Quinto día del Festival. Mis películas: Hara-Kiri: Death of a Samurai, Smuggler y The Yellow Sea
Bajo el impulso de Catalan Films, la agencia de promoción del audiovisual catalán, se han desarrollado dos encuentros para dar cita a sectores profesionales del cine y el audiovisual. El primero de ellos, Internet y Europa: desafíos y oportunidades para nuestro cine se ha organizado con la colaboración de la plataforma Filmin, una de las primeras de nuestro país en ofrecer cine a la carta a través de la red, VoD (Video On Demand); Filmin fue creada hace cuatro años con la alianza de nueve compañías de distribución de cine independiente españolas (Alta Films, Avalon, Cameo, El Deseo, Golem, Tornasol, Wanda Visón, Versus y Vértigo). El tema central ha sido la evolución de la distribución de productos audiovisuales desde la aparición del VoD. En la introducción del seminario, el director del Festival, Ángel Sala, recalcó la necesidad de evolucionar que tiene la distribución tradicional. El director de Filmin, Jaume Ripoll, ha descrito un panorama muy malo para la distribución actual, con películas que no recuperan su inversión, subvenciones públicas impagadas y festivales obligados a disolverse por falta de financiación. Para él, el VoD puede ofrecer una alternativa extra que ayude a paliar alguna de estas situaciones. Ripoll recalcó la necesidad de proteger el cine independiente del mercado de internet, que él calificó como "salvaje"; también afirmó que este tipo de cine tiene una enorme audiencia potencial y propuso alternativas de estreno paralelo en salas y en plataformas VoD, algo que en su opinión beneficiaría a las películas que se estrenan con muy pocas copias y que igualmente no pueden llegar a todas partes. El resto de invitados al seminario, Jean-Yves Bloch de UniversCiné (Francia); Maxime Lacour de UniversCiné (Bélgica); Harald Baur, de la distribuidora alemana Arsenal y Andrew Low, de Element Pictures (Irlanda), valoraron la situación del VoD en sus respectivos países. También se consideró positivamente la creación de la red EuroVoD, que reúne a plataformas de Francia, Alemania, Bélgica, Irlanda, Suiza, Finlandia, Polonia y España; su director, Dragoslav Zachariev, presente en la charla, comentó su estado de desarrollo.
La segunda conferencia del día fue la IV Jornada de Videojuegos y Producción Audiovisual, organizada por Catalan Films y Televisió de Catalunya. Representantes de compañías y organizaciones dedicadas al ocio digital pasaron por Sitges para evaluar posibles colaboraciones con el sector cinematográfico, como Gonzo Suárez, vicepresidente de la Academia de las Ciencias Interactivas o Iván Lobo, responsable de la feria Gamelab. El evento fue inaugurado por el director del Institut Català de les Indústries Culturals (ICIC), Félix Riera, que reconoció la incertidumbre existente en la actualidad sobre la explotación satisfactoria de las inversiones en el videojuego. También recomendó el desarrollo de colaboraciones entre el videojuego y el cine fantástico. En la conferencia asistieron representantes de compañías de videojuegos como Ubisoft, Mercury Steam, Abylight o Bittoon Games, así como del área de desarrollo de ocio digital de Televisió de Catalunya
Hoy se presenta The Yellow Sea, del surcoreano Na Hong-Jin, su segunda película tras la magnífica The Chaser. Na Hong-Jin, presente en Sitges, comentó que, aunque en esta cinta quiso que la historia fuera lo más importante, sus películas suelen tratar de hechos pequeños, momentos muy determinados. En este caso la idea central es la persecución del personaje protagonista, pero con más puntos de vista añadidos, teniendo un resultado final con un contexto más amplio. Preguntado sobre la dimensión social de la película, Na Hong-Jin comentó que había investigado mucho la situación de los chinos de origen coreano que cruzan el Mar Amarillo para ir a Corea a trabajar, encontrándose con mucha gente en esta misma situación; dado que la película sigue mucho a su protagonista, la problemática de estos inmigrantes también aparece reflejada. Sobre la variedad del cine coreano actual, comentó que a él le gustaba mucho, pese a que el cine de su país continua siendo relativamente pequeño, viviendo del mercado interno debido a la escasa distribución internacional y castigado por las descargas ilegales. The Yellow Sea tiene inversión norteamericana, lo que generó comentarios sobre la posibilidad de que haya un remake; preguntado por ello, Na Hong-Jin lo confirmó y desmintió categóricamente que lo dirigiera él mismo. Del tema opinó que probablemente la nueva película será distinta a la suya, algo normal y comprensible si se rehace una cinta, comentando también que dirigir un remake tiene que ser aún más complicado que dirigir una película nueva por la obligación de tener en cuenta un trabajo previo.
