ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO

Edgar Wright vuelve al cine con un trabajo personalísimo que mezcla el homenaje al Londres de la década de 1960, el epicentro de la modernidad con el giallo, con una historia que se mueve en dos lineas temporales distintas que se cruzan.

El director británico Edgar Wright es uno de los cineastas más infravalorados de la industria. Su preferencia por el cine de género, con producciones tan fantásticas como Zombies Party, Arma fatal o El pub del fin del mundo, ha disimulado lo increíblemente bien realizadas que están, el fabuloso sentido de los tiempos para la comedia y el conocimiento enciclopédico sobre el mundo del cine que tiene su realizador. En Última noche en el Soho, su último trabajo, Wright revela su admiración por la estética y el ambiente del Londres de la década de 1960 y sus gustos por el giallo italiano en una película visualmente arrolladora.

La protagonista de la película es la joven Eloise (Thomasin McKenzie). Huérfana desde los siete años, cuando los problemas mentales de su madre la llevaron al suicidio, se crió con su abuela (Rita Tushingham) en una pequeña localidad inglesa. Es una joven muy sensible cuyo sueño es llegar a ser una diseñadora de moda y su obsesión el estilo de la década de 1960, cuyo epicentro fue el barrio del Soho de Londres. La historia arranca cuando Eloise consigue una beca para estudiar diseño en una escuela de Londres situada en el Soho de sus sueños. Parte hacia allí llena de ilusión, pero cuando entra en contacto con la realidad de la residencia estudiantil donde tendrá que vivir, descubre que de entrada es demasiado para ella. Está acostumbrada a una vida mucho más recogida con su abuela y el cambio la perturba. Por eso decide aceptar un trabajo como camarera en un pub para poder sufragarse el alquiler de una habitación en una vieja finca propiedad de una anciana (Diana Rigg) que lleva en el barrio toda su vida. La primera noche que duerme en esa habitación se ve transportada al Soho de los sesenta, metida en la piel de Sandie (Anya Taylor-Joy), una bella, glamourosa y segura de si misma aspirante a cantante. Sandie empieza devorando la noche londinense, conoce al apuesto y aventurero Jack (Matt Smith) realiza una audición para cantar en un club, pero poco a poco su vida va girando a peor. Eloise va sufriendo cada vez más ese empeoramiento, haciendo que empiece a perder contacto con el presente.

Técnicamente Última noche en el Soho me ha parecido maravillosa. La dirección de Wright y la fotografía de Chung-hoon Chung y un vestuario adecuadísimo se unen para crear escenas inolvidables, como la entrada de Sandie en un club, donde juegan con los reflejos de los espejos para mostrar cómo Eloise experimenta vicariamente su vida. El tono de la película empieza lleno de nostalgia de la década de los sesenta, presentando un Londres vibrante, lleno de color y de energía, pero poco a poco va virando hacia temas más oscuros, mostrando su cara menos amable, especialmente con las mujeres. Esa transición la ejemplica perfectamente un giro de la banda sonora, que transforma la balada pop "You’re My World”, de Cilla Black en una música inquietante. Wright se siente igualmente cómodo en todos esos terrenos tan dispares; su amor por la época que retrata, por el terror y el giallo y por la propia ciudad de Londres se hacen evidentes en la película. Pero lejos de ejecutar un ejercicio de nostalgia, presenta una trama anclada en el presente, que refleja el machismo rampante de la época (o al menos más rampante que el actual).

El reparto de la película me parece perfecto. La joven actriz Thomasin McKenzie realiza un trabajo soberbio, componiendo un personaje que aúna vulnerabilidad y personalidad con gran carisma. Anya Taylor-Joy es una elección ideal para su personaje; con ayuda impagable del vestuario y una gestualidad viva y llena de seguridad y carisma parece realmente una estrella de los sesenta. Su contraste con McKenzie también funciona muy bien en las escenas que en las que aparecen juntas -o más bien solapadas-. Actores veteranos como Diana Rigg y Terence Stamp aportan mucho valor a sus personajes secundarios.

Última noche en el Soho me ha parecido una experiencia visual y sonora maravillosa. Edward Wright filma una película magnífica, otra más, en la que mezcla géneros, épocas, drama y comedia de forma homogénea. Imprescindible.

(c) 2021 Jordi Flotats