¡NOP!

Jordan Peele vuelve con una tercera película en la que continua usando el género de terror como vehículo para contar sus historias. En esta ocasión la película, llena de jugosos spoilers, tiene menos subtextos que sus anteriores trabajos, pero continua demostrando que domina las claves del género.

Jordan Peele se dio a conocer como actor cómico en Estados Unidos con la serie Key and Peele. Cuando debutó en la dirección en 2017 con Get Out (Déjame salir), su fama traspasó las fronteras de su país. Mezclando el terror, el humor y una mordaz crítica social, la película fue un éxito inmediato que incluso trajo nominaciones a los premios Oscar. Su siguiente trabajo fue Us, otra película de terror situada más lejos de la comedia que su opera prima. Us criticaba de forma metafórica las divisiones sociales y raciales de Estados Unidos, que más que estrecharse parecen ampliarse cada día. En mi opinión Us plantea metáforas y subtextos interesantísimos, pero su argumento y desarrollo me parecieron menos interesantes que Get Out. En su tercer trabajo, ¡Nop!, Peele ha abandonado un poco esa crítica social para crear una historia de terror que parece tener como referentes el Spielberg de Tiburón y los personajes y algo del ambiente de los westerns.

La película se inicia con las imágenes del plató de una sitcom de las que se graba en directo. Todo parece tranquilo, pero las imágenes nos hacen intuir que algo terrible ha pasado; se ven manchas de sangre y personas en el suelo. Sólo se mueve por allí un chimpancé vestido con ropa humana con sangre en las manos y la boca. Tras esta misteriosa introducción se presenta a los protagonistas; la familia Haywood, que vive en un gran rancho en California. Durante 3 generaciones se han dedicado a criar y entrenar caballos para el cine. Están orgullosos de contar la historia de un antepasado, el jinete negro protagonista de las primeras imágenes en movimiento de un hombre montando a caballo. Pero el negocio flojea últimamente; van cortos de dinero y se han visto obligados a vender algunos de sus caballos a Ricky 'Jupe' Park (Steven Yeun), una antigua estrella infantil de televisión que sobrevivió al incidente con el que arranca la película y que actualmente regenta un extraño parque temático relativamente cerca del rancho.

En el rancho sólo viven el patriarca de la familia, Otis (Keith David) y su hijo OJ (Daniel Kaluuya). Juntos llevan el negocio, aunque las decisiones las parece tomar el padre. Pero Otis muere repentinamente en un extraño accidente; le cae una moneda del cielo en el cuello lanzada a tal velocidad que le corta la yugular. Tras su muerte OJ intenta seguir con la ayuda de su hermana Emerald (Keke Taylor), pero no le resulta fácil. Es un tipo muy taciturno y muy retraído; las interacciones sociales no se le dan muy bien. Además Emerald no tiene mucho interés en el negocio; aunque no tiene dinero y vive al día sus intereses parecen estar en otro lado. Además algo extraño parece estar sucediendo en el rancho. Cuando los dos hermanos empiezan a sospechar de lo que se puede tratar se vuelven locos para intentar documentarlo. Para ello contarán con la ayuda de Angel (Brandon Perea), un chaval que trabaja en una tienda de electrónica y Antlers Holst (Michael Wincott) un cámara profesional obsesionado por la imagen perfecta y los sistemas tradicionales de grabación.

Jordan Peele demuestra en ¡Nop! que domina los recursos del cine de terror a la perfección. Toda la película, desde su inquietante secuencia inicial, está rodada con una tensión increíble. Peele logra que prácticamente todas las escenas, incluso las más intrascendentes transmitan la sensación de que algo terrible puede suceder. Los escenarios desérticos y el alucinante (por extraño) parque temático son escenarios perfectos para una trama que tarda un poco en enseñar sus cartas. Gracias a una promoción que no revelaba casi nada sobre la trama, al principio no queda claro por dónde saldrá la película. Luego hay un punto en el que creemos saber por dónde irá hasta que Peele nos vuelve a despistar con otro acertado giro.

Técnicamente la película me ha parecido excelente; la fotografía de Hoyte Van Hoytema se recrea en unos paisajes desérticos que retrotraen a los westerns más clásicos y hace un uso acertadísimo de la luz en las escenas nocturnas. El diseño de producción también es parte fundamental del buen resultado final de la cinta; el viejo rancho está recreado con cariño y contrasta fuertemente con el alucinado parque de atracciones medio viejo medio retro vecino.

El reparto de la película también me pareció muy acertado. Daniel Kaluuya es un protagonista un poco reticente; su interpretación está completamente contenida. Su personaje esconde sus emociones tras una fachada estoica, un poco al estilo de los pistoleros protagonistas de los westerns. Keke Taylor le da el contrapunto perfecto con una actuación exuberante, llena de sentido del humor pero que también es capaz de mostrar su tristeza. Ambos, junto con un notable Steven Yeun, cargan con el peso de la trama en casi todo momento.

Sin duda ¡Nop! tiene menos trasfondo argumental que Us, la película es, básicamente, lo que propone en su superficie: una película de terror que juega sus cartas argumentales cuidadosamente para ir subviertiendo las expectativas del espectador. A pesar de esto sí que me pareció que Peele propone una crítica a la explotación que realizamos de los animales en todos los contextos, pero en especial en el mundo del espectáculo.

En conjunto ¡Nop! me ha parecido una excelente película de terror con la que Jordan Peele ha continuado demostrando que es uno de los directores más interesantes de los últimos años. Sus tres películas hasta la fecha han contribuido a llevar el género más allá de su público habitual y han planteado temas relevantes, algo que siempre ha hecho el mejor cine.

(c) 2021 Jordi Flotats