THE VOICES

Humor y horror en un film tan colorista como original

Marjane Satrapi es una autora de comics y cineasta iraní actualmente afincada en París. Entró en el mundo del cine adaptando dos de sus libros de comics, Persépolis y Pollo con ciruelas. La primera, una cinta de animación, cuenta de una forma llena de imaginación la vida de la autora y la de su propio país; cómo Irán pasó de una dictadura brutal a un régimen religioso islámico cerrado y cómo esos hechos la afectaron y terminaron culminando en un exilio autoimpuesto. Con Pollo con ciruelas también basada en un libro suyo, se pasó a la imagen real. La película narra en clave de fábula una historia ambientada en el Irán de la década de 1950 y despliega una imaginación visual impresionante, es un regalo para la vista. Con su tercer trabajo, The Voices, continua en la imagen real, partiendo por primera vez parte de un guion ajeno para realizar una comedia de terror bastante inclasificable.

El protagonista de la película es Jerry Hickfang (Ryan Reynolds), un joven que vive en una pequeña localidad industrial americana y trabaja en una gran fábrica de bañeras. A pesar de vivir solo, ser algo raro y no demasiado despierto, es un tipo enérgico y amigable que tiene una sonrisa para todo el mundo. De vez en cuando visita a su psiquiatra (Jacki Weaver), que le recomienda encarecidamente que tome su medicación y le pregunta si ve cosas. Cuando llega a su casa habla con sus mascotas, como casi todo el mundo. Pero a diferencia de la mayoría, sus mascotas le responden; Mr. Wiskers, su gato, es un cínico acabado, mientras que Bosco, su perro, es un buenazo. En una barbacoa que organiza la empresa conoce a dos administrativas, Fiona (Gemma Arterton) y Lisa (Anna Kendrick). Fiona le gusta mucho y empieza a intentar salir con ella, sin demasiado éxito; en cambio, Lisa no le atrae tanto pero él a ella sí. Cuando finalmente logra una especie de cita con Fiona, se produce un desgraciado accidente que provocará que se despierte su gusto por la violencia.

Para bien o para mal, The Voices es una película atípica por presentar un escenario habitual desde el punto de vista inverso al que se suele mostrar. Hay muchas películas que presentan a un asesino con problemas mentales, que vive solo en un lugar más o menos apartado y en muy mal estado y que colecciona trofeos de sus víctimas. Pero muy pocas que muestren la realidad tal como él la percibe. El protagonista de la película ve el mundo como un lugar básicamente bonito; ordenado, colorista, donde todos los seres vivos tienen su personalidad y su voz; todos hablan con él y así nunca se siente solo. Incluso sus víctimas (más bien sus cadáveres) le hablan. Lejos de ir por la vía tremendista, la historia es tratada de un modo ligero, con numerosos y bienvenidos toques cómicos. Desde el momento en que queda claro que lo que vemos es lo que ve el protagonista, la película hace cómplice al espectador y le propone el juego de adivinar cómo serían realmente las cosas.

En mi opinión la película funciona de maravilla, aunque puedo entender que si alguien no entra en el juego pueda verse repelido y no le vea la gracia. La película logra presentar la perspectiva del psicópata, que normalmente el cine ha tratado de forma muy seria (como en la genial Henry, retrato de un asesino) o estereotipada (las geniales El silencio de los corderos o Seven provocaron oleadas de malas imitaciones) de una forma distinta, consiguiendo tratar una historia terrible con ligereza pero sin disculpar ni desmerecer al protagonista. Un personaje que comprende que tiene problemas mentales y que la realidad que percibe no es la que perciben los demás, pero que lo prefiere así. Me encantó el momento en que se tomó la medicación y vió durante un momento cómo eran las cosas realmente.

Visualmente la película es fantástica. Marjane Satrapi, perfectamente apoyada por la fotografía de Maxime Alexandre, que mezcla los tonos fríos del paisaje con detalles de colores deslumbrantes y por el gran diseño de producción de Udo Kramer, dirige con su desbordante imaginación visual habitual una historia que entra por los ojos. El escenario base, un pueblo gris y húmedo rodeado de bosques, es repintado en tonos pastel y colores vivos; sin ir más lejos la fábrica donde trabaja el protagonista tiene un logo rosa chicle, y del mismo color son los monos de los operarios y los toros mecánicos. El final de la cinta, que me pareció genial, supone la apoteosis de todo esto.

Los actores están estupendos en sus papeles. El protagonista absoluto es Ryan Reynolds, un actor que de vez en cuando abandona las películas multimillonarias para hacer otro tipo de roles, aprovecha la oportunidad de maravilla. Borda la interpretación de su personaje y se encarga de todas las voces de los animales.

En conjunto The Voices me ha parecido una muy buena película, me he reído con ella y he entrado en el curioso (y algo enfermizo) juego que propone. Vale la pena verla aunque su propuesta no sea la más convencional.

(c) 2014 Jordi Flotats