SAINT MAUD

Saint Maud es el debut de la directora Rose Glass, una película que usa el lenguaje del cine de terror para realizar un fascinante retrato de un personaje extremo, al que da vida con brillantez la actriz Morfydd Clark

Saint Maud es el impresionante debut de la directora Rose Glass, una película de terror sin elementos sobrenaturales que estudia la religiosidad extrema a través del estudio de su personaje protagonista. La película se vio retrasada por la pandemia, lo que quizás ha jugado en su favor, permitiendo su paso por festivales y su probable estreno en otoño.

La historia se ambienta en una decadente ciudad costera británica. Su protagonista es Maud (Morfydd Clark), una joven enfermera que se dedica a los cuidados paliativos a domicilio. Vive en una decrépita habitación de alquiler cargada de imaginería religiosa. Parece que la conversión de Maud es reciente y en su pasado se ocultan hechos traumáticos de cuando trabajaba en el hospital local. Su nueva asignación es Amanda (Jennifer Ehle), una bailarina y coreógrafa de mediana edad que está muriendo de un cáncer que la tiene confinada a una silla de ruedas. La timidez y religiosidad extrema de Maud choca con el carácter dominante de una mujer atea y lesbiana. La primera intenta convertir a su paciente mientras que la otra se divierte siguiéndole la corriente e intentando que se suelte y se abra un poquito.

El prodigioso trabajo actoral de Morfydd Clark eleva a un personaje que mantiene un diálogo constante con Dios. Su pasado se intuye complicado, parece haberse aferrado a la religión para llenar su vacío existencial y su soledad. Una religiosidad llevada al extremo, con dolorosos sacrificios físicos (que la película muestra con espeluznante detalle), pero que exige a Dios resultados por sus sacrificios. Por eso cuando Maud siente que su conversión de Amanda ha fracasado se lo toma como una afrenta, como si Dios la hubiera abandonado. La película alterna la visión exterior de su protagonista con su punto de vista subjetivo, creando un mapa de su salud mental.

Rose Glass dirige con maestría una película centrada en sus personajes, con una fotografía que enfatiza lo gris y decadente del entorno y que a través de la triste habitación de Maud y la casa llena de objetos que reflejan lo rico y animado de la vida de Amanda demuestra las grandes diferencias entre las vidas interiores de sus protagonistas. Su guión me pareció muy sólido pero eché de menos alguna trama o personaje secundario más.

Saint Maud no está dirigida por completo usando el lenguaje del cine de terror, pero la película se adscribe al horror en muchos momentos, especialmente en un final que siendo previsible no deja de resultar bastante espeluznante. En conjunto me pareció