LA MADRE DEL BLUES

La madre del blues es una adaptación de la obra teatral de August Wilson producida entre otros por Denzel Washington y protagonizada por Viola Davis. Ambos ya colaboraron en Fences, otra adaptación al cine del mismo autor. La película muestra la dinámica entre un grupo de músicos afroamericanos que se disponen a grabar uno de los éxitos de Ma Rainey, una de las pioneras del blues. Viola Davis y sobretodo Chadwick Boseman (en su papel póstumo) dan un auténtico recital de interpretación.

La madre del blues es una película que adapta del teatro la obra homónima del dramaturgo August Wilson. Wilson exploró con sus obras, que gozaron de éxito de público y crítica, el racismo sistémico que sufre la población afroamericana y la apropiación cultural a la que es sometida. Denzel Washington, un auténtico admirador, ya produjo y protagonizó junto a Viola Davis la obra Fences, rodada en 2016. Ahora repite como productor adaptando La madre del blues, una obra que estudia la influencia de la cultura afroamericana en la música popular de Estados Unidos (y de rebote de buena parte del mundo). Repite como protagonista Viola Davis, muy bien acompañada por Chadwick Boseman, en el que fue su papel póstumo.

Ma Rainey fue una cantante de blues afroamericana que desarrolló su carrera durante las primeras décadas del siglo XX y hasta 1935, aunque sólo realizó grabaciones a partir de la década de 1920. Cosechó considerable éxito dentro de su comunidad y fue considerada una de las pioneras del blues tocado con banda de acompañamiento de jazz; no en vano uno de sus apodos fue 'la madre del blues'. La película usa al personaje real para retratar una sesión de grabación de Ma Rainey (interpretada por Viola Davis) con su banda.

La historia arranca en 1927 con imágenes de una actuación en vivo de la cantante en un entorno rural, donde recibe el tratamiento de estrella por parte de la audiencia. Pero la práctica totalidad de la acción se sitúa en un estudio de grabación situado en el South Side de Chicago donde Ma Rainey grabará uno de sus grandes éxitos 'Ma Rainey's Black Bottom'. Allí dos hombres blancos, Irvin (Jeremy Shamos), el manager de la cantante, y el productor del álbum Sturdyvant (Jonny Coyne) esperan con impaciencia a Ma Rainey, a la que consideran una prima donna. Antes han llegado los músicos de la banda de acompamiento Georgia Band; Culter (Colman Domingo) al trombón, Toledo (Glynn Turman) al piano, Slow Drag (Michael Potts) al contrabajo y Levee (Chadwick Boseman) a la trompeta. Los tres primeros son veteranos, especialmente Toledo, un hombre casi anciano, pero Levee es mucho más joven y mucho más ambicioso. No carente de talento, quiere introducir arreglos más modernos a lo que tocan, ante la oposición de su jefa. Además compone por su cuenta e intenta que Sturdyvant le financie una grabación con su propia banda. Cuando finalmente llega Mo Rainey lo hace como una auténtica estrella, acompañada por su sobrino (Dusan Brown) y su 'chica', Dussie Mae (Taylour Paige). Pronto saltarán chispas entre ella y el productor y también entre ella y Levee. Este no la trata con el respeto que ella cree que merece y además flirtea descaradamente con su chica.

Los dos personajes centrales de la película son Ma Rainey y Levee, aunque el tiempo de pantalla de la cantante sea inferior al de los músicos de acompañamiento. Viola Davis se transforma físicamente -maquillaje exagerado, peluca y figura- en una mujer feroz, convencida por completo de su valía y que no se deja amilanar. Esta Ma Rainey tiene muy claras las relaciones comerciales y de poder entre ella y los demás personajes, especialmente con los dos hombres blancos. Aunque uno de ellos sea su manager, tiene muy claro que sólo tiene voz y voto hasta que se finalice la grabación. Una vez acabada, se olvidarán de ella hasta que la necesiten. Su actitud es orgullosa; prefiere mantenerse fiel a sus raíces musicales y ganarse la vida de espaldas a un público blanco que intentar mostrarse acomodaticia.

Levee es el polo opuesto de Ma Rainey y quizás el personaje más protagonista. Interpretado a la perfección por Chadwick Boseman, que crea un personaje nervioso, atildado y con un fondo inseguro. Como su jefa, Levee es talentoso, escribe música y tiene ambición; al contrario que ella, se muestra acomodaticio y un punto servil con el productor para que le dé ocasión de llegar a todos los públicos. Pero su servilismo es un medio para un fin; en un momento de la historia describe un horroroso incidente racista que le sucedió a los 8 años y que lo dejó marcado de por vida. Boseman borda cada matiz de este personaje, demostrando el gran actor que hemos perdido por culpa de su prematura muerte.

Durante toda la película los personajes se van construyendo capa a capa a través de conversaciones o situaciones, ganando progresivamente en complejidad. Esta construcción hace que el espectador pueda ir cambiando de opinión sobre ellos a medida que avanza la acción, o al menos se comprenda mejor porqué actúan como lo hacen. Esto se hace por completo evidente con Ma Rainey y especialmente con Levee, convertido al final en figura trágica, triste ejemplo de la apropiación cultural que sufrió (¿que sufre?) la música realizada por afroamericanos en Estados Unidos. El resto del reparto, formado por grandes actores veteranos como Glynn Turman o Colman Domingo, están perfectos en sus papeles; son más secundarios, pero como los protagonistas, se enriquecen poco a poco hasta tener su propia personalidad.

La madre del blues es una película tensa, bien realizada y con un reparto perfecto. No he podido ver la obra teatral original en la que se basa, pero seguramente esta película le hace justicia. Su tratamiento del racismo y la apropiación me gustó mucho, porque prefiere mostrarlo de formas más o menos sutiles que denunciarlo de manera explícita. De este modo creo que el mensaje se transmite de forma mucho más poderosa.

(c) 2021 Jordi Flotats