Crónica del noveno día del Festival. Películas vistas: The Harbringer, Nocebo y As bestas
Hoy el Festival ha recibido al equipo de la película Nocebo, encabezado por su director Lorcan Finnegan, que ya presentó con éxito su anterior trabajo Vivarium en la edición de 2019 del Festival. Junto al director irlandés estaba la actriz Eva Green, una de las visitas más esperadas de esta edición. Su belleza, carisma y dotes para la actuación le han permitido crear todo tipo de personajes memorables.
También ha visitado Sitges el director español Rodrigo Sorogoyen para presentar su película As bestas, un thriller rural basado en una historia real que maravilló a público y crítica en el pasado Festival de Cannes. El director, la guionista de la película Isabel Peña y los actores Luis Zahera y Diego Anido han participado en una mesa redonda donde conversado acerca del proceso de creación de su guion, así como los conflictos que la película plantea.
Empiezo mi día en El Retiro para ver la película estadounidense The Harbringer, escrita y dirigida por Andy Mitton. La película empieza con un apartamento en Nueva York en plena pandemia de COVID. Allí vive sola Mavis (Ellen Davis), una mujer joven. Regularmente se han empezado a oír gritos perturbadores que salen del piso. Su vecina, una mujer negacionista del virus, se ha quejado repetidamente de ello. Cuando el superintendente del edificio (Cody Braverman) entra para investigar se la encuentra histérica y autolesionándose, pero aún y así dormida. Después de lograr despertarla la exhorta a buscar ayuda. Dado que no tiene familia, acaba llamando a su antigua amiga Monique (Gabby Beans). Monique está viviendo con su hermano (Myles Walker) y su padre (Raymond Anthony Thomas) en la casa de éste para cuidarlo mientras dure la pandemia. Cuando recibe la llamada, Monique decide que tiene ir, ya que tiene una deuda de gratitud con Mavis. Una vez se reúnen en el piso, Mavis le confiesa a Monique que tiene pesadillas de las que le cuesta despertar, ni con despertadores ni siquiera infringiéndose dolor. En sus sueños aparece recurrentemente una figura extraña que lleva la máscara que llevaban los doctores de la plaga en la edad media en Europa. El fenómeno está volviéndose cada vez peor, cada vez duerme más tiempo y los sueños son peores. Monique decide dormir con ella para acompañarla y desde la primera noche empieza a tener sueños en los que aparece esa figura. Decide tomarse el tema en serio y empiezan a indagar por internet hasta que hablan con un experta en demonios (Laura Heisler) que no parece un charlatana que les cuenta que probablemente les acecha una entidad que juega con la mente de sus víctimas a través de los sueños hasta que las vacía. La criatura se alimenta hasta que su víctima desaparece, eliminada incluso de los recuerdos de sus seres queridos. Mavis tiene una foto de un antiguo novio al que no recuerda que podría haber vivido con ella en el apartamento.
The Harbringer usa de una forma estupenda la terrible situación que se vivió en la pandemia de COVID en Nueva York para ambientar una historia que usa el aislamiento y el miedo de esa época para poner los sueños (más bien pesadillas) en primer término. A partir de la introducción de la historia la mayor parte del metraje se ambienta dentro de unos sueños que se empiezan a confundir con la realidad. A través de ellos, y de unos personajes bien construidos, Andy Mitton explora temas como la familia, la depresión o el aislamiento. Eso sin olvidar que la película es un cuento de terror; The Harbringer nos regala escenas con creciente tensión, sin sustos evidentes pero con momentos muy perturbadores. Gabby Beans, su protagonista, realiza un trabajo espléndido de interpretación, es una actriz muy expresiva.
The Harbringer está realizada con medios muy limitados pero no se siente barata. Aprovecha al máximo los actores y los limitados escenarios para contar una historia que se siente muy próxima por la proximidad en el tiempo de la pandemia. Una muy buena película y una grata sorpresa.
Por la tarde voy al Auditori para ver la coproducción entre Irlanda y Filipinas Nocebo dirigida por Lorcan Finnegan. Antes del pase el equipo de la película presente en Sitges ha realizado un Red Carpet con bastante público con la esperada presencia de Eva Green la invitada más glamourosa de esta edición del Festival. Finnegan, Green, su coprotagonista Chai Fonacier han estado en la sala para presentar la sesión. Nocebo gíra alrededor de la diseñadora de moda infantil Christine (Eva Green), que vive en una gran casa con su marido Felix (Mark Strong) y su hija Bobs (Billie Gadsdon). La acción arranca con un desfile en la que Christine presenta su propia marca de ropa. Durante el desfile recibe una llamada donde le comunican algo muy perturbador. Mientras esta sola en la tienda, le parece ver un perro ciego lleno de heridas y pulgas. Antes de desaparecer una de las pulgas le pica en el cogote. Tras esta introducción la acción salta adelante. Christine no está bien; toma mucha medicación para tratarse de los temblores incontrolables que la aquejan de vez en cuando. Además tiene lapsos de memoria y dolores de cabeza. Lleva tiempo sin trabajar, pero está intentando volver diseñar ropa para vender los diseños a marcas de moda. Un día se presenta en su casa una mujer filipina, Diana (Chai Fonacier). Afirma que la contrató para ayudar con la casa y con Bobs, pero ella no lo recuerda en absoluto. Dado que tiene lagunas de memoria, le sigue la corriente, pero cuando llega su marido Felix tampoco sabe nada. Deciden darle una semana de prueba. Diana cocina bien, trabaja mucho y, aunque Bobs se muestra hostil con ella, la acaba conquistando. Al ver que Christine no está bien, Diana le comenta que tiene conocimiento de la medicina tradicional de su tierra natal. Desesperada por mejorar, decide permitir que Diana la trate. Para sorpresa de todos empieza a mejorar, pero Felix teme que la estén manipulando y se enfrentará a Diana. Durante la narración se intercalan fragmentos de la vida de la mujer filipina y el motivo de su presencia tan lejos de casa.
