MOSQUITO STATE

Filip Jan Rymsza ha creado una película estéticamente impecable que realiza una crítica a la voraz especulación de los mercados bursátiles a través de una historia de terror llena de body horror y mosquitos.

El productor polaco Filip Jan Rymsza ha desarrollado su carrera en Estados Unidos, haciendo ocasionales incursiones en la dirección. Ahora vuelve con Mosquito State, una película que realiza una alegoría de la crisis financiera y social de 2007 usando al animal más mortífero para los humanos: el mosquito.

El año es 2007 y el protagonista de la película es Richard Boca (Beau Knapp), un matemático genial que trabaja en una empresa de Wall Street que se dedica a la especulación bursátil. Ha creado para ellos un software de predicción de tendencias de mercado llamado HoneyBee (abeja) que les sirve para ganar dinero a espuertas. Es un tipo completamente retraído y tímido, por lo que incluso el jefe de la empresa Edward (Olivier Martinez), lo trata como si formara parte del servicio doméstico e ignora todas sus advertencias de que sus corredores están abusando del modelo y provocando fluctuaciones potencialmente catastróficas. Por primera vez en años, Richard decide ir a una fiesta corporativa que se celebra cada año por todo lo alto. Allí conoce a Lena (Charlotte Vega), una estudiante que trabaja en una tienda de vinos muy exclusiva para pagarse los estudios. Lena lo trata con simpatía e incluso lo acompaña a su piso. Richard vive solo en una planta de un rascacielos de Manhattan; ha comprado todos los pisos y colecciona vino como inversión. La noche no termina muy bien para él. Además, aparte de Lena, un mosquito lo ha acompañado hasta su piso y lo pica. Al notarlo, se obsesiona con los mosquitos y empieza a criar los insectos, dejando que se alimenten de él y crien en recipientes llenos de agua que deja por todo su piso. Además mientras empieza a desarrollar un modelo matemático nuevo por su cuenta teniendo en cuenta todo lo que está aprendiendo de estos insectos.

Mosquito State es una película con un mensaje y una crítica muy claras a la voracidad desmedida del capitalismo voraz y la especulación rampante que se practica en los mercados bursátiles que acaba provocando crashes ecónomicos que acabamos pagando los que menos tenemos y menos participamos de esta especie de fiesta salvaje. No es casualidad que el modelo matemático original del protagonista se base en las abejas, animales colaborativos, y el nuevo se base en el mosquito, un parásito que, dadas las condiciones adecuadas, se multiplica sin control. El argumento de la película en sí ya es más tenue, Filip Jan Rymsza apuesta por el aspecto visual de la historia. Su protagonista es un hombre que ya empieza andando encorvado, como si temiera que lo mirasen, pero a medida que lo van devorando los mosquitos su cuerpo se llena de picaduras gigantes y su aspecto se va tornando más y más grotesco. Los mosquitos en sí son el centro de la película; ya desde los preciosos créditos de Dan Perri, que muestran las diferentes etapas de desarrollo de estos insectos, de huevo a larva, de larva a pupa y de pupa a imago. Los escenarios minimalistas del piso del protagonista, resaltados por la fotografía minimalista de Eric Koretz contrastan con el resto de escenarios donde transcurre la historia.

A pesar de las buenas interpretaciones del reparto, los personajes de Mosquito State son muy esquemáticos, incluso el protagonista, un visionario misántropo del que casi no sabemos nada. El argumento también adolece del mismo problema; aparte del estudio sistemático de los mosquitos y su deterioro físico, el protagonista intenta tener un gesto con la única persona en toda la película que no lo ha despreciado, pero poco más; no hay tramas secundarias y los personajes secundarios están allí para que nos desagraden.

Mosquito State es una película muy desigual; la vi con agrado gracias a la fuerza de sus imágenes y escenarios y me resultó fascinante y bastante repulsiva la transformación de su protagonista. Su crítica, aunque superficial, me parece muy acertada, pero su falta de historia hizo que todo el conjunto no me terminara de convencer demasiado.

(c) 2020 Jordi Flotats