CENSOR

Censor homenajea al terror de la década de 1980 con una historia ambientada en la Gran Bretaña de la época, donde se censuraban este tipo de cintas. Bien ambientada y realizada, la película además trata del poder del género para remover nuestros miedos e inquietudes.

Censor es el debut cinematográfico de la directora británica Prano Bailey-Bond, un homenaje al cine de terror de bajo presupuesto y mal gusto que salía directo a video club durante la década de 1980. Esas películas se conocían en Gran Bretaña como "video nasties". El auge del video doméstico en ese país facilitó que llegaran antes allí que en otras partes de Europa. Su éxito causó alarma social; la violencia exagerada de esas películas se trasladaba directamente a la sala de estar de las casas, al alcance de todos. Y como suele ocurrir, se las culpó de crímenes y auges de violencia, sin pensar en la crisis y las convulsiones sociales por las que estaba atravesando el país. Para calmar esta alarma social el gobierno de Margaret Thatcher introdujo la censura. Antes de poder ser exhibidas las películas tenían que ser revisadas por una oficina de censura, que podía decidir qué cambios debían hacerse para poderse poner en circulación.

La protagonista de la película es Enid (Niamh Algar) una mujer que trabaja como censora en una oficina gubernamental. Junto a sus compañeros se pasa el día viendo películas de terror y decidiendo qué nivel de violencia y desnudez es pasable y haciendo anotaciones de las escenas con niveles no aceptables. De esas notas sale un informe que se envía a los creadores de la película, que tienen la oportunidad de hacer los cortes si quieren ponerla en el mercado. En su vida personal, Enid es una solitaria, siempre controlada y correcta. Su vida está marcada por un hecho traumático; de niña salió con su hermana pequeña una tarde y ésta desapareció. Algo les sucedió, pero ella no guarda ningún recuerdo de qué podría haber sido. Su mundo se tambalea cuando sus padres deciden, tras muchos años, darla oficialmente por muerta y cuando se produce una polémica por un crimen que aparentemente imita al de la escena de una película que ella no censuró. Los diarios sensacionalistas crucifican a la oficina de censura por no haber hecho un mejor trabajo y se empiezan a centrar en ella en particular. Empieza a tener sueños perturbadores y cree reconocer a su hermana, ya adulta, como la actriz que aparece en última película que tiene que censurar. Su director es el enigmático Frederick North (Adrian Schiller), cuyo trabajo empieza a obsesionarla hasta el punto de investigar su paradero y el de la actriz.

A pesar de ser una película de presupuesto limitado, Censor está muy bien ambientada en la gris Gran Bretaña de la década de 1980. Las oficinas donde trabajan los censores, con sus colores verdosos y sonidos apagados, transmiten perfectamente la sensación algo kafkiana de sus trabajos. El cambio en la luz en las escenas finales, cuando realidad y ficción cinematográfica se empiezan a mezclar, es notable y efectivo, recreando en cierta forma el cine al que homenajea la película. La protagonista, marcada internamente por la represión y la negación, se mete literalmente dentro de ese cine para intentar liberarse. Ese viaje interior se refleja perfectamente en la interpretación de Niamh Algar, que sabe juzgar en cada momento como reflejar esos cambios en sus expresiones.

Censor me ha gustado mucho. Tiene una buena realización; esta bien dirigida, la fotografía y el diseño de producción son muy buenos y el casting es excelente. Pero además tiene muy claro lo que quiere contar y, muy importante; sabe cómo tiene que terminar la historia, algo siempre complicado. Como fan del cine de terror me ha gustado mucho este homenaje a unas películas que normalmente son desdeñadas, pero que, tal como hace Censor, tienen la capacidad de explorar nuestros miedos y ansiedades.

(c) 2021 Jordi Flotats