GODZILLA VS. KONG

El MonsterVerse que empezó con películas separadas de Godzilla y Kong avanza para juntar a estos dos titanes en la misma cinta. Adam Wingard dirige con agilidad y un cierto humor y se centra en lo más importante: los monstruos y sus peleas.

Marvel creó su Cinematic Universe juntando todos sus héroes en un mismo mundo y dándoles a cada uno películas propias conectadas a las de los demás, generando una especie de serie de televisión para el cine, donde cada capítulo tiene conexión con los demás. La industria cinematográfica se dio cuenta del enorme potencial comercial de este sistema; cada película crea expectaciones para las siguientes y ayuda a atraer al público. Desde entonces muchos están intentando lo mismo, con más o menos material para sus universos y más o menos éxito: DC a través de Warner está juntando a sus héroes al estilo de Marvel; Universal intenta explotar a sus personajes icónicos de terror (la momia, el hombre invisible, ...) en lo que llaman Dark Universe y Legendary, en colaboración con Warner y Toho, ha juntado a los kaiju encabezados por Gozdilla con King Kong en el MonsterVerse. De momento hay cuatro películas dentro de este entorno: Godzilla (2014), Kong: La Isla Calavera (2017), Godzilla: King of the Monsters (2019) y el última, Godzilla vs. Kong que finalmente junta a los dos titanes más icónicos. Para esta batalla el director elegido ha sido Adam Wingard, autor de la notable cinta de terror gamberro Tú eres el siguiente, que ha creado una película pulp de serie B con un presupuesto y unos efectos de superproducción. El resultado no es una gran obra, pero si un entretenimiento espectacular, ideal para ver en una pantalla grande de cine lo más grande posible.

Los créditos iniciales de la película retratan toda la serie de monstruos que han ido derrotando Godzilla y Kong como si de un torneo se tratara, mostrando que la final es entre ellos dos. Ese es el espíritu de la película, y todo el argumento restante viene a ser una mera excusa. La película arranca en la isla Skull, donde Kong se encuentra contenido bajo un enorme domo bajo la responsabilidad de la agencia Monarch. Allí la doctora Ilene Andrews (Rebecca Hall) lo estudia y se ocupa de su bienestar y del de la pequeña Jia (Kaylee Hottle), una chica sorda, única supervivente de los nativos de la isla Skull tras una gran tormenta. La niña ha establecido un vínculo muy fuerte con Kong, que demuestra más inteligencia de la que le suponen. En el otro lado del mundo el podcaster chiflado Bernie Hayes (Brian Tyree Henry) se ha infiltrado en las instalaciones de Florida de la multinacional Apex Industries, sospechando que están ocultando algo sucio. Justo entonces aparece Godzilla y ataca esas mismas instalaciones. Uno de sus pocos seguidores es la joven Madison Russell (Millie Bobby Brown), hija de Mark Russell (Kyle Chandler), actual director de Monarch. Ella está convencida que Bernie está detrás de algo gordo y consigue encontrarlo con la ayuda de su amigo Josh (Julian Dennison). Los tres se infiltrarán de nuevo en las instalaciones de la empresa y se meterán en líos pero también encontrarán respuestas.

Mientras tanto el CEO de Apex, Walter Simmons (Demián Bichir), recluta al científico Nathan Lind (Alexander Skarsgård) que sostiene que la teoría de la Tierra Hueca es cierta y que bajo el manto terrestre existe otro mundo, casi tan vasto como el nuestro, de donde surgirían los titanes que de vez en cuando asolan la superficie. Esos titanes se alimentan y se crean debido a una fuente de energía presente en algún punto de ese otro mundo. El objetivo de Simmons es entrar a la Tierra Hueca por un punto situado en la Antártida con unos vehículos especiales y llevar a Kong con ellos, para que, una vez allí les conduzca hasta esta fuente de energía. Tras la ardua tarea de convencer a Monarch para que deje mover a Kong -el argumento es que Kong procede de allí y le ayudarían a "volver a casa"-, queda la aún más ardua tarea de moverlo por mar sin que les ataque Godzilla, ya que ambos son rivales naturales. Tras un viaje muy movido, la batalla final se librará en Hong Kong, donde Apex tiene guardada una sorpresa.

Como puede intuirse, el argumento no tiene demasiado sentido y además aúna montones de pseudociencia y teorías conspirativas absurdas como la de la Tierra Hueca, pero eso viene a ser lo de menos. El guion mismo no se toma demasiado en serio nada de lo que cuenta. La película tiene un tono ligero y evita cuidadosamente entrar en detalles sobre nada; como la gente que habla muy deprisa para intentar pasar por buena una milonga. Si no fuera por el auge y la prevalencia de teorías conspirativas de todo tipo que amenazan con minar nuestras vidas, el argumento me habría hecho más gracia. Con los personajes también se sigue la misma dinámica, están esbozados sobre estereotipos, pero siguen la ligereza del resto tratamiento de la película.

Y es que el aliciente de Godzilla vs. King no son los diálogos ni la consistencia argumental. Los espectadores hemos ido a verla para ver peleas de monstruos gigantes, y en ese sentido la película entrega con creces lo que promete. Las peleas entre Godzilla y Kong, una en el mar sobre una flotilla de barcos y otra en Hong Kong, son espectaculares. Aunque el tamaño de Kong vaya variando (debería ser muchos más pequeño que Godzilla), y a priori no parezca un rival para el monstruo radioactivo, la película le da mucha cancha, haciéndole mucho más inteligente de lo que lo solían pintar. La batalla final, con enemigo sorpresa, es apabullante. Toda la película viene a ser una preparación para esos veinte minutos finales.

Godzilla vs. King es tonta, pero es ágil, ligera, dura lo que tiene que durar y entrega lo que promete. Tuve la suerte de verla en unos cines IMAX, el escenario ideal para ver monstruos gigantes peleando. Recomiendo sin duda verla en una sala de cine; es un entretenimiento perfecto para olvidarse un par de horas de los tiempos que estamos viviendo.

(c) 2021 Jordi Flotats