SMUGGLER

Un thriller marciano con buenas dosis de comedia negra

Katsuhito Ishii es un director japonés con una filmografía muy interesante; sus dos primeras películas, Shark skin man, peach hip girl (1998) y Party 7 (2000), proponen una divertidísima mezcla de comedia marciana y thriller, muy influida por el manga en su manera de narrar y sus personajes. Su tercer film, The Taste of Tea (2004), es para mi su mejor trabajo hasta el momento, una fantástica película que mezcla el costumbrismo del retrato familiar con una maravillosa imaginación al ponerlo en imagen. En 2008 realizó My Darling of the Mountains un remake de un film japonés de 1938 al parecer adapta con completa fidelidad, algo que no puedo juzgar, no visto la película original. Sí es cierto que es una película completamente clásica al estilo japonés: preciosa fotografía, abundancia de planos fijos y un argumento muy tenue que enseña momentos concretos de la vida de diversos personajes.

Con Smuggler, su último trabajo, Katsuhito Ishii parece volver un poco a sus orígenes con un thriller poblado de personajes pintorescos, dosis de violencia absurda y mucho humor negro. El protagonista de la cinta, es Kinuta (Satoshi Tsumabuki), un joven algo apático que acaba de abandonar su incipiente carrera de actor que mata el tiempo jugando al pachinko. Casi por casualidad se mete en problemas con la mafia, incurriendo en una gran deuda; deuda que la propia mafia transfiere a una inquietante prestamista, Yamaoka (Yasuko Matsuyuki). Yamaoka decide cobrársela empleando al joven en un negocio paralelo suyo: un equipo de transporte que se ocupa de mover mercancía sin hacer preguntas. Muchas veces esta mercancía son cadáveres, limpiados de las habitaciones donde han muerto por discretos empleados de Yamaoka. Sus compañeros transportistas son Joe (Masatoshi Nagase), un lacónico y duro veterano, y un viejecillo siempre sin blanca. Kinuta entra en el negocio en un momento muy movido, en medio de una guerra entre una familia yakuza y la mafia china, que emplea sin dudar a sus dos mejores asesinos, Vértebra y Víscera, para liquidar al cabeza de la familia yakuza. Sin comerlo ni beberlo, Kinuta se verá justo en el medio de todo ello y su apatía será sometida a una durísima prueba.

Smuggler, basada en el manga de Shôhei Manabe, tiene un argumento de thriller, con enredos entre el crimen organizado y luchas por el poder, pero está construido en clave de comedia negra. Sus personajes siguen bastante los arquetipos de este tipo de historias, pero se les dota de un aire marciano, exagerado, tanto en el aspecto como en el comportamiento. Ese mismo aire se mantiene en algunos fragmentos de una violencia extrema, en algunos momentos casi de cartoon. Este planteamiento le va como anillo al dedo a Katsuhito Ishii para desarrollar su particular estilo de dirección, imprimiendo a la película un ritmo alto y resaltando lo extraño de sus personajes; las escenas de lucha están particularmente bien rodadas, haciendo un uso muy inteligente de la cámara lenta y un mantenimiento cuidadoso del humor, evitando caer en la parodia. El casting de la película me pareció muy bueno, exceptuando al protagonista, Satoshi Tsumabuki, que parece muy perdido y fuera de personaje todo el rato. Los demás componen papeles llenos de gancho; básicamente sus personajes tienen más fachada que interior, así que tiran de carisma y caraterización para darles vida.

Smuggler es una cinta muy divertida que nunca acaba de tomarse en serio a sí misma, que puede recordar un poco a los thrillers de Guy Ritchie pero yendo considerablemente más lejos en casi todos los aspectos. Desde luego no está exenta de problemas; en algunos fragmentos la narración decae un poco y quizá le sobre algo de metraje; tampoco le hubiera venido mal otro actor protagonista y poco dar más de cancha al personaje. Y desde luego, si se es algo alérgico a la violencia en pantalla, aunque sea en tono humorístico, es mejor saltarse esta película. Yo en conjunto me lo pasé bien con ella y me gustó mucho su aspecto visual; desde luego está lejos de ser The Taste of Tea pero en conjunto no está nada mal.

(c) 2011 Jordi Flotats