Nocebo es en el fondo una película de terror con una historia de venganza en su centro cuyo argumento critica sin piedad la explotación capitalista de países como Filipinas para producir productos para el primer mundo a precios ridículos a costa de las vidas de los trabajadores. Dentro de la trama se colocan a unos personajes con más sombras que claros; Christine, muy bien interpretada por Eva Green, es egotista y clasista, aunque ama a su hija con fiereza. Su marido, también muy bien interpretado por Mark Strong, está convencido de ser el tipo más inteligente del mundo y trata con condescendencia a todos los personajes con los que interactua. La actriz filipina Chai Fonacier está inmensa en su caracterización; su mirada fiera e intensa y su carisma la convierte en el centro de todas las escenas en las que está. La película se traslada a Filipinas para ir revelando gradualmente su historia y su motivación por estar con esa familia.
Lorcan Finnegan demuestra que es un director con buen ojo para la estética de sus películas. Los tramos de Irlanda y Filipinas tienen estéticas completamente distintas que se complementan a la perfección. También tiene imágenes y símbolos muy potentes, como las pulgas, cuya aparición provoca tensión y a la vez tiene valor símbolico. El efecto nocebo, que da título a la película, reverso del más conocido efecto placebo, hace intuir que la credulidad de la protagonista es la responsable de buena parte de sus males, pero el argumento no lo deja tan claro. Una de las cosas que más me gustó fue la poderosa imagen final de una historia muy bien terminada.
A continuación vuelvo a entrar en el Auditori para ver As bestas, el último trabajo de Rodrigo Sorogoyen, que estuvo en la sala junto al actor Diego Anido, la productora Sandra Tapia y la guionista Isabel Peña para presentar la película. La acción transcurre en una aldea de Galicia prácticamente deshabitada. Una compañía noruega ha hecho una oferta a los ocho propietarios de tierra del término municipal para comprar sus terrenos para construir un parque eólico. Tres de los ocho se han negado, convencidos por un matrimonio francés, Antoine (Denis Ménochet) y Olga (Marina Foïs) que se ha instalado allí para trabajar la tierra. Los que quieren vender están furiosos, especialmente los hermanos Xan (Luis Zahera) y Lorenzo (Diego Anido), que malviven del ganado y viven con su anciana madre. Ambos se dedican a hacerle la vida imposible a Antoine, empezando por abusos verbales en la tasca de la aldea, pero rápidamente van aumentando en tensión y amenazan con llegar a la violencia.
As bestas es uno de las mejores películas de uno de los mejores directores en activo. Plantea una historia con múltiples niveles de lectura; su visión de la vida rural es brutal y se siente realista. Los vecinos de la aldea tienen que trabajar como mulos en un entorno natural tan bonito como inhóspito sólo para lograr ir tirando como máximo. Además cada vez queda menos gente, y la gente que queda es cada vez más mayor. Xan, interpretado de forma antológica por Luis Zahera, es un individuo brutal y embrutecido, que parece incapaz de planificar nada y que canaliza su frustración siendo cruel y dominador con los demás, pero tiene sus buenos motivos para querer vender e irse del pueblo. Detesta su vida y se siente atrapado. Antoine, un hombre mucho más inteligente, que ha tenido ocasión de viajar y hacer muchas cosas ha elegido esa vida tan dura y la disfruta.
As bestas es una mezcla de drama y thriller rodado con una tensión increíble enfatizada por una gran banda sonora de Olivier Arson. Sorogoyen utiliza en algunos momentos un lenguaje más propio del cine de terror para enfatizar la continua amenaza latente. La gran fotografía de Alejandro de Pablo saca partido de unos parajes naturales impresionantes que también logran parecer inhóspitos. El guion de Sorogoyen y Isabel Peña crea una historia verosímil con personajes muy bien construidos, que logra crear verosimilitud y a la vez tratar plantear temas tan actuales como la progresiva desaparición de la vida rural.
As bestas es tensa, inteligente, realista, bien dirigida y magníficamente interpretada. Sin duda es una películas del año y la que he disfrutado más hasta el día de hoy en el Festival.
(c) 2022 Jordi Flotats