RELIC

La directora australiana Natalie Erika James debuta con una película de terror, pequeña pero maravillosamente escrita e interpretada que realiza una metáfora preciosa y triste sobre la decadencia que trae el paso del tiempo

Relic es el debut en el cine de la directora australiana Natalie Erika James, siguiendo un poco la estela de la también australiana Jennifer Kent con Babadook. Al igual que Kent, Natalie Erika James ha creado una película de terror atípica, que huye de muchos de los convencionalismos del género para crear una metáfora de la decadencia que trae paso del tiempo y la demencia a través de la historia de tres mujeres admirablemente perfiladas e interpretadas.

La historia empieza cuando la policía de un pueblecito llama a Kay (Emily Mortimer), una mujer ocupadísima por su trabajo, para comunicarle que los vecinos hace días que no ven a su madre y cuando llamaron a su puerta nadie les abrió y su casa parecía vacía. Edna (Robyn Nevin), la madre, es una mujer de ochenta años muy independiente que vive sola en la casa familiar desde hace años. Kay llega a la casa junto a su hija Sam (Bella Heathcote), una joven veinteañera. Cuando entran, la casa está vacía, no hay signos de violencia pero sí signos que hacen que se preocupen por la salud mental de Edna; por toda la casa hay notas, algunas con recordatorios inocuos como 'tomar las pastillas', otras con mensajes más preocupantes como 'no lo sigas'. Tras varios días buscándola por toda la zona sin éxito, una mañana aparece en su cocina, sucia, desorientada y con un extraño moretón, pero por lo demás indemne. Cuando la interrogan sobre lo sucedido, se irrita y se niega a contestar.

A pesar que aparenta estar bien, Kay y Sam se quedan unos días con ella para quedarse más tranquilas. Por desgracia lo que ven es el progresivo deterioro mental de Edna, con momentos de olvido y cambios de humor súbito. Parece claro que ya no debería continuar viviendo sola y por eso ambas tienen que decidir cómo cuidar de ella. Kay empieza a mirar residencias de ancianos, pero le rompe el corazón ingresar a su madre, mientras que Sam se plantea vivir con ella a pesar de la oposición de su madre. Mientras tanto en la casa van sucediendo hechos pequeños pero preocupantes, que van in crescendo a medida que Edna va a peor.

Una de las grandes bazas de Relic es el casting. Las tres actrices protagonistas están soberbias, especialmente Robyn Nevin, que es capaz de resultar de digna de lástima a amenazadora en un segundo. Su personaje es a la vez la fuente de empatía y el monstruo de la película. La dinámica entre las tres también es magnífica, apoyada por un gran guion. Aparte de la trama de terror, la historia de fondo, como comprobarán las personas que hayan pasado por algo parecido, se siente completamente real y cercana.

Aparte de las tres actrices, la casa es la protagonista de la historia. El diseño de decorado, lleno de recuerdos familiares, maderas que crujen y zonas con moho, es fantástico, apoyado por la gran fotografía de Charlie Sarroff. Toda la tensión de la película se construye alrededor de la casa, con sus ruidos, presencias y ambiente de pesadilla. Y es la propia casa la protagonista de la gran secuencia final, donde se hace evidente el paralelismo entre la decadencia de la vivienda y la decadencia mental de Edna.

Relic me ha encantado, me ha parecido una gran película, aunque me haya hecho sentir más tristeza que miedo. Natalie Erika James utiliza perfectamente el lenguaje del terror para contar la historia que quiere, una historia completamente universal sobre el paso del tiempo y las familias.

(c) 2020 Jordi Flotats