DRIVE MY CAR

Ryusuke Hamaguchi crea una emocionante película adaptando un relato de Haruki Murakami, llevándolo a su propio terreno.

En Drive My Car, su cuarta película, el director japonés Ryusuke Hamaguchi adapta el cuento homónimo del reconocido escritor Haruki Murakami contenido en la recopilación Hombres sin mujeres. Hamaguchi convierte un cuento de cuarenta páginas en una película de tres horas de duración que se llevó premios en Cannes y nominaciones importantes en los premios Oscar de 2022. Pero esa duración no debe desanimar a nadie; el director establece un ritmo pausado para contar un drama vitalista y sensible sobre la pérdida, el amor y la necesidad de seguir adelante que no aburre ni un solo segundo de su metraje.

En su primera parte la película explora el matrimonio formado por el actor y director teatral Yusuke (Hidetoshi Nishijima) y la guionista y productora televisiva Oto (Reika Kirishima). Su relación es plácida en la superficie, es evidente que se quieren y se respetan, pero está marcada por la prematura muerte de su hija años atrás. Yusuke circula por Tokio con su viejo coche, un Saab 900, algo que ama realizar. Mientras conduce escucha en cassette cintas que le graba Oto con los diálogos de la obra que esté dirigiendo en ese momento, tanto para ensayar su papel como para alcanzar una familiaridad total con el texto. Volviendo antes de tiempo de un viaje descubre que Oto se acuesta con el joven actor Takatsuki (Masaki Okada), pero no le dice nada. Un día cuando llega por la noche descubre que Oto ha tenido un derrame y ha muerto.

Tras este primer acto, la acción avanza dos años en el tiempo. Yusuke ha sido invitado para dirigir una producción multilingüe de la obra Tío Vanya, de Anton Chejov en el festival de teatro de Hiroshima. La organización ha puesto a su disposición una bonita casa frente al mar a una hora en coche del lugar de los ensayos tal como les pidió, pero le imponen una condición que no le gusta nada: tienen que ponerle un chofer debido a requerimientos de la compañía de seguros. La elegida es Misaki (Toko Miura), una joven callada, introvertida y una estupenda conductora. A pesar de suponer una especie de invasión de su espacio privado, Yusuke se ve obligado a acceder. A partir de ese momento deberán compartir cada día dos horas en el coche, en las que escucharán las cintas que grabó Oto de Tío Vanya. Poco a poco ambos irán desarrollando una amistad y encontrarán terreno común en sus respectivas tragedias.

Al casting de la obra que dirige, compuesta por actores de diferentes países que interpretan su personaje en su lengua natal, se presenta Takatsuki. En los dos años que han pasado desde la última vez que lo vio, se vio envuelto en un escándalo que dañó su reputación pública. Yusuke, ante la sorpresa de todos, le da el papel de tío Vanya, que todos pensaban que se reservaría para sí mismo.

Hidetoshi Nishijima realiza una interpretación mayúscula de su personaje. A través de matices sutiles de expresión nos revela una persona de apariencia serena pero con una vida interior turbulenta. La pérdida de su esposa, por la que se culpabiliza, sumada a la de su hija le han dejado devastado, atascado en el dolor. El hecho de que empiece compartir ese dolor hace que empiece a progresar hacia un estado en el que se permita vivir. Esta transición se manifiesta a través de los ensayos de la obra, que empiezan con lecturas aparentemente inacabables de la obra, en el que pide a los actores que simplemente lean en voz alta, sin añadir inflexiones para que adquieran una familiaridad total con el texto. Poco a poco, las lecturas dan paso a unos ensayos que acercan al reparto.

Toko Miura está igualmente espléndida dando vida un personaje tan aparente hermético como el de Yusuke. La joven actriz usa la sutileza para darnos destellos de su vida interior.

La aproximación de Ryûsuke Hamaguchi y Takamasa Oe al texto de Haruki Murakami es respetuosa, pero a la vez personal. El texto de Murakami trata sobre la imposibilidad de comprender por completo a la persona amada. La película respeta eso, pero profundiza más en el personaje de Oto, la esposa difunta, muy poco desarrollada en el libro. Los hombres de su vida no logran conocerla del todo, pero sí que juntos logran una imagen mucho más clara. Aparte, en el guion se han añadido elementos de las historias Sherezade y Kino, presentes en la misma recopilación que Drive My Car que aportan riqueza a los personajes y al argumento.

La duración de la película, que a priori se me antojaba excesiva, no me molestó en absoluto. Al contrario; las tres horas me pasaron en un suspiro. Hamaguchi narra con ritmo pausado, sin miedo a tomarse su tiempo para mostrarnos cómo van cambiando las cosas para unos personajes tan bien construidos como bien interpretados. El desarrollo de pequeñas tramas paralelas en torno a los integrantes del montaje teatral aporta variedad y ayuda a desarrollar a los personajes protagonistas a través de sus interacciones con ellos.

Drive My Car me ha parecido una película espléndida, una obra mayúscula sobre el dolor de la pérdida y cómo lidiamos con él que logra conmover sin caer jamás en el melodrama fácil.

(c) 2021 Jordi Flotats