ESCUADRÓN SUICIDA

James Gunn revitaliza DC con una película que es tan gamberra, loca y violenta como tiene que ser

En 2016 Warner intentó recrear el éxito de Deadpool tomando a villanos de segunda del universo DC para realizar una película de acción irreverente y gamberra. Creó Suicide Squad, con actores con tirón de taquilla como Will Smith y Margot Robbie, pero el resultado fue más que discreto. La película falla en la parte del humor, tiene un montaje extraño y un ritmo narrativo fallido. Lo único destacable fue la introducción de Harley Quinn, interpretada por la excelente Margot Robbie, que roba el protagonismo al resto del reparto. Cinco años más tarde, Warner resucita el proyecto con una mezcla de secuela, reboot y remake, The Suicide Squad (supongo que el "The" es para diferenciarla de su predecesora). Este nuevo proyecto tiene, de entrada, dos factores diferenciales: por un lado su calificación es de mayores de 18 años -lo que le permite un humor más negro y una violencia más explícita- y por otro elegir para liderar el proyecto a James Gunn. Gunn, director de los Guardianes de la Galaxia, fue invitado a salir de Marvel tras destaparse toda una serie de tweets donde el director realizaba comentarios de pésimo gusto. Más adelante, tras la defensa acérrima de los miembros del reparto, la productora se arrepintió de la decisión y lo recontrató para dirigir Guardianes de la Galaxia 3. Pero mientras tanto recibió carta blanca para escribir y dirigir The Suicide Squad. Sin duda el proyecto encaja perfectamente con su perfil; ha creado una película tan loca como gamberra, con un humor que funciona muy bien y que sin duda cumple con lo que promete.

La película arranca con Amanda Waller (Viola Davis), la líder de la oscura agencia gubernamental que usa a delincuentes peligrosos para realizar misiones suicidas, reclutando a un nuevo equipo: Savant (Michael Rooker), TDK (Nathan Fillion), Capitán Boomerang (Jai Courtney), Javelin (Flula Borg), Comadreja (Sean Gunn) y Harley Quinn (Margot Robbie). Serán liderados por el coronel Rick Flag (Joel Kinnaman). Les embarcan en un avión con rumbo a la isla-estado de Corto Maltese, situada en el trópico. Pero sólo llegar les espera todo un ejército, que acaba con la mayor parte de ellos. Son sólo un señuelo; Waller ha preparado otro equipo para que desembarque en otro punto sin acaparar atención. Están liderados por Bloodsport (Idris Elba), un supersoldado capaz de usar cualquier cosa como arma letal, que tiene una relación complicada con su hija adolescente. Si a alguien le suena al personaje de Will Smith en la película anterior acierta; han optado por sustituirlo por un personaje equivalente, pero sin ser el mismo. Completan el equipo Peacemaker (John Cena), otro supersoldado que declara amar la paz por encima de todo, sin importar cuántos hombres, mujeres y niños tenga que matar para conseguirla; King Stark, una especie de tiburón humaniforme (con voz de Sylvester Stallone); Ratcatcher 2 (Daniela Melchior), una chica capaz de controlar a las ratas y Polka-Dot Man (David Dastmalchian), un tipo cuyo cuerpo genera una especie de granos gigantes de colores que puede expulsar de forma explosiva y que está obsesionado con su madre.

El objetivo del equipo es llegar a una gigantesca construcción edificada por los nazis y que ahora está dedicada al misterioso proyecto Estrella de Mar y destruir todo el material relacionado con el proyecto. Pero no será sencillo, porque el gobierno dictatorial valora mucho el proyecto y vigila con atención el edificio. Intentarán usar a los rebeldes de la isla para distraer al ejército y de algún modo infiltrarse hasta llegar a la instalación. Evidentemente, los planes no acabarán de salir del todo bien.

James Gunn ha aprovechado la libertad que le han dado para crear una película loquísima, irreverente, llena de humor negro, de momentos ultraviolentos e imágenes surrealistas. El argumento tiene influencia de películas como Los 12 del patíbulo y el cine de acción de los ochenta, pero con ritmo de comedia y contexto de cine de superhéroes. El arranque, con el doble desembarco, es potente y muestra lo que vendrá a continuación. Los nuevos personajes no puede decirse que sean muy profundos, pero sí que están bien dibujados con pocos trazos y tienen buena química como grupo. El reparto está muy bien elegido; Idris Elba es un actorazo al que le sobra oficio para interpretar a su rol, que ejerce como contrapunto serio para el resto; John Cena también destaca por tener una vis cómica para dar vida a su especie de Capitán América psicópata y David Dastmalchian borda su papel de persona con un un poder tan ridículo como mortal y que está psicóticamente obsesionado con su madre. Margot Robbie borda como siempre a Harley Quinn, interpretándola con su habitual carisma e intensidad, transmitiendo sensación de peligro e imprevisibilidad en todo momento. Su personaje es protagonista de una trama paralela dentro de la película, casi un corto por derecho propio, que complementa perfectamente con el resto del metraje.

Aparte de dar un ritmo narrativo muy bueno, la película nos regala imágenes tan potentes y tan locas como grupos de personas todos con la cara de una señora de mediana edad o un kaiju con forma de estrella de mar. También tiene secuencias espléndidas de acción como la de la huida de Harley Quinn de un palacio lleno de soldados.

En mi opinión James Gunn ha firmado una de las mejores películas del Universo DC, personalmente es mi favorita excluyendo las de Batman dirigidas por Christopher Nolan. La película que entrega exactamente lo que promete: acción, comedia y entretenimiento, rodado con competencia e imaginación. No hay que perdérsela.

(c) 2021 Jordi Flotats