SURGE

Surge es el debut del director británico Aneil Karia, un ejercicio de estilo que propone la historia de un hombre cuyas frustraciones por su vida se acumulan lentamente hasta que explota.

Surge es el debut en el cine del realizador británico Aneil Karia. Hasta ahora había desarrollado su carrera en la televisión, en series tan buenas como Top Boy y realizando cortos que llamaron mucho la atención. Precisamente de su corto Beat de 2013, protagonizado por Ben Whishaw, parece haber sacado la idea y el actor protagonista para Surge, un thriller que retrata el descenso a la enajenación de un tipo aparentemente normal. La película, narrada con un estilo frenético que no para ningún momento, es un ejercicio de estilo que encantará a tantos como irritará.

El protagonista absoluto de la película es Joseph (Ben Whishaw), un tipo joven que vive solo en un pequeño piso en el área de Londres. Vive una vida muy parecida a muchos de sus conciudadanos; se desplaza en trasporte público y trabaja en uno de los aeropuertos de la urbe en los controles de seguridad. A pesar que le gusta una de sus compañeras de trabajo no se atreve a decirle mucho; se relaciona muy poco, dentro y fuera del trabajo. A veces va a visitar a sus padres, pero son visitas complicadas; su padre es un hombre hostil, todo lo que hace le parece poco y mal. Su madre lo quiere, pero está muy sometida a su marido. Joseph es completamente infeliz, su hartazgo y su ira se van acumulando sin encontrar salida hasta que un día estalla y se hace despedir del trabajo; va a ver a la compañera que le gusta, que está en su casa de baja por gripe e intenta hacer que pueda usar su televisor con su ordenador. Sale a comprar un cable, un cajero se le traga la tarjeta y cuando en el banco no lo ayudan, decide atracarlo. Sorprendentemente tiene éxito, sale con dinero, pero eso sólo es el principio de su ruta autodestructiva.

Surge tiene un arranque potente; la cámara, siempre móvil, siempre nerviosa, nos introduce a un protagonista y a sus tristes circunstancias vitales. Ben Whishaw, un actor excelente, nos permite conocer sus preocupaciones y su insatisfacción por todo lo que envuelve su vida. Cuando el personaje explota, la historia ya toma otro cariz y se limita a mostrar sus peripecias aleatorias. Algunas me gustaron, como cuando se cuela en una boda, otras me dejaron más frío. En ese punto la película me dio más la sensación de ejercicio de estilo que de intento de contar una historia, porque la rebelión del personaje se intuye más como personal que como social y la película se olvida de darnos más pistas sobre lo que ha pasado en su vida para llegar allí, o lo que pasa en esos momentos de cortocircuito mental. Su vida no le gusta, pero nadie le está llevando al punto de ruptura, él mismo está caminando hacia allí. Supongo que la intención era mostrarnos que lo que le pasa es una "muerte a pellizcos", que los múltiples elementos insatisfactorios, que por si solos no producen más que una ligera molestia, si los sumas obtienes una crisis existencial. A mi personalmente no llegó, no conecté con eso. Sólo al final cuando vuelve a ver a su madre la historia reconecta un poco con el personaje, pero para mi ya era tarde.

La parte de ejercicio estilístico de Surge tampoco me convenció, aunque se trata de un gusto personal. Sin duda la dirección de Aneil Karia y la fotografía de Stuart Bentley tienen su mérito, pero para mi una 100 minutos de cámara en movimiento, muchas veces frenético, se hicieron muy largos. Aprecio este recurso usado puntualmente para transmitir inmediatez, prisa, pero si se usa todo el tiempo para mi pierde ese efecto y me acaba cansando.

(c) 2020 Jordi Flotats