Crónica del décimo día del Festival de Sitges. Películas vistas: Tides, The Green Knight y Prisoners of the Ghostland
Hoy se ha anunciado el palmarés de la 54ª edición del Sitges 2021, donde ha resultado triunfadora la islandesa Lamb de Valdimar Jóhansson, que se ha llevado el premio a Mejor película y Mejor actriz ex-aequo por Noomi Rapace. El jurado oficial de este año, formado por Ali Abassi, Alaska, Luna (María Lidón), Joaquín Reyes y Antonio Trashorras, ha destacado con menciones especiales a After Blue, The Blazing World, The Execution y The Innocents. Nitram ha sido otro de los títulos destacados en la decisión del jurado, se ha llevado la Mejor dirección por Justin Kurzel y la Mejor interpretación masculina por su protagonista Caleb Landry Jones. Como algunos años, en esta edición los intereses del jurado han distado mucho de los míos; exceptuando The Innocents, que me pareció excelente y Nitram, que también me gustó mucho, no he visto ninguna de las otras películas. Queda pendiente el premio del público, que será anunciado más adelante, porque a diferencia de otras ediciones, mañana domingo la programación será normal y no habrá maratones.
Paco Plaza, que ya presentó su episodio de Historias para no dormir, ha presentado hoy su última película, La abuela que cuenta con un guion de Carlos Vermut. El director comentó que la colaboración nació de su amistad, surgida en Sitges viendo películas de terror. Plaza ha dicho del proyecto que: “Yo llevaba un tiempo intentando desarrollar una idea pero no acababa de encontrar el enfoque correcto, quería rodar una historia de posesiones donde el demonio fuera la vejez. Aquí es donde entró en Carlos y aportó su personalidad”. La película se ha presentado esta tarde en el Auditori, donde antes se ha entregado el premio Nosferatu al actor Emilio Gutiérrez Caba.
Empiezo mi día de cine en el Auditori viendo Tides, del suizo Tim Fehlbaum. El director presentó la película junto al director de fotografía Markus Förderer, que ganó el premio a la mejor fotografía en el Festival de Sitges de 2011 por la película Hell, también dirigida por Fehlbaum. Antes de Tides se proyectó el corto Mask of the Evil Apparition, dirigido por Alex Proyas. El corto transcurre en una ciudad de pesadilla, donde una joven aparece allí sin recordar nada y es ayudada por dos extraños hermanos gemelos a escapar de la persecución de un culto formado por clones que ríen malvadamente. La verdad es que cuando vi que el corto era de Alex Proyas mis expectativas crecieron, pero cuando llevaba 3 minutos de visionado se desplomaron. Me pareció incoherente, mal interpretado y mal realizado. Parece mentira que el autor de este corto hiciera Dark City.
Tides se ambienta en un futuro lejano. En algún momento el cambio climático, las guerras y las epidemias provocaron que un grupo de personas la abandonara y colonizara otro planeta. Allí se establecieron con éxito, pero tras varias generaciones advirtieron que las personas estaban perdiendo su fertilidad y no podían tener hijos. Esto hizo que mandaran una expedición de exploración a la Tierra, para ver en qué estado se encuentra para ver si se halla una solución o incluso planear un eventual retorno. La expedición falló, o al menos no reportó nada, por eso mandan una segunda. La acción empieza justo cuando aterriza con problemas esta segunda expedición. Sólo acaba sobreviviendo la protagonista de la película, una mujer cuyo padre participó en la primera expedición. Acaba en las manos de un grupo de personas que malvive (pero vive, y se reproduce) en una zona de marismas, aunque pasa poco con ellos, pronto ve que la zona está controlada por otro grupo que reside en los restos de un gran barco varado. El líder de ese grupo es un superviviente de la primera expedición, que la recibe con entusiasmo, especialmente cuando entre ambos piensan una forma de comunicarse con la colonia para decirles que pueden volver. Pero enseguida se da cuenta que su antiguo compatriota está preparando a la gente local para que sean poco más que esclavos de los colonizadores que volverán, por lo que se vuelve en su contra.
Tides es una película de ciencia-ficción con un presupuesto limitado pero aprovechado al límite para que no se vea barata. Tiene una buena fotografía, una dirección correcta y a una protagonista (interpretada por Nora Arnezeder) carismática. Su argumento es bastante genérico y en conjunto se siente como una película que ya has visto. A pesar de eso vi Tides con agrado, como fan de la ciencia-ficción me entretuvo. Aunque no creo que pase a la historia del cine está bien para un domingo por la tarde.
