Crónica del cuarto día del Festival Internacional de Cinema de Catalunya Sitges 2008. Películas del día: Rocknrolla, The Sky Crawlers, Ghost VS Alien
El novelista, guionista y director Nicholas Meyer ha recibido el premio La Maquina del Temps por su carrera. Entre sus libros destacan The Seven-per-cent Solution y The West End Horror. Como director participó en la saga de Star Trek ideando y dirigiendo la segunda y cuarta entregas: Star Trek II. La ira del Khan y Star Trek IV. Misión: Salvar la Tierra. Como guionista destacan las adaptaciones de las novelas de Philip Roth La marca del hombre y El animal moribundo para las películas La mancha humana (2003) y Elegy (2008).
El Festival ha aprovechado la presencia del actor Fred Willamson en el jurado de la sección oficial para rendir homenaje a una de las películas de culto de los setenta y uno de los exponentes máximos de blaxploitation: Black Caesar. Williamson ha hablado con el público al finalizar la proyección.
El director francés Fabrice du Welz ha presentado su último trabajo, Vinyan, protagonizado por Emmanuelle Béart y Rufus Sewell, narra la búsqueda en la costa tailandesa de su hijo, dado por muerto en el tsunami que afectó Tailandia hace unos años.
Desde las ocho de la mañana decenas de chicas se concentraron ante la puerta de la Sala Tramuntana para poder ser las primeras en entrar para ver el tráiler de la película Twilight (Crepúsculo), una adaptación del best-seller homónimo de Stephenie Meyer que narra la historia de amor entre un vampiro y una chica humana. Más de mil chicas han contemplado emocionadas el tráiler de la versión doblada al castellano.
Yo empiezo mi día tempranito con el pase matinal de Rocknrolla (sección Oficial Fora de Competició), el último trabajo de Guy Ritchie, que últimamente y por desgracia, es más popular por estar casado con Madonna que por su trabajo como director. Con Rocknrolla Ritchie vuelve a retratar los bajos fondos londinenses en una película coral que sigue la estela directa de Lock & Stock y Snatch, Cerdos y diamantes, sus principales éxitos y avales como cineasta. En este caso la trama gira alrededor de una recalificación dudosa de terrenos que necesita un hombre de negocios y mafioso ruso cuyo despacho está en un estadio de fútbol (¿les suena de alguien?); la recalificación la tiene que mover un mafioso con contactos en el ayuntamiento (un genial Tom Wilkinson), pero la cosa se complica con los robos de un cuadro y del dinero de la transacción.
Después del fracaso de su anterior Revolver (2005), creo que Ritchie volverá a la senda del éxito con este trabajo. La película resulta divertida, con un guión de enredos muy sólido, y tiene un ritmo muy alto durante todo el film, no se permiten tiempos muertos. Los actores están entre bien y muy bien y la banda sonora, formada por canciones, pone un marco perfecto a la narración. Aunque tiene muchos puntos de contacto con Snatch tampoco puede decirse que la película sea un autoplagio.
Y al salir de Rocknrolla me metí de nuevo en el Auditori para ver una de las películas que más expectación me causaba: The Sky Crawlers de Mamoru Oshii. La película combina técnicas de animación 2D y 3D con un grado de detalle excepcional y se ambienta en un mundo alternativo que vive en paz, pero en que son permitidas guerras a pequeña escala entre compañías privadas. Estas guerras son seguidas prácticamente como un entretenimiento por la población. La mayor parte de los pilotos militares son Kildren, adolescentes eternos que no envejecen pero no pueden crecer.
Como en todas las películas de Oshii, en esta no se da exceso de datos al espectador sino que se exige de él que deduzca de los detalles cómo funciona el mundo donde está ambientada. También como es habitual en él, la película contiene una considerable dosis de reflexión sobre su tema central, en este caso la banalización de la guerra en sociedades ricas y en la necesidad de tener escapes para la violencia. El desarrollo de personajes es lento, así como el ritmo de la película, que va desgranándose hasta un fantástico final en el que se cierra la trama admirablemente. Capítulo aparte merecen los combates áereos, absolutamente espectaculares, tanto en su increible animación como en su coreografía; están entre los mejores que he visto en una sala de cine. La espectral banda sonora de Kenji Kawai acompaña perfectamente a la película.
Y para cerrar mi día de cine entré a ver Ghost vs. Alien (sección Orient Express), una gamberrada en dos fragmentos dirigida por Takashi Shimizu y Keisuke Toyoshima. Los dos fragmentos son independiente, sólo comparten el objetivo de juntar fantasmas y extraterrestres en la trama. El fragmento de Shimizu, Rock Hunter Lemon ofrece una lectura actual de Yotsuya Kaidan, una historia tradicional japonesa de fantasmas, ambientándola en la actualidad y añadiendo yakuzas y aliens a la historia. El fragmento de Toyoshima, Stolen Love, cuenta como un músico se enamora peligrosamente de una musa que resulta ser un alien chupador de esencia vital que tendrá que acabar luchando contra la legión de fantasmas que convocará la novia médium del protagonista.
Ghost vs. Alien está rodada con medios casi amateurs y con efectos que directamente persiguen la risa del espectador; pero también con gran sentido del humor y descaro, sin miedo al ridículo. Muy divertida si se tiene predilección por la serie B sin complejos.
(c) 2008 Jordi Flotats