EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS

Guillermo del Toro adapta la novela de 1946 Nightmare Alley, de la que ya se hizo una adaptación cinematográfica, dándole su personal toque visual. El gran reparto y la capacidad del director para inquietar dan como resultado una película notable.

El director mexicano Guillermo del Toro vuelve al cine con El callejón de las almas perdidas, una adaptación de la novela de William Lindsay Gresham que ya se transformó en película en 1947. La película, un fascinante ejercicio de cine negro con un reparto de lujo, es la primera que dirige que no tiene elementos sobrenaturales de ningún tipo en su argumento, aunque sí su estilo visual inconfundible.

La historia arranca con Stan (Bradley Cooper), ocultando un cadáver en un casa y posteriormente incendiándola. Está huyendo de algo y su huida le acaba conduciendo hasta una feria, donde Clem Hoatley (Willem Dafoe), el propietario de la atracción que exhibe al "engendro", un ser en teoría medio humano medio animal, le ofrece trabajo. La feria constituye una comunidad muy cerrada de gente que vive al margen de la sociedad, por eso reciben a Stan con un cierto recelo, aunque él pronto demuestra ser útil, ayudando en varias tareas y ganándose la confianza de Clem. Traba amistad con la pareja de mentalistas Zeena (Toni Collette) y Pete (David Strathairn). En el pasado tuvieron un exitoso número que pasearon por los mejores hoteles en el que Pete "adivinaba" cosas del público gracias a un complejo sistema de señales que usaba Zeena para darle pistas y a sus excelentes dotes de observación. En la actualidad Pete es un alcohólico sin remedio que se dedica a asistir a Zeena en su número. Stan les ayuda, pero también intenta aprender todos sus trucos, ya que descubre que tiene dotes para espectáculo. Cuando se ve preparado, decide irse de la feria junto a Molly (Rooney Mara), una chica querida por todos los feriantes de la que se ha prendado.

En el segundo acto de la película la pareja pasea su número de mentalismo con éxito por hoteles y restaurantes prestigiosos. En apariencia el sueño de Stan se ha cumplido, pero no todo funciona bien; Molly se siente algo sola y se ve presionada por la gran exigencia de él en sus actuaciones. En una de esas actuaciones, una elegante mujer, Lilith Ritter (Cate Blanchett), intenta desenmascarar a Stan, pero él logra salirse con la suya. Ritter, que resulta ser una psicóloga muy bien conectada con la alta sociedad, se reúne con Stan en su despacho. Allí Stan intentará que colabore con él para convencer a personajes ricos que puede contactar con sus difuntos a cambio de una buena retribución. Cuando le enseñó el oficio, Pete le previno que jamás se aventurara en el terreno del espiritismo, pero Stan, quizás para compensar su sentido de inferioridad, se cree superior a los demás e ignora el consejo, atraído además por la sofisticación y belleza de Lilith.

El callejón de las almas perdidas tiene dos partes muy diferenciadas; la que transcurre en la feria y la que transcurre en la ciudad. En la primera el talento de Guillermo del Toro para retratar lo extraño y lo inquietante brilla con luz propia. La feria, un pequeño mundo en sí misma, es un lujo de ver. Sus personajes son fascinantes; amorales en general, pero tienen un sentido de familia tremendo y aceptan a sus compañeros tal como son. Willem Dafoe, un actor superlativo, es una elección perfecta para un hombre que se dedica a enganchar a las drogas a personas vulnerables para luego esclavizarlos y hacer que vivan y se comporten como animales, pero que también se preocupa por sus compañeros feriantes y actúa como un tío afectuoso con Molly. David Strathairn y Toni Collette, la crepuscular pareja de mentalistas, también está genial en sus composiciones. Saben como engañar a la gente, pero saben en carne propia las consecuencias que puede tener abusar de ello.

La segunda parte plantea la caída de un protagonista que acaba sucumbiendo a su soberbia. Bradley Cooper y Cate Blanchett son los protagonistas absolutos de esta parte. Blanchett es la encarnación perfecta de una femme-fatale; una mujer fría, inteligente y atractiva a la que es mejor no ofender.

Sin duda el tema de la película es 100% cine negro, pero a la vez encaja mucho con la época de desinformación y populismo que vivimos. La película nos viene a decir que por naturaleza todos somos pardillos, vulnerables a la explotación de estafadores, ya sean mentalistas, psiquiatras o sacerdotes.

El callejón de las almas perdidas me parece una película notable. Sus puntos fuertes son su maravilloso aspecto visual, apoyado por una maravillosa fotografía y un gran diseño de producción y su espléndido reparto.

(c) 2021 Jordi Flotats