Empiezo el día viendo Hara-kiri: Death of a Samurai de Takashi Miike a las 11:15 en el Auditori. Tras el éxito de crítica y público de su anterior trabajo 13 Assassins, Miike ha optado por volver al remake de una película de samurais de los sesenta, en este caso de Harakiri de Masaki Kobayashi, de 1962. Hara-kiri cuenta la trágica historia de la familia de Hanshiro Tsugumo (Ichikawa Ebizo), un samurai viudo, empobrecido tras la muerte de su señor y consiguiente caída en desgracia de su casa. Hanshiro Tsugumo tiene que dedicarse a la artesanía para poder malvivir y criar a su hija Miho (Hikari Mitsushima) y a Motome Chijiiwa (Eita), el hijo huérfano de su señor, más inclinado a las letras que a la guerra. Tras pasar los años, ambos se casan y viven de forma pobre pero armoniosa, teniendo un hijo. Pero tras su nacimiento todo se complica, Miho y el niño enferman y no tienen dinero para el doctor, habiendo empeñado incluso sus espadas (algo impensable, son el símbolo de su estatus social). Desolado, Motome Chijiiwa intentará una maniobra desesperada: se presentará al señor de una casa noble como ronin empobrecido y le solicitará cometer seppuku (suicidio ritual) en su patio, con el objetivo de avergonzarlo o conmoverlo lo suficiente como para que lo contrate o lo despida con algunas monedas. Pero el señor está ausente, y el senescal Kageyu Saito (Kôji Yakusho), cansado de encontrarse con este problema (el joven no es el primero que usa esta estratagema), decidirá dar un escarmiento con él. Cuando su suegro se entera cómo han ido los hechos, él también decidirá escarmentar al senescal.
En los últimos dos años Takashi Miike parece empeñado en demostrar que no sólo es capaz de realizar cine gamberro, mostrando una vertiente sobria y clásica. Con Hara kiri continua el camino que empezó con 13 Assassins, con un film aún más serio; un melodrama amargo de ritmo pausado, con personajes realistas y muy poca acción. La película se organiza en tres grandes bloques; los dos primeros, contados de forma retrospectiva en una larga conversación entre Hanshiro Tsugumo y el senescal, plantean la historia; el tercero, ya en tiempo real, le pone su broche. La narración tiene un ritmo contemplativo, pausado, dando cancha al lucimiento de los actores; algunos de ellos, como Ichikawa Ebizo y Kôji Yakusho, realizan excelentes interpretaciones, otros, como Hikari Mitsushima y Eita están sólo correctos, quizá porque los personajes que tienen más miga en la cinta son los del viejo samurai y el del senescal. Ambos hombres, de la misma clase social pero en extremos opuestos de la fortuna, tienen muy claro el funcionamiento del mundo, que todo el honor y el código del guerrero se han perdido (si es que nunca existieron realmente), y ahora simplemente se usan como fachada, especialmente en tiempos de paz. De ese conocimiento parte el método usado por el primero para vengarse: demostrar sin lugar a dudas, que el emperador está desnudo. Me gustó mucho también la amarga conclusión final de la cinta por el realismo de las reacciones de todo el mundo.
