Crónica del noveno día del Festival. Películas vistas: She Dies Tomorrow y The Education of Fredrick Fitzell
Hoy los protagonistas del día han sido el equipo de la película Cosmética del enemigo, del director Kike Maíllo, que ya presentó su opera prima Eva en la edición de 2011 de Sitges. La película adapta la genial novela de la escritora belga Amélie Nothomb y es una coproducción entre España, Francia y Alemania y cuenta con un reparto internacional formado por Tomasz Kot, Athena Strates, Marta Nieto y Dominique Pinon. La película transcurre en un aeropuerto, donde un arquitecto de éxito pierde su vuelo por culpla de una joven que lo aborda de repente. La conversación entre ambos se irá enrareciendo hasta lo siniestro. Han visitado Sitges Kike Maíllo, el productor Toni Carrizosa y dos de los protagonistas de la película, la actriz sudafricana Athena Strates y el polaco Tomasz Kot. Han comentado tener el beneplácito de la autora para realizar algunos cambios en su adaptación de la novela.
Yo hoy tengo un día muy tranquilo con sólo dos películas. Empiezo en el Auditori por la mañana viendo She Dies Tomorrow, de Amy Seimetz. La película arranca con una mujer que anda por su casa presa de la desesperación, se mueve inquieta, pone el Lacrimosa del Requiem de Mozart en bucle, empieza a beber. Intenta que una amiga suya la vaya a ver; cuando se ven le dice que está convencida que morirá al día siguiente; absolutamente segura, a pesar de no tener ningún indicio previo. Su amiga la intenta tranquilizar y se va a su casa. Cuando llega se da cuenta que ella también está convencida de su muerte inminente; tanto es así que se presenta en pijama a la fiesta de cumpleaños de su cuñada, con la que no se lleva bien, y se lo dice a su hermano, cuñada y a una pareja de amigos invitada. Todos la toman por loca, pero al cabo de unas horas ellos también están convencidos. Parece que este miedo se contagia aún más que el miedo "normal". Mientras se va expandiendo a través de las personas infectadas, la película muestra las reacciones de los diferentes personajes cuando se enfrentan a su próxima desaparición. Amy Seimetz también juega con el montaje, avanzando y retrocediendo en el tiempo para mostrar cómo se contagió su protagonista.
She Dies Tomorrow tiene un argumento con una premisa interesante, muy apropiado para los tiempos horrorosos de la pandemia de COVID-19, donde hablar de miedo, infectados y contagios es objeto habitual de conversación. Otra cosa que me pareció muy actual es que las personas infectadas con este miedo a la muerte siempre reaccionan aislándose, nunca buscan el consuelo de sus seres queridos, aunque compartan el mismo miedo. Actual, pero poco realista. Aparte de esto, Amy Seimetz ha escrito un guion con casi ningún argumento; plantea un tema interesante, presenta a unos personajes y luego se dedica a ver sus reacciones, no hay una historia vertebradora. Además cuando tiene que mojarse argumentalmente, lo evita por completo; en mi opinión lo único que pretendía la autora es estudiar las reacciones, nada más. Y nada menos, dirán algunos; pero no yo. Esta falta de historia, y la forma deslavazada de contarla me echaron atrás, no entré en la película casi en ningún momento, me costó empatizar con los personajes a pesar del buen reparto y me pareció muy artificiosa.
Por la tarde vuelvo al Auditori para ver la película canadiense The Education of Fredrick Fitzel, de Christopher MacBride. La película es un thriller psicológico con una premisa que por un lado la liga al cine fantástico y por otro le permite explorar cómo pueden afectar al futuro las diferentes decisiones que tomamos. El protagonista de la película es Fredrick Fitzell (Dylan O'Brien), un joven que se acerca a la treintena que parece estar iniciando lo que supone la "vida adulta" para la clase media; una vez licenciado en la universidad, alquila una casa con su prometida Karen (Hannah Gross) y encuentra un trabajo corporativo en una empresa grande, aparcando sus inquietudes artísticas -siempre había pintado y dibujado-. En esas su madre (Liisa Repo-Martell) sufre un derrame y queda postrada en una cama, prácticamente irresponsiva. En los días siguientes, mientras revisa sus cosas de años atrás a causa de la mudanza, empieza a darse cuenta que tiene lagunas de memoria de su último año de instituto. En esa época se juntó con dos chavales, Andre (Keir Gilchrist) y Sebastian (Emory Cohen), y una chica, Cindy (Maika Monroe), que le atraía mucho. Les gustaba salir de fiesta y no eran precisamente aplicados, lo que podía perjudicar sus notas -y expectativas de futuro-. Además experimentaron con una droga muy difícil de conseguir llamada Merc. A medida que los recuerdos le van volviendo en forma de flashes, Fredrick empieza a intentar reconstruir las piezas del puzzle. Quiere localizar a Cindy, pero al no encontrarla busca a Andre y Sebastian para que le aclaren lo que sucedió. La pieza central del misterio es la droga que tomaron, que podría ser que provocara al que la toma la capacidad de ver -¿y de transitar?- los diferentes futuros que se crean en cada decisión que se toma.
A través de una estructura narrativa que al principio parece fragmentada, pero poco a poco va cobrando sentido, Christopher MacBride nos perfila a un personaje que es capaz de explorarse a si mismo; viendo los caminos que su vida podría tomar dependiendo de pequeñas elecciones; viendo qué personas aportan una estabilidad a su vida -su madre, una mujer que le marcó siempre para bien, y cuáles aportan interés, pasión y aventura, pero pueden acabar desestabilizándolo. Esta estructura permite definir muy bien al protagonista y presenta elecciones vitales que serán comunes para muchos. Paradójicamente, quizás el actor que menos me gusta del reparto es Dylan O'Brien, lo encuentro un poco demasiado inexpresivo, aunque correcto. Me gustaron mucho más Maika Monroe y Hannah Gross, los dos intereses románticos, el primero más bien salvaje y el segundo más reposado pero no menos real. The Education of Fredrick Fitzel me ha gustado; tiene buenos valores de producción y buen reparto. Su historia es interesante y Christopher MacBride logra contarla de un modo comprensible, haciendo que la parte fantástica sea la excusa para fundamentar un drama con unos personajes logrados y momentos genuinamente emocionantes.
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