Por la tarde acudo a la sala Tramuntana para ver The Green Knight, de David Lowery. Antes de su proyección se proyecta el corto Goya 3 de mayo de Carlos Saura, que recibirá mañana el Gran Premi Honorífic del Festival en su gala de clausura. El corto intenta reproducir con fidelidad el momento que llevó al célebre cuadro de Goya Los fusilamientos del 3 mayo. Arranca con una selección de sus grabados de la serie Desastres de la guerra con imágenes terribles de la Guerra de Independencia para pasar a reproducir los últimos momentos del grupo de fusilados por el ejército francés. La intención del corto es denunciar la brutalidad de la guerra que realizó Goya, sirviendo como precursor a otras obras como el Guernica de Picasso. Su realización no me entusiasmó demasiado; los actores y la ambientación no están a la altura de la obra maestra del pintor español.
The Green Knight cuenta la historia de Gawain, hijo de una hechicera. Gawain atiende una cena en la corte, donde su tiene la corte su tío, el rey. Su madre convoca al misterioso Caballero Verde, que se presenta en la corte y reta a cualquier caballero a golpearle. Quien lo logre se quedará su hacha mágica, pero tendrá que volver a encontrarse a él en la próxima Navidad, donde tendrá que recibir un golpe equivalente del Caballero Verde. Gawain, usando la espada Excalibur, decapita al Caballero, quien recoge su cabeza del suelo y le recuerda la deuda contraída. Tras disfrutar un tiempo de la fama, el rey Arturo le recuerda a Gawain que debe partir al encuentro del Caballero, puesto que su honor de caballero le obliga. Su madre le da un fajín verde que le librará de todo mal mientras lo vista para que le proteja. Tras pasar por muchas aventuras por el camino, Gawain finalmente se encuentra con el Caballero Verde, donde se verá obligado a tomar una decisión: puede huir, perder el honor y vivir, puede enfrentarse al Caballero con el fajín puesto, lo que sería indigno o puede ir sin el fajín y perder la cabeza.
David Lowery ya demostró en su magnífica película A Ghost Story que era un narrador tan original como personal. En The Green Knight utiliza la leyenda artúrica de Sir Gawain para contar una historia donde plantea un conflicto entre el honor y la paz interior y la fama y fortuna, pero que también puede leerse como el dificultoso proceso de aceptación de la muerte como un hecho natural. La película tiene una fotografía estupenda, que usa iluminación natural para mostrar unos interiores impresionantes aunque anacrónicos -parecen más de los siglos XVIII y XIX que medievales-. El Caballero Verde parece un avatar de la naturaleza, con aspecto medio arbóreo, quizás otro símbolo del enfrentamiento entre el mundo pagano y el cristiano representado por la corte artúrica. La película, con un reparto impresionante con Dev Patel acompañado por Alicia Vikander, Joel Edgerton o Sean Harris, está narrada con ritmo lento y pausado, que potencian el aire de ensoñación de lo que se está contando. El final en sí me pareció impresionante en todos los sentidos; la culminación de la historia, la conclusión de los temas que plantea la película y visualmente precioso. Otra gran película de David Lowery.
Termino el día y mi Festival, yendo al Auditori para ver Prisoners of the Ghostland, de Sion Sono. El director japonés debuta en el cine estadounidense con una película, que como siempre, apunta a provocar y a demostrar que es más marciano que nadie. Y en la aventura se acompaña de Nicholas Cage, que últimamente se ha abonado al cine de género que celebra los excesos expresivos a los que es tan aficionado, como Mom and Dad, Mandy o Colour out of Space. El argumento básico de la película recuerda mucho al de 1997: Rescate en Nueva York. En un mundo postapocalíptico futuro hay una ciudad mezcla de Oeste Americano -saloons, pistoleros- y Japón del periodo Edo -geishas, samurais- regida por El Gobernador, un tipo blanco con profundo acento tejano, cuya "nieta" -parte su harén- se ha fugado y ha acabado en The Ghostland, una zona contaminada de la que cuando se entra difícilmente se puede salir. Para rescatarla saca de la prisión a un tipo retenido allí por un atraco que acabó con muertos (Nicholas Cage). Le enfunda en un traje de cuero que lleva repartidos pequeños explosivos en diferentes partes del cuerpo (testículos incluidos). Si no la entrega en dos días o le hace algún tipo de daño, los explosivos detonarán.
A pesar de los esfuerzos por crear extrañeza visual con unos decorados alucinados, que en algunos casos, como el interior del banco, resultan eficaces, la película no llega a despegar en ningún momento. Sin auténticas dosis de frescura y dinamismo por parte de los actores, del director y del montaje es imposible levantar una película con un guion tan malo. Y no encontré esa frescura por ninguna parte; todo es tan absurdo como como suena, la mayor parte de los actores con papeles pequeños parecen no-profesionales y los actores principales parecen gravemente desubicados. Ni siquiera Nicholas Page parece poder decidir que cara poner en un momento dado, ni siquiera cuando le explota un testículo. Si la intención de la película era divertir, yo me aburrí. Si era provocar, me dejó indiferente. Si era hacer pensar, me estuve a punto de dormir (literalmente). Horrible, lo peor que he visto en este Festival con gran diferencia.
(c) 2021 Jordi Flotats