Hara-kiri es una película de aire clásico, con excelente fotografía y vestuario; localizaciones de interiores de mansiones japonesas muy logradas y una buena banda sonora de Ryuichi Sakamoto. En conjunto me pareció una buena película, aunque no exenta de algunos problemas de ritmo; en mi opinión le sobran algunos minutos de melodrama y a alguno de los personajes les falta un poco de desarrollo. Pero eso me parecieron problemas menores, el fallo principal de la cinta creo que fue convertirla a 3D; no le aporta nada a la historia ni a las imágenes y le roba muchísima luz a la fotografía. Si se hubiera rodado directamente con cámaras 3D sí que habría merecido la pena, porque se habría mantenido la luz y se habría apreciado bien el efecto de profundidad en las habitaciones. Es una lástima esta avalancha de conversiones que estamos sufriendo porque va a acabar logrando que el espectador evite ver cine en 3D.
Continuo mi día de cine a las 18:15 viendo Smuggler, de Katsuhito Ishii, en el cine Retiro. Smuggler es la adaptación del manga homónimo de Shohei Manabe. Kinuta (Satoshi Tsumabuki), su protagonista, es un joven algo apático que acaba de abandonar su incipiente carrera de actor que mata el tiempo jugando al pachinko. Casi por casualidad se mete en problemas con la mafia, incurriendo en una gran deuda; deuda que la propia mafia transfiere a una inquietante prestamista, Yamaoka (Yasuko Matsuyuki). Yamaoka decide cobrársela empleando al joven en un negocio paralelo suyo: un equipo de transporte que se ocupa de mover mercancía sin hacer preguntas. Muchas veces esta mercancía son cadáveres, limpiados de las habitaciones donde han muerto por discretos empleados de Yamaoka. Sus compañeros transportistas son Joe (Masatoshi Nagase), un lacónico y duro veterano, y un viejecillo siempre sin blanca. Kinuta entra en el negocio en un momento muy movido, en medio de una guerra entre una familia yakuza y la mafia china, que emplea sin dudar a sus dos mejores asesinos, Vértebra y Víscera, para liquidar al cabeza de la familia yakuza. Sin comerlo ni beberlo, Kinuta se verá justo en el medio de todo ello y su apatía será sometida a una durísima prueba.
Smuggler es una cinta muy divertida, llena de acción y humor negro y que no se toma demasiado en serio a sí misma. Los personajes son bastante marcianos y completamente exagerados, tanto en el comportamiento como en el vestuario, así como las ocasionales pero intensas dosis de violencia repartidas por el metraje. Sin haber leído el manga original, me dio la sensación que Katsuhito Ishii quiso hacer que su película tuviera su mismo aspecto visual. Como ya ha demostrado en ocasiones anteriores, Ishii se mueve como pez en el agua retratando situaciones extrañas, con una dirección dinámica y una fotografía más que correcta, siempre dosificando las dosis de humor en los momentos adecuados. Sin llegar a la brillantez de The Taste of Tea, Smuggler me pareció una buena película, bien realizada, con un buen casting y sobre todo muy divertida.
A las 22:45 asisto al Auditori a ver The Yellow Sea, de Na Hong-Jin. Pero antes de empezar con la proyección se le ha concedido el premio Màquina del Temps al actor Michael Ironside, una auténtica leyenda del cine fantástico, presente como carismático secundario en películas como Scanners, Top Gun, Desafío Total, Starship Troppers, El maquinista, Terminator Salvation o X-Men: Origen o en series de televisión como la mítica V. Ironside, que se encuentra en España promocionando su último trabajo, Transgression, del director catalán Enric Alberich, recibió el premio de manos de Carlos Bardem, su compañero de rodaje en esta última producción. Ironside comentó que el próximo febrero ya haría cuarenta años que se dedicaba a "la industria del espectáculo, la industria del circo"; también observó con ironía que "me han dicho que es un premio honorífico a toda mi carrera. Y me preocupa porque, a veces, la gente que recibe esta clase de premios no vuelve a trabajar. Bueno, por suerte yo ya tengo un trabajo para este miércoles". Un auténtico fuera de serie.
