Crónica del primer día del Festival. Películas vistas: Byzantium, Rigor Mortis y Love Eternal
Arranca (¡por fin!) la edición número 46 del Festival de Sitges, una edición que, como casi todo en este país, lucha contra la crisis para salir adelante. Con un presupuesto sensiblemente menor que el del año pasado (14% menos) la organización ha tenido que luchar para plantear un programa atractivo; y lo ha conseguido, pero ha tenido que acortar un día el festival. Con todo, los dos factores que garantizan su continuidad se mantienen: el apoyo del público y el dinamismo y las ganas de la organización. Los niveles de venta de entradas anticipadas ha sido altísimos; durante las primeras cuatro horas de venta se despacharon una 11.000 entradas y las principales sesiones de los días festivos están agotadas desde hace días. Este año los invitados al Festival son de lujo; están en Sitges presentando sus trabajos directores tan potentes como Takashi Miike, Alejandro Jodorowsky, Terry Gilliam o Eli Roth y actores como Elijah Wood, Mark Strong, Taissa Farmiga, Sharnei Vinson, Carlos Areces o Simón Andreu entre otros.
Aparte de la oferta de cine, el festival se diversifica, albergando el Phonetastic Sitges Mobile Film Festival y dedicando un espacio a las series de televisión. El Phonetastic Sitges Mobile Film Festival es un festival de cortometrajes de género fantástico rodados con teléfonos móviles o tablets. Se ha instalado un stand justo delante del Auditori del Hotel Meliá, donde el público podrá ver cortos y probar una app descargable que permitirá, ya para la siguiente edición de Sitges, que el público grabe sus propios cortos y los publique. El domingo 13 a las 21 se podrán ver los 25 cortos a competición seleccionados en el espacio Brigadoon; el ganador se dará a conocer en la ceremonia de clausura del Festival el próximo sábado 19.
En cuanto a las series de televisión, que desde hace unos años ofrecen material tan interesante como el cine (muchas veces más), el festival inaugura Sitges View, una sección que proyectará, estrenos, pilotos de nuevas series, material inédito o capítulos particularmente emblemáticos en la sala Tramuntana. Se ofrecerán los dos primeros capítulos de Hemlock Grove, una serie de vampiros y hombres lobo basada en la novela de Brian McGreevy. Eli Roth, su productor ejecutivo y Erik Pack, productor, estarán en Sitges para presentarla. También se ofrecerá el primer capítulo de la nueva temporada de The Walking Dead al mismo tiempo que se ofrece en todo el estado y tras la proyección se presentará Sleepy Hollow, una serie en la que el caballero sin cabeza de la historia de Washington Irving despierta en el Nueva York de 2013. Otros de los platos fuertes de Sitges View serán la presentación de Los asesinatos de Fjällbacka, basada en la novela negra de Camilla Läckberg; la emisión del capítulo Las lluvias de Castamere de Juego de tronos, con la presencia de Charles Dance (Tywin Lannister en la serie); la presentación de Bates Motel, una precuela de Psicosis que cuenta la vida de Norman Bates; y la presentación de Hannibal, basada en el personaje de Thomas Harris Hannibal Lecter, uno de los psicópatas más emblemáticos del cine gracias al gran Anthony Hopkins.
Este año el Festival otorgará el Gran Premio Honorífico a Takashi Miike, y los premios Máquina del Temps al actor Charles Dance, al compositor Pino Donaggio y a los directores Renny Harlin y Alex Van Warmerdam. El premio Nosferatu será entregado al actor Simón Andreu.
La cinta inaugural de este año ha sido Grand Piano, una producción de Rodrigo Cortés dirigida por el director Eduardo Mira, que ya presentó su anterior trabajo Agnosia en la edición de 2010 del Festival. La película, con guion en inglés y un reparto internacional encabezado por Elijah Wood y John Cusack, transcurre en su totalidad en la sala de conciertos donde un pianista con pánico escénico se ha decidido a intentar tocar. Antes del concierto recibe la amenaza de que él y su familia morirán si falla una nota. La película tiene mucha influencia del cine de Hitchcock y de Brian de Palma, influencias que su director, presente en Sitges, no ha negado; al parecer estaban ya en el guion original y él, fan desde siempre de ambos directores, las ha respetado. Elijah Wood, que ya estuvo en Sitges presentando Maniac, ha vuelto al red carpet de un festival donde ha declarado sentirse muy cómodo.
También ha llegado a Sitges Terry Gilliam, donde ha presentado su trabajo The Zero Theorem en un Auditori lleno. Mañana ofrecerá una masterclass abierta al público.
