Crónica del Sábado 4/10/2014

2o día del Festival. Películas: In Order of Disappearance, Dead Snow 2, Young Ones y Aberdeen





Hoy ha sido el día de los zombies en Sitges. Desde la mañana largas colas de gente esperaban a ser maquilladas en las instalaciones montadas en la playa de San Sebastián. Al anochecer Jaume Balagueró ha dado el tiro de salida a la Sitges Zombie Walk, este año favorecida por un tiempo fantástico. La programación del Festival del día ha primado los títulos con muertos viventes como protagonistas, proyectando Dead Snow 2: Red vs Dead, Zombeavers, Goal of the dead, Wyrmwood, Life after Beth, o The best of HollyBrut. La gran asistencia de participantes y público ha certificado la buena salud del género; tanto es así que el género ha pasado al mainstream gracias a producciones como The Walking Dead.

Se ha presentado la película española Musarañas, dirigida por Juanfer Andrés y Esteban Roel y producida por Álex de la Iglesia y Carolina Bang. Productores, directores y una parte del reparto (Macarena Gómez, Hugo Silva y Nadia de Santiago) han estado presentes en Sitges para presentarla. Todos han destacado la buena química que se estableció entre ellos, imprescindible para llevar a término una película con pocos personajes y que transcurre en ambientes confinados.

El Festival ha entregado los premios SGAE Nova Autoria en los jardines del cine Prado a los nuevos talentos del cine catalán. El premio al mejor guion ha sido para Joaquim Barceló por el corto Dinosaurios. El premio a la mejor dirección ha sido para Victor Alonso Berbel por su corto documental Puño y metal.

Roland Emmerich, que ayer recibió el Gran Premio Honorífico del Festival, ha dado una masterclass alrededor de algunas de sus películas como Stargate, Anonymous o El Patriota. De su estancia en Sitges ha surgido el rumor de que rodará una segunda parte de Independence Day. La verdad es que no lo espero con mucha ansia.

El Festival ha premiado a la actriz María Kosty con un premio Nosferatu por su larga carrera cinematográfica. Kosty participó en muchos films de terror producidos a principios de la década de 1970, como El perfil de Satanás, La rebelión de las muertas o La endemoniada.

Por mi parte empiezo el día a unas tempranísimas 8:30 en el cine Retiro (¿cuándo renovarán su parque de butacas?) para ver la película noruega In order of disappearance, de Hans Petter Moland. La verdad es que no tenía una idea muy clara del tipo de película que iba a ver (eso pasa a menudo durante el festival) y me sorprendió muy gratamente la mezcla de thriller, acción y comedia negra que propone. El protagonista de la película, interpretado por siempre espléndido Stellan Skarsgard, es un ciudadano sueco que vive en un pueblo pequeño de Noruega cerca de las montañas. Tiene una pequeña empresa que se dedica a limpiar de nieve las calles y carreteras de la zona y es un ciudadano modelo (hasta el punto de recibir el premio al ciudadano del año). Todo cambia cuando su hijo, trabajador del aeropuerto local, es encotrado muerto. La policía afirma que es una sobredosis accidental y cierra el caso, pero él está seguro que su hijo no se drogaba. Cuando parece que la desesperación lo va a vencer, recibe pruebas de que fue asesinado por una banda de traficantes liderada por El Conde. Tras eso, decide dedicar todas sus energías a la venganza, buscando y matando cada eslabón de la cadena de gángsters responsables de la muerte. Tras sus éxitos iniciales, la banda sospecha que una banda de serbios rival, liderada por Papa (interpretado por un genial Bruno Ganz), les ha declarado la guerra rompiendo la paz tensa que mantenían hasta ese momento. Naturalmente, deciden contraatacar, haciendo que la situación acabe de descontrolarse.

