Crónica del tercer día del Festival de Sitges. Películas vistas: Belle, The Trip y Coming Home in the Dark
Arranca el primer fin de semana del Festival con una presencia de público en las salas y las calles de Sitges que empieza a parecerse a la que había antes de la maldita pandemia. El Festival ha recibido a muchos invitados. Para empezar han estado presentes los guionistas Nick Ball y John Niven y la actriz Noomi Rapace presentando la película noruega The Trip, de Tommy Wirkola. Los escritores han comentado que escribieron la película durante el confinamiento como forma de divertirse y desconectar. Rapace, que también presenta la película Lamb, ha comentado que aunque ambos roles son muy distintos, ambos tienen algo de ella misma. En The Trip interpreta a una mujer vanidosa que odia a su marido, mientras que en Lamb da vida a una mujer humilde marcada produndamente por una pérdida.
También está en Sitges el equipo de Veneciafrenia, la última película de Álex de la Iglesia, que la presentará en primicia en el Festival antes de su estreno en salas el próximo 26 de Noviembre. El director ha comentado que su película puede considerarse de género pero no necesariamente un giallo sino más bien una cinta de suspense con algunos elementos de terror. También ha hablado de la turismofobia, considerando que las personas -en este caso los turistas- a veces acabamos destruyendo aquello que amamos, lo que acaba provocando el rechazo de los habitantes de los lugares turísticos. Durante la proyección de la película en el Auditori ha sido entregado el premio Maria Honorífica al compositor Roque Baños por su trayectoria ligada al género trabajando de cerca con directores como el mismo Álex de la Iglesia, Jaume Balagueró o Fede Álvarez.
Empiezo mi día de cine en el Auditori de buena mañana para ver Belle, de Mamoru Hosoda, una de los títulos que más esperaba de esta edición. El director japonés recibirá mañana el Gran Premi Honorífic del Festival en la sesión de tarde de su película. La protagonista de la historia es una chica cuya vida está marcada por la pérdida traumática de su madre; esta pérdida la ha aislado y le ha quitado incluso sus ganas de cantar. Todo cambia para ella cuando entra en la red social U, que tiene más de 5000 millones de usuarios. U analiza la persona que ingresa en la red y crea para ella su avatar, que tiene una apariencia y capacidades generadas a partir de las lecturas. El alter ego de la chica es Belle, una belleza rubia capaz de cantar de forma extraordinaria. Pronto Belle empieza a demostrar sus capacidades y ganar notoriedad en la red. Al mismo tiempo el usuario conocido como la Bestia triunfa en el cirtuito de combates de U, ganando de forma tan agresiva que se gana la enemistad de un grupo de jugadores que se autoproclaman reguladores del orden. Cuando los caminos de Belle y la Bestia se cruzan, las vidas de ambos cambian.
Mamoru Hosoda demuestra su genio haciéndose suyo el germen de la historia de la Bella y la Bestia, creando un homenaje visual a la obra de Disney renunciando por completo a su mensaje. Los personajes de la película, dañados por circunstancias terribles, encuentran alivio en el mundo de U y a la vez crean allí relaciones que les permiten mejorar en el mundo real. Hosoda ya demostró en Summer Wars que no comparte toda la negatividad alrededor de las redes sociales, dando un mensaje de optimismo sobre su uso. Belle es visualmente preciosa, usando contrastes entre animación tradicional para el mundo real y 3D para un mundo virtual que es apabullante. El guion y la dirección también me parecieron superlativos; los personajes están bien trazados y los climax de la película son genuinamente conmovedores. Una obra maestra, quizás el mejor trabajo de Hosoda, la he disfrutado enormemente.
Continuo en el Auditori por la tarde para ver The Trip, de Tommy Wirkola. Presentando la sesión estuvieron los guionistas John Niven y Nick Ball y la actriz protagonista, Noomi Rapace. Los protagonistas de la película son un matrimonio que está pasando una racha muy mala; ella es una actriz que no encuentra trabajo y él un director que se dedica a los culebrones para intentar pagar sus numerosas deudas. Además ya no se aguantan, por lo que ambos deciden por separado aprovechar una escapada de fin de semana a la cabaña del padre de él para matar al otro simulando un accidente. Pero los planes de ambos se tuercen y cuando están en plena batalla campal, descubren que en la cabaña se están escondiendo tres presos muy peligrosos que han escapado de una cárcel cercana. En ese punto tendrán que aunar fuerzas para sobrevivir.
Tommy Wirkola triunfó en Sitges con sus alocadas películas sobre zombies nazis, Dead Snow 1 y 2, que mezclaban comedia y gore sin complejos. The Trip es una película más elaborada, pero no menos gamberra. La historia presenta a unos personajes sin demasiada conciencia jugar a un juego de supervivencia con otros aún peores que ellos. Wirkola la dirige con ritmo y nos muestra una violencia explícita, que, mezclada con grandes dosis de humor negro, se convierte prácticamente en un cartoon. La acertada dirección y un reparto tan bueno como entregado dan como resultado un entretenimiento magnífico para los que tenemos el estómago resistente. La película es perfecta para el público de Sitges, que ha jalonado cada escena. Me lo he pasado en grande.
Termino mi día por la noche en el Auditori para ver la película neozelandesa Coming Home in the Dark, de James Ashcroft. La película empieza con un matrimonio de mediana edad y sus dos hijos adolescentes yendo de acampada a una zona remota de Nueva Zelanda. Allí se cruzan con dos hombres armados que los secuestran. Al principio parece tratarse de un robo, pero los ladrones reconocen al padre de la familia. Al parecer años atrás trabajó en un correccional para jóvenes delicuentes donde se cometieron todo tipo de abusos con los internos. Juntos emprenden un viaje con final incierto.
En los créditos finales de la película pude leer que se basa en una historia corta de Owen Marshall y se nota. La historia que cuenta me gustó, en especial la evolución del discurso del profesor a medida que avanza la película, pasando de la negación a la sinceridad. Pero en mi opinión lo que cuenta da para 45 minutos muy buenos, no para la hora y media que dura. La película se me hizo larguísima, con muchas escenas de conducción nocturna que no aportan nada al conjunto. Por eso el final, aunque me gustó, me pareció una liberación. Lástima, porque la premisa y los actores me gustaron.
(c) 2021 Jordi Flotats