The Yellow Sea es un thriller ambientado entre China y Corea. Su protagonista es Gu-nam (Ha Jung-woo), un taxista en Yanji, China. En esa región fronteriza con Corea del Norte vive mucha población de origen coreano, que mantiene su cultura e idioma. La esposa de Gu-Nam se fue a Corea del Sur a intentar ganar dinero hace seis meses, dejando a su hija con él, pero hace tiempo que no da señales de vida. Por si fuera poco, Gu-Name acarrea una gran deuda que contrajo para pagar el pasaje ilegal a través del Mar Amarillo a su mujer, y sus pérdidas jugando al mahjong no ayudan a disminuirlas. Un día, un asesino a sueldo local al tanto de su situación, Myun-ga (Kim Yun-seok), le ofrece una cantidad de dinero que le permitiría saldar su deuda y quizá reunirse con su esposa. Sólo debería que ir a Corea para matar a alguien y luego le devolverían a China. Desesperado, Gu-nam acepta, es embarcado, y una vez allí empieza a preparar el golpe mientras busca a su mujer, pero las cosas no saldrán como ha previsto, desencadenándose una caza al hombre y una guerra entre mafias con él como epicentro.
The Chaser, el primer trabajo de Na Hong-Jin me pareció un thriller excelente, una cinta brillantemente concebida y ejecutada que sacaba todo el jugo posible de una historia y unas localizaciones muy concretas y limitadas. The Yellow Sea me pareció tanto o mejor realizada que la anterior, pero con una historia, que sin salir del thriller y sin dejar de ser trepidante, tiene un alcance mucho mayor. En The Yellow Sea hay persecuciones filmadas de una forma virtuosa: a pie, en coches, por ciudad y por el campo, con una cámara nerviosa y dinámica que nunca marea pero nunca para; y hay violencia, escalofriante, realista y brutal como los mismos personajes que la perpetran. Pero también se puede encontrar una trama muy elaborada, que no da los hechos mascados al espectador. Y imbricado en ella, sin parar nunca la acción, un retrato social de la dura situación de los inmigrantes que cruzan de forma ilegal, a merced de las mafias, el Mar Amarillo para entrar en Corea con la esperanza de encontrar un trabajo y poder mandar dinero a su familia. Todo el reparto de actores realiza un buen trabajo, resultando naturales y creibles. Destacan poderosamente Ha Jung-woo y Kim Yun-seok. El primero borda el papel de un hombre desesperado, puesto al límite por la vida, acorralado hasta que lucha con una ferocidad tenaz para su supervivencia y la de los suyos. Sin sobreactuar en ningún momento, Ha Jung-woo transmite de forma espléndida al espectador la evolución de su personaje. Kim Yun-seok da vida a un personaje brutal, primario; un jefe de asesinos que ha llegado hasta arriba siendo más bestial y más feroz que el resto. Kim Yun-seok derrocha carisma y peligro en todo momento, aunque pase la mayor parte del tiempo sonriente y relajado.
The Yellow Sea me ha parecido una cinta magistral, una muestra impresionante de dirección, interpretación, fotografía, interpretación y montaje, que acompañan a un guion sólido y a una historia muy interesante. Na Hong-Jin me parece uno de los directores más brillantes de la actualidad, y eso con sólo dos películas. Con su segundo trabajo ha demostrado que puede subir el listón y cambiar el registro sin perder sus señas de identidad al rodar. Espero con impaciencia su tercera película.
(c) 2011 Jordi Flotats