No puede decirse que In order of disappearance sea una película original, pero sí que logra ser personal. Sin duda le debe a Fargo su ambientación en parajes helados y blancos, la mezcla de estupidez y codicia de muchos de sus personajes, su humor marciano y su desapasionada violencia. También es deudora de los guiones de Quentin Tarantino; sus gángsters hablan todo lo que calla su protagonista. Y la combinación funciona; el conjunto, ayudado por su clara identidad noruega y por un guion muy sólido, logra reivindicarse como una película distinta. Su humor (negro, negrísimo) funciona muy bien, apoyado por un reparto muy bueno y una realización muy cuidada. Me encantó la fotografía, que logra planos preciosos de los paisajes invernales, algunos con el omnipresente quitanieves del protagonista. También me parece destacable lo bien montada y dirigida que está la película. No le sobra ni un minuto y el ritmo narrativo no decae en ningún momento. Pero lo mejor me pareció el tono y el humor; sin ser una comedia, me reí de lo lindo; que nadie se vaya del cine sin ver la última escena, me pareció memorable. La crítica completa de la película puede leerse AQUÍ.

Por la tarde acudo al Auditori para ver Dead Snow 2: Red vs Dead, una película noruega dirigida por Tommy Wirkola. Me lo pasé en grande con la primera parte de esta película, Dead Snow, cuando se proyectó en la edición de 2009 del Festival. Una mezcla explosiva de slasher movie de manual, zombies, nazis y gore; sazonada con grandes dosis de humor, algo de parodia, mucho gore y muchísima incorrección política. Tras su éxito (al menos entre los fans del género), no resulta extraño que se haya rodado una segunda parte. La segunda parte empieza donde termina la primera; con el único superviviente del grupo de jóvenes que se topó con los zombies nazis huyendo para salvar su vida con un brazo amputado. Tras lograr huir, despierta en un hospital donde descubre tres hechos muy desagradables. Primero: la policía lo culpa de la muerte de su novia y sus amigos y no se traga su historia de zombies nazis. Segundo: le han cosido un brazo nuevo, pero no es el suyo, es el del líder de los zombies nazis, arrancado durante su fuga. Tercero: el brazo tiene voluntad propia y le "ayuda" a huir del hospital dejando varios cadáveres detrás. Al huir, descubre además que los zombis nazis no se han quedado en las montañas; han decidido bajar y arrasar un pueblo cercano. De camino, irán zombificando vecinos para que les ayuden. Con la ayuda de tres "expertos" en zombis norteamericanos y un batallón de prisioneros rusos ejecutados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y su nuevo brazo zombi, intentará impedir la invasión.

Las segundas partes siempre son difíciles y aunque esta película hace muchos esfuerzos por no calcar la anterior, en mi opinión no logra ser tan divertida. Al repetir director y guionistas, el tono y el tipo de humor se mantienen, pero la forma de la película ha cambiado. Esta segunda parte plantea una confrontación y se aleja del survival; sus personajes se enfrentarán de cara a la amenaza, que se aleja del entorno más o menos homogéneo de las montañas para llegar a zonas rurales y habitadas. Sus protagonistas son más heterogéneos; aparte de Martin, el superviviente de la anterior entrega, se añade un empleado de un museo militar ansioso por salir del armario, tres jovenes frikis norteamericanos que llevan tiempo preparándose para resistir la amenaza zombi y unos policías tan ineptos como ansiosos por entrar en acción. Sin duda han tenido algo más de dinero para gastar que en la primera parte (aunque tampoco ninguna fortuna), porque la película tiene más extras, más efectos, más localizaciones, mejor maquillaje e incluso un tanque Tiger alemán de la Segunda Guerra Mundial. También tiene el mismo humor, la misma mala leche y la misma incorrección política. Pero a mi no me funcionó igual; los personajes americanos no me terminaron de gustar, alguna de las luchas me pareció demasiado larga y en algún punto la película se estancó un poco. Pero en conjunto me divertí y salí con buen sabor de boca, porque la película tiene el acierto de dejar el mejor momento para el final, que es memorable. La crítica completa de la película puede leerse AQUÍ.

