresa. Puede leerse la crítica completa AQUÍ.

(c) 2014 Jordi Flotats

Guardado en el menú Festival de Sitges 2014
Subido por Jordi Flotats con fecha 23/10/2014 12:54:24