En la gala de inauguración se ha librado el premio Méliès de Oro a la mejor película proyectada en dieciocho festivales de cine fantástico europeos. El premio ha sido para In the Name of the Son, de Vincent Lanoo.
Por mi parte yo empiezo el festival temprano para ver Byzantium (sección Oficial Fantàstic Especials) de Neil Jordan en el Retiro, una sala entrañable de la que guardo muy buenos recuerdos, pero que necesita una renovación del parque de butacas urgente. Las protagonistas de Byzantium son dos mujeres, Clara (Gemma Artherton) y Eleanor (Saoirse Ronan); la primera es vivaz, fuerte e deducida a hacer lo que haga falta para proveer para las dos; la segunda, de apariencia más joven, es más solitaria y contemplativa. Cuando empieza la película se hace evidente que ocultan un secreto y alguien está detrás de ellas con malas intenciones. Huyen y buscan refugio en una localidad costera inglesa. Se instalan en Byzantium, una antigua y destartalada casa de huéspedes propiedad de un tipo algo extraño, Noel (Daniel Mays), que se enamora de Clara. Al cabo de poco, ésta abre un burdel en los pisos superiores. La introvertida Eleanor se hace amiga de Frank (Caleb Landry Jones), un adolescente algo enfermizo y le acaba contando su secreto.
Byzantium es una cinta que trata el género vampírico de una manera muy distinta a las producciones de este tipo que están en boga. En esta película no hay adolescentes pálidos y castos teniendo aventuras románticas. La cinta plantea una historia interesante con unos personajes sólidos; narrada desde el punto de vista de Eleanor, que escribe una y otra vez su vida para luego deshacerse de lo escrito, la película alterna el pasado con el presente de una manera que permite ir conociendo a las protagonistas. Unas protagonistas encarnadas a la perfección por Gemma Artherton y Saoirse Ronan, ambas ideales para sus respectivos papeles. Una fuerte, enérgica, que vive en el presente y la otra silenciosa, continuamente recordando su pasado. También me gustó mucho la forma que cada una usó para justificarse ante si misma el hecho de tener que matar regularmente para sobrevivir.
De ritmo más bien lento, marcado por una buena banda sonora de piano, la película desgrana con paciencia una historia gótica, narrada de forma algo melancólica, sin villanos ni héroes, que (para mi alivio) no está dirigida al público adolescente. La ambientación en Inglaterra, con su costa accidentada y su tiempo gris le va como anillo al dedo. Me gustó la manera como plantea a los vampiros, inmortales y obligados a alimentarse de sangre, pero sin muchos de los tópicos que los suelen acompañar. Un acierto, he empezado con buen pie el Festival.
Por la tarde me voy al Auditori (¡eso sí que es un cine!) a ver Rigor Mortis (sección Oficial a Competició), de Juno Mak. debutó en 2002 como cantante de pop y se labró una carrera de éxito en este campo. En 2010 debutó como actor en dos películas tan impactantes como Dream Home, una escalofriante slasher-movie que tiene como centro la terrible especulación inmobiliaria de la abarrotada ciudad de Hong Kong y Revenge: A Love Story, una estilizada y violenta historia de amor y venganza con un guion basado en una historia propuesta por él mismo. Después de esta experiencia, Mak debuta como director y productor con una cinta de terror inspirada en las cintas de vampiros chinas de la década de los ochenta, como Mr. Vampire (1985). Coproducida por el japonés Takashi Shimizu (La maldición), la película cuenta con un reparto de actores veteranos procedentes de esas producciones y un aspecto visual muy cuidado.
La acción transcurre en un destartalado y enorme bloque de apartamentos habitado por extraños inquilinos. El actor venido a menos Chin (Chin Siu Ho, el protagonista original de Mr. Vampire, prácticamente interpretándose a si mismo) se instala en un piso desocupado. Destrozado por haber perdido a su familia y su trabajo, Chin ha ido allí con la intención de quitarse la vida. Pero cuando se empieza a ahorcar, descubre que hay fuerzas sobrenaturales que actúan en su vivienda. Su vecino Yau (Anthony Chan Yau) evita su muerte y le defiende de dos voraces fantasmas. En el edificio hay gente extraña y suceden cosas extrañas, y Chin se ha metido en medio sin pretenderlo.
Rigor Mortis es una película tirando a lenta, muy atmosférica, que poco a poco presenta a los retorcidos y torturados personajes que la pueblan, creando una atmósfera desasosegante en un edificio cerrado como un microcosmos. Y en ese apartado es soberbia, la película tiene una estética preciosa y una fotografía impactante. Me encantó la forma en que muestra a los fantasmas y las escenas en que luchan contra ellos y cómo muestra una visión distinta a la europea del mundo sobrenatural. También me gustó mucho el aire de pesadilla que tiene la narración, con un montaje algo abrupto y la creciente tensión para preparar un gran final.