Tras un par de horas de pausa, vuelvo al Auditori a ver Young Ones, escrita y dirigida por Jake Paltrow. El director estuvo en la sala para presentar la película, demostrando sus pocas dotes para hablar en público al leer su discurso escrito en su teléfono móvil. Young Ones es un film de ciencia ficción ambientado en un futuro cercano que tiene formato y aire de western clásico que presenta la historia de una familia narrada con cierto aire a tragedia griega. La acción transcurre en un futuro cercano en el que el clima se ha secado y muchas áreas rurales han quedado devastadas por la sequía y los pesticidas. La falta de agua ha roto los Estados Unidos en estados independientes. En las antiguas zonas agrícolas, ahora desiertos, la población es muy escasa y la ley brilla por su ausencia. Sólo resultan productivas las explotaciones regadas con agua canalizada, y las canalizaciones sólo llegan a los grandes latifundios. La película cuenta la historia de la familia de Ernest Holm (Michael Shannon). Ernest se resiste a irse de sus tierras, cree que si se regaran volverían a ser productivas; mientras tanto se dedica a transportar suministros en burro a un grupo de hombres que trabajan tirando canalizaciones de agua en las montañas. Vive en su granja con sus dos hijos; el abnegado y obediente Jerome (Kodi Smit-McPhee) y la rebelde Mary (Elle Fanning). Contra su voluntad, Mary está saliendo con Flem Lever (Nicholas Hoult), un joven que pasea con su moto, resentido porque Ernest ocupa unas tierras que pertenecieron a su familia y que tiene planes para ellas.

Young Ones tiene muchas virtudes y algunos defectos que hicieron que me gustara pero no me encantara. Su realización es sencillamente magnífica. La fotografía, una de los principales responsables del aire de western de la película, es preciosa, mostrando los amplios horizontes de las llanuras desérticas junto a las montañas peladas donde transcurre parte de la acción. La luz es amarillenta, cálida, recalcando la sequedad extrema de los escenarios. El diseño de producción también es fabuloso; la mezcla de tecnología futurista (escasa, sólo la que gente tan pobre como la que retrata el film puede permitirse) con elementos más propios de finales de siglo XIX o principios de siglo XX da a la ambientación una credibilidad total. Todo contribuye a que nos creamos una comunidad dispersa, pobre, que trata el agua como el bien más precioso, hasta el punto que puede resultar más práctico un burro robótico que uno animal. Una comunidad fronteriza, sin leyes, donde se dispara sin contemplaciones ni consecuencias a los intrusos y los conflictos se arreglan entre particulares. En definitiva lo que sería el western por autonomasia. Los actores están muy bien elegidos para sus papeles, todos encajan a la perfección en su rol y lo interpretan con gran solvencia. El guion me parece el apartado más flojo de la película; sin contar una mala historia, me pareció demasiado trágico, sin absolutamente ningún matiz de humor o ironía. También neglige demasiado a los personajes femeninos, especialmente a la hija, un personaje situado en el centro mismo de la trama y que asiste a ella como convidado de piedra. De todos modos, en conjunto me gustó y me pareció una buena película. La crítica completa de la película puede leerse AQUÍ.

Termino mi día en el Casino Prado viendo Aberdeen, del director de Hong Kong Pang Ho-Cheung, que estuvo presente en la sala para presentarla al público. El director se mostró encantado de estar en Sitges y comentó que la idea de la película le había venido en un momento en el que estaba pensando en la muerte y en los ritos funerarios. Según contó, en la tradición china, los difuntos habitan en un mundo paralelo que se parece mucho al nuestro, con los mismos objetos y preocupaciones muy similares. Su anterior trabajo, Vulgaria, visto en la edición de 2013 del Festival, me pareció una película divertidísima, inteligente y con muchos niveles de lectura con un disfraz de comedia vulgar y alocada.

