Sang-ho Yeon dirige su tercer largo ambientado en una Corea del Sur que ha sufrido una plaga de zombies. Si en Seoul Station empezaba el brote en la capital y en Train to Busan unos supervivientes intentaban huir a la última zona segura del país, en Peninsula la península de Corea ya está completamente perdida y aislada del mundo. Con ecos de Mad Max y zombies a montones, esta tercera entrega vuelve a cambiar de registro.
El director surcoreano Sang-ho Yeon empezó en el cine con las películas de animación King of Pigs, The Fake y Seoul Station. Las dos primeras son dramas con un argumento y personajes más que interesantes y tramas muy negras alrededor del bullying, la presión social o el fanatismo. La última es su primera incursión en el fantástico; sin abandonar sus preocupaciones sociales, crea una epidemia zombie alrededor de la desigualdad social y el abandono a la gente más necesitada que se practica en Corea del Sur -y no sólo allí por desgracia-. Su primera película en imagen real, Train to Busan, está ambientada en el mismo mundo que Seoul Station, con la epidemia zombie completamente desatada en la capital y la gente que puede huye en tren hasta Busan, donde la epidemia parece controlada. La película se alejaba de la crítica social de sus anteriores trabajos -aunque algo quedaba- para adentrarse dentro de la acción más pura, con un escenario confinado que le ofreció muchísimas posibilidades. El éxito de la película ha conducido a una secuela, que más una continuación directa es una historia con otros personajes ambientada en el mismo mundo de la película anterior pero cuatro años después.
La película arranca con su protagonista, Jung-seok (Gang Dong-won), intentando huir de Corea durante la época en la que estaba estallando la plaga zombie con su familia; su hermana, su cuñado y su sobrino. Van de camino a un barco que los tiene que llevar a Japón al que podrán subir gracias a la condición de militar de Jung-seok. Se cruzan con una familia cuyo coche les ha dejado tirados y la sangre en la camisa del padre los asusta y los dejan atrás. Una vez en el barco Jung-seok tendrá que tomar decisiones aún más duras. Cuatro años después, toda la península de Corea está cerrada por tierra y mar para intentar contener la plaga en sus confines. Muchos de los refugiados que pudieron huir están Hong Kong, donde son tratados como ciudadanos de segunda. Allí a Jung-seok, su cuñado y dos compatriotas más una banda criminal les hace una oferta: les ayudarán a cruzar el bloqueo hasta Corea para que recuperen un camión lleno de dinero que está cerca del puerto de una ciudad a cambio de una parte de lo que saquen. La misión tiene que ser nocturna, puesto que los zombies están prácticamente ciegos en la oscuridad. Como es de esperar, la cosa empieza más o menos bien, pero llegado un cierto punto descubren que hay supervivientes no infectados viviendo en la ciudad y que no son precisamente amigables. Encima la única posibilidad de salir es sacando el dinero.
Train to Busan era una película muy enfocada; tenía un entorno limitado -un tren-, los personajes tenían un objetivo claro -sobrevivir al viaje- y un enemigo evidente -los zombies-. Con estos ingredientes, una buena dinámica de personajes y una serie de inspiradísimas escenas de acción el resultado era espléndido. Peninsula es una película completamente distinta, con un abanico muy amplio de influencias; los zombies aquí son omnipresentes en la ciudad, básicamente dominan todo el territorio, excepto en un gran enclave donde los supervivientes han caído bajo la ley del más fuerte, incluso tienen su propia Cúpula del Trueno donde echan a infelices a los zombies. Durante muchos momentos, estos supervivientes son una amenaza mayor que los muertos vivientes. La película también incluye una subtrama con una familia formada por un abuelo entrañable, una mujer endurecida por los tiempos y sus dos adorables hijas que huyeron del enclave y sobreviven por su cuenta. Todo este cocktail de influencias y elementos funciona más o menos bien, pero los personajes no acaban de estar a la altura; el protagonista es muy unidimensional, enfocado en su rabia y su culpa y la familia amorosa en medio del apocalipsis es difícil de creer. Mi personaje favorito es el líder nominal del enclave humano, un ser amoral pero consciente de su situación. El final, con sorprendentes escenas lacrimógenas tampoco pega demasiado con el tipo de película ni con su director.
La acción es abundante, pero en muchos momentos cambia la cantidad por la calidad; en Peninsula los zombies van en oleadas, se apilan unos con otros en su frenesí, lo que da lugar a momentos muy buenos y a otros que no lo son tanto cuando los efectos digitales dejan un poco que desear. La película también incluye un par de persecuciones entre vehículos al estilo Mad Max: Fury Road pero añadiendo zombies en cantidades industriales y usando de nuevo demasiados efectos digitales que trasladan a la película a la estética de los videojuegos.
Por todo esto puede parecer que no me gustó la película, pero eso no exacto; Peninsula es una película disfrutable, entretenida, con toneladas de acción y exceptuando momentos puntuales, buen ritmo narrativo. Simplemente esperaba más de Sang-ho Yeon, creo que sus anteriores trabajos eran mejores.
(c) 2020 Jordi Flotats
Ficha Técnica:
- Título original: Train to Busan 2
- Año: 2020
- Duración: 1h 56min
- País: South Korea
- Director: Sang-ho Yeon
- Guion: Sang-ho Yeon, Ryu Yong-jae
- Productor: Dong-Ha Lee
- Fotografía: Hyung-deok Lee
- Montaje: Jinmo Yang
- Música original: Mowg
- Reparto: Dong-Won Gang, Jung-hyun Lee, Re Lee, Hae-hyo Kwon, Min-Jae Kim, Gyo-hwan Koo, Do-Yoon Kim, Ye-Won Lee, Daniel Joey Albright, Pierce Conran, Geoffrey Giuliano, Christopher Gordon, Yeon-hee Hwang, So-yeon Jang, Kyu-Baek Kim, Milan-Devi LaBrey, John D. Michaels, Bella Rahim, Moon Woo-Jin
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