POULET AUX PRUNES

Segundo trabajo de los responsables de Persépolis

La dibujante iraní afincada en Francia Marjane Satrapi consiguió el reconocimiento de público y crítica con su cómic autobiográfico Persépolis, una lúcida mirada a la historia de Irán desde la revolución islámica de 1979. Un reconocimiento que se extendió a la película homónima de animación que realizó ella misma con Vincent Paronnaud en 2007, que consiguió el premio del jurado en el festival de Cannes de ese año. Ahora, Satrapi y Paronnaud vuelven a dirigir una adaptación de un cómic de la primera, Pollo con ciruelas (Poulet aux prunes), pero esta vez en imagen real.

Poulet aux prunes, basada muy libremente en la historia del tío-abuelo de Marjane Satrapi, es un cuento ambientado en el Irán de la década de 1950. Su protagonista es Nasser-Ali (Mathieu Amalric), un virtuoso intérprete de violín, casado y con dos hijos, que acaba de perder las ganas de vivir después de que su esposa le rompa su instrumento durante una pelea conyugal. A pesar de que intenta buscarle un sustituto, no encuentra ninguno que le parezca suficientemente bueno, así que, privado del último elemento que le aporta satisfacción a su vida, decide encerrarse en su habitación y dejarse morir. Y al cabo de ocho días lo hace. La película nos cuenta esta última semana de vida, y mediante flashbacks y flashforwards, hechos pasados que explican como ha llegado hasta allí, cómo se enamoró sin esperanzas, cómo se casó con una mujer a la que no amaba y cuál va a ser el futuro de sus dos hijos.

A pesar de que por el argumento la cinta pueda parecer una tragedia, lo cierto es la película está narrada como si fuera un cuento de hadas, de una forma vitalista y colorista, moviendo la narración al pasado y al futuro con mucho dinamismo, introduciendo fragmentos animados y sueños que la dotan de una cierta irrealidad. La película también describe muy bien a su protagonista, muy bien interpretado por Mathieu Amalric, un hombre cuyo amor imposible por otra mujer marcó su vida, haciendo que se refugiara en la música y perdiera sus ilusiones; su esposa e hijos son presencias más toleradas que deseadas, fruto de las convenciones sociales que casi le obligaron a casarse. También retrata bien a su esposa, bien encarnada por Maria de Medeiros, una mujer genuinamente enamorada de él y amargada por su continua indiferencia. Sus hijos, especialmente sus vidas futuras, están ya más desdibujadas. Quizá el peor problema que le encontré a la historia fue un cierto exceso de azucaramiento y melodramatismo, pero no en dosis demasiado letales.

Formalmente la película es fantástica, de hecho en mi opinión esa es su principal baza. La fotografía muy buena y colorista; los escenarios, muy bellos, están cuidadosamente creados para crear una atmósfera algo intemporal; los recursos narrativos que demuestran Satrapi y Paronnaud son considerables, usando con inteligencia el montaje y los saltos temporales para crear una serie de viñetas visualmente muy distintas (una de las mejores es una animación) pero complementarias. En Poulet aux prunes es la forma narrativa lo que engancha e hipnotiza, haciendo que la historia entre mucho mejor al espectador.

En conjunto Poulet aux prunes me pareció una buena película, su argumento no es tan interesante como el de Persépolis, pero está muy bien rodada y muy bien interpretada. Me gustó, me divirtió y me entristeció en los momentos correctos y me dejó con ganas de ver lo siguiente que se les ocurre a sus artífices.

(c) 2011 Jordi Flotats