En Aberdeen Pang Ho-Cheung cambia completamente de tono, proponiendo un drama familiar cargado de simbolismo con algunos toques de humor que a través de una familia burguesa de Hong Kong intenta radiografiar en parte la vida en esa ciudad, el conflicto entre la tradición y la vida moderna. Su título hace referencia a un barrio de pescadores que se creó en el lugar en que desembarcaron los ingleses por primera vez que existe aún hoy en día. El patriarca de la familia retratada es Dong (Ng Man-tat), que tras pasar años como pescador, decidió entrenarse y trabajar como monje taoísta para lavar la sangre de los peces asesinados por generaciones de su familia. Se dedica a realizar ceremonias funerarias pensadas para facilitar el paso de los espíritus de los muertos del infierno a la siguente vida. Pero a pesar de esto, cree el mal karma que acumularon se transmitió en parte a las generaciones futuras. Es viudo desde hace diez años, y actualmente, y para la consternación de sus hijos, está saliendo con una escort madura, Ta (Carrie Ng). Su hija mayor, Ching (Miriam Yeung), trabaja como guía en el museo del fuerte construido por los ingleses durante la Segunda Guerra Mundial como defensa costera. Se pasa el día recitando su historia en bunkers mientras su obsesión por su mala relación con su madre fallecida le impide ver las infidelidades de su marido Yau (Eric Tsang), un doctor actualmente liado con una enfermera (Dada Chan). El hijo menor, Tao (Louis Koo), trabaja como profesor en una academia y es guapo, ambicioso y narcisista. Su esposa Ceci (Gigi Leung) es una actriz y modelo que observa con terror como su envejecimiento reduce sus opciones laborales. La hija de ambos, Chloe (Lee Man-kwai), tiene una pinta muy corriente. Su padre está muy preocupado por este hecho, hasta el punto de dudar de su paternidad.

La película arranca con un inicio fabuloso. A través de un montaje y una capacidad de síntesis fantásticos, se presenta la familia, sus relaciones y sus problemas al espectador mostrando cortes de su día a día. Tras este arranque se narra la vida cotidiana de los diferentes miembros de la familia. Sus problemas, obsesiones y vida cotidiana están narrados desde dentro, desde el conocimiento; es evidente que el director y guionista vive y respira en el mismo entorno que ellos. Esto ofrece un retrato de la mezcla de cultura china y occidental de la clase media de Hong Kong; sus creencias, su espiritualidad y visión del mundo son muy chinas (y pueden parecer algo ajenas al espectador occidental) pero a la vez adoran comer en cadenas internacionales de comida rápida, son coleccionistas y fans de Star Wars y están más que integrados en la sociedad del consumo. El tema de fondo que plantea la cinta es la necesidad de superar los problemas del pasado para poder encarar el presente y el futuro a través de unos personajes que, cada uno a su modo, tienen temas sin resolver que complican su vida diaria y su relación con los otros miembros de la familia. También reflexiona sobre la obsesión por la juventud y la belleza, sin proponer más soluciones que las diferentes maneras que encuentran sus personajes de resolver sus problemas particulares (algunas de ellas francamente discutibles).

Formalmente la película es fantástica. Su reparto es muy acertado, todos los actores se funden a la perfección con su personaje. La dirección de Pang Ho-Cheung alterna la sobriedad formal con momentos en los que aflora su gran imaginación visual. Me parecieron magistrales las secuencias oníricas en las que aparece la zona de North Point de Hong Kong construida como una maqueta realizada con figuras de papel del mismo tipo que las ofrendas que ofrecen los chinos a sus familiares muertos. La secuencia en la que uno de los personajes sueña que su yo de papel viaja en un taxi a la casa de su infancia para comer con su madre me parece una metáfora maravillosa de la interacción entre los vivos y los muertos.

En conjunto Aberdeen me ha parecido una película notable, interesantísima. Si hubiera resultado un poco más atrevida tratando cómo afecta a la población la nueva relación con la China continental, hubiera resultado un pelín menos obvia con alguna de sus metáforas y hubiera adelgazado un sólo poquito su duración la consideraría magistral. Con todo, no dejo de recomendarla, es una película de las que dejan poso. A pesar de ser la cuarta película del día y requerir bastante atención la película me enganchó en todo momento. La crítica completa de la película puede leerse AQUÍ.

(c) 2014 Jordi Flotats

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Subido por Jordi Flotats con fecha 16/10/2014 14:24:45