Otra cosa en el apartado de cosas positivas es el casting. El plantel de actores veteranos está estupendo; todos ellos le dan un toque humano y creíble a sus no demasiado creíbles personajes. Me gustó en particular la tremenda expresividad de Nina Paw Hee Chung, que da vida a una anciana que acaba de perder a su marido y odia la soledad de la vejez. También está muy bien el duelo entre Chung Fat y Anthony Chan Yau, experto en artes oscuras y cazavampiros respectivamente.
El único problema que le encontré a Rigor Mortis es su falta de argumento. No tiene una historia que la vertebre, sino que confía en que la suma de las historias de los personajes haga una especie de masa crítica que sea suficiente para llevar la película adelante. En mi opinión no lo termina de conseguir, la película tiene unos cuantos momentos en que me pregunté a dónde iba y qué pretendían sus autores y algún que otro traspié casi sonrojante. Con todo el maravilloso aspecto visual y el fantástico casting salvan el conjunto; disfruté viendo la película, pero a la vez me pareció una lástima. Con un guión mejor Rigor Mortis podría haber sido fantástica.
Para terminar mi primer día voy al Casino Prado a ver Love Eternal (sección Noves Visions - Ficció), del director irlandés Brendan Muldowney basándose en una novela del escritor japonés Kei Oishi. El director, la actriz Pollyanna McIntosh y el productor Connor Barry estuvieron en la sala para presentar la película, y se quedaron para, al final de la proyección, contestar las preguntas del público a pesar del evidente cansancio que arrastraban por culpa del jet lag.
El protagonista de Love eternal es Ian (Robert de Hoog), un joven que ya de niño estuvo en contacto con la muerte. Vio como moría su padre a los seis años y ya de adolescente, encontró a una compañera de clase que se había suicidado ahorcándose en los bosques. Tras esto, se encerró en su habitación y estuvo allí durante diez años, hasta que murió su madre. Sin objetivos ni alicientes, se encuentra completamente al margen de los demás. Sintiéndose fuera de lugar en el mundo, decide salir y suicidarse; conduce hasta un lugar apartado, conecta un tubo al escape del coche, lo dirige a su interior y prepara un sedante para tomarlo y dormir mientras muere por el envenenamiento por CO2. Pero cuando está a punto de empezar llega un grupo de gente dentro de una furgoneta y se le adelantan, usando el mismo sistema. Cuando ya han muerto, ve que dentro hay una chica, parecida a la que encontró en el bosque y se la lleva a su casa. Su cadáver le atrae; tras años de aislamiento le resulta más fácil tratar con los muertos que con los vivos. Por eso Ian, en vez de continuar con su suicidio, intentará contactar con otros que contemplan seriamente esta posibilidad y las ayudará a morir, lo que irónicamente le volverá a acercar a otros seres humanos. Una de las personas es Naomi (Pollyana McIntosh), una mujer que ha perdido a su hijo.
Love eternal es un placer para la vista y el oído, su fotografía es clara, de colores nítidos y perfectos para el tono de la narración; su banda sonora, obra del compositor holandés Bart Westerlaken, acompaña y potencia la narración en todo momento, acentuando siempre el tono que el director da a cada escena. Sus dos actores principales están magníficos; Robert de Hoog compone un personaje triste y contemplativo pero nada lastimero y Pollyana McIntosh llena de carisma y magnetismo a una madre que intenta encontrar una manera de sobrevivir a la muerte de su hijo.
La dirección de Brendan Muldowney es habilísima. Con mucha inteligencia, logra que la película navegue entre muchos géneros sin llegar a encasillarse en ninguno; aunque técnicamente retrate a un necrófilo, la cinta trata el tema con un buen gusto exquisito; aunque su personaje busque activamente a chicas que quieran suicidarse, no es un psicópata ni un cazador, como el protagonista de Vampire (Shunji Iwai, 2011); aunque en algún momento la cinta podría pasar a ser una poco convencional película romántica, también evita caer en ese tópico y hacer que los personajes evolucionen de forma poco creíble en ese sentido.
Tras la proyección, Brendan Muldowney, algo incómodo por los elogios del público, comentó que su intención al realizar la cinta fue eliminar violencia explícita y gore de la novela de Kei Oishi e intentar dotar de humanidad al personaje protagonista. Pollyana McIntosh en un bastante buen castellano comentó que se sintió muy satisfecha realizando un papel muy distinto al que interpretaba en The Woman, la cinta que le dio notoriedad. Algo que sin duda la ayudará a no ser encasillada en ese tipo de roles.
(c) 2013 Jordi Flotats