WONDER WOMAN 1984

Patty Jenkins y la mayor parte del reparto repiten en la secuela de Wonder Woman, una de las pocas películas del universo DC que logró buena acogida tanto de público como de crítica. Esta segunda cinta, a pesar de tener muy buenas intenciones con lo que nos quiere contar e incorporar buenos actores a la saga, se queda más corta, tanto en la acción como en la historia.

El estreno mundial de Tenet este pasado otoño dejó a Warner con mal sabor de boca. La película prácticamente no tuvo recaudación en Estados Unidos, donde muchas cadenas de cines están cerradas, aunque funcionó bastante bien en el resto del mundo. Esto terminó provocando el anuncio que por el momento estrenarán sus películas en paralelo en salas y en la plataforma de streaming HBO Max. La primera de ellas ha sido Wonder Woman 1984, cuyo estreno ya había sido retrasado varias veces y que han intentado que se convierta en el blockbuster navideño. La película, la segunda entrega de la superheroína DC, sigue la estela de su predecesora, repitiendo como directora Patty Jenkins y como protagonistas Gal Gadot y Chris Pine. Recreándose en la estética ochentera, nos propone una mezcla de acción, romance y una moraleja muy importante para los tiempos que vivimos, pero se ve lastrada por una historia poco coherente y por una duración excesiva. Lo mejor es que se puede ver en los cines -de momento al menos-, y además en formato IMAX; una gozada para romper los días de claustrofobia de espacios cerrados y pantallas pequeñas.

Wonder Woman 1984 empieza con un flashback de la infancia de Diana en Themyscira, donde participa en una exigente competición atlética que termina venciendo usando un subterfugio tras tener un accidente. Ni su madre la reina ni Antiope (Robin Wright) aceptan esa victoria, porque la verdad es el centro de los valores de esa sociedad de amazonas. Después la acción se traslada al Washington de 1984, donde Diana trabaja en el museo Smithsonian y en secreto usa sus poderes para ayudar a la gente corriente. En el museo conoce a Barbara Minerva (Kristen Wiig), una mujer con una formación impresionante pero terriblemente insegura y a la que le cuesta causar impresión en los demás. Minerva recibe del FBI un artefacto recuperado de un robo abortado por Diana; una misteriosa piedra con una inscripción que afirma que es capaz de conceder el deseo de quien la toque. Sin tomársela en serio, Diana desea que su gran amor, Steve Trevor (Chris Pine), regrese de entre los muertos y Minerva desea ser como Diana, pensando sólo en lo segura y atractiva que es, no en sus poderes. Pero resulta que la piedra es real y Diana descubre que Trevor ha vuelto, encarnado en el cuerpo de otro hombre, algo totalmente perturbador que la película se niega a explorar; a partir de entonces veremos a Trevor como Chris Pine. Minerva por su parte descubre con sorpresa creciente su transformación. Pero no es oro todo lo que reluce; cuando concede un deseo, la piedra se lleva tanto como aporta. Diana se da cuenta de ello, pero cuando va a buscar la piedra está ya en poder de Max Lord (Pedro Pascal). Lord es un supuesto magnate del petróleo que atrae inversiones usando un esquema de estafa piramidal que, de algún modo, conoce el poder del artefacto y no para hasta hacerse con él. Cuando lo consigue, su deseo es convertirse en la piedra. Y en lugar de terminar hecho un mineral mágico -final demasiado rápido para la película-, adquiere los poderes de la piedra; puede conceder deseos y decidir qué toma a cambio de ellos. Además parece necesitarlo; primero atesora poder para sí mismo, pero al final intenta llegar a todo el mundo a la vez. Cuantos más deseos concede, más caos se desata. Mientras tanto Diana intenta pararlo con la ayuda de Steve, aunque sea renunciando al deseo. Minerva en cambio decide defenderlo porque no quiere volver a su versión anterior.

Wonder Woman 1984 dura dos horas y media porque intenta conjungar muchas variantes de película en una sola. Tiene su vertiente ligera, casi de comedia romántica, donde Diana encuentra de nuevo a su amor y éste se sorprende por las novedades de la década de 1980 respecto al 1918 que conocía, donde Minerva se mete en líos y sale de ellos gracias al cambio que le ha otorgado la piedra. También tiene su parte de plan malvado, con un Max Lord haciendo cosas que acaban en caos pero que no parecen seguir ningún plan definido y sus momentos de lucha épica entre Diana y Minerva y entre Diana y Lord. Además de un final emocionalmente potente que enlaza con la idea inicial de la película, la verdad como centro moral, tanto del héroe como de la persona común. Una idea relevante, y más en Estados Unidos, aún a día de hoy gobernados por un mentiroso compulsivo que es muy mal perdedor. La idea de la mezcla en sí no me parece mal, si los elementos estuvieran bien resueltos la duración de la película estaría justificada. El problema principal que le encuentro a Wonder Woman 1984 es su guion; aunque la película esté adscrita al género fantástico, esto no la libera de presentarnos una historia que tenga lógica interna, y esta no la tiene. Sus carencias evidentes desde el principio, en el desenlace son enormes. Los diálogos tampoco resultan muy inspirados, especialmente los de los momentos cómicos. Resultan forzados y -quizás por un doblaje atroz- carecen de ritmo.

El reparto, como en la anterior película, está muy bien, aunque a algún actor le haya tocado un personaje casi insalvable. Gal Gadot continua siendo uno de los mayores aciertos de casting del cine de superhéroes. La actriz, aparte de bella, es carismática y llena la pantalla, no cuesta creerse a su personaje. Chris Pine, como en la primera entrega, resulta un contrapunto romántico muy bueno. Kristen Wiig es una actriz cómica excelente, pero su personaje sufre las limitaciones del guion. Además, aunque lo intenta, su transformación de patito feo a cisne es bastante imperceptible. A Pedro Pascal le toca un personaje que prácticamente nadie podría sacar adelante; es incoherente, exagerado y sus escenas bordean el ridículo en numerosas ocasiones.

La película tiene una factura correcta, Patty Jenkins me parece una buena directora, aunque las setpieces de acción me parecieron inferiores a las de su precedesora y en algún momento los efectos especiales se notan demasiado. La música de Hans Zimmer funciona mucho mejor en los momentos épicos que en los cómicos, pero todo y así merece la pena.

Wonder Woman 1984 me pareció bastante peor que su predecesora, una película que daba una historia de origínes correcta para introducir un personaje icónico de DC que recibía además un tratamiento más acorde al siglo XXI y con un casting prácticamente perfecto. Esta segunda entrega se alarga mucho y entrega una historia incoherente, llena de agujeros y de buenas intenciones que no terminan de llegar a buen puerto. A pesar de todo esto, el hecho de poder verla en una sala de cine y quizás precisamente porque en algunos momentos resulte tan tonta hizo que me evadiera un buen rato de la pesadilla de pandemia en la que estamos inmersos. Eso es mucho y para mi perdona muchas carencias.

(c) 2021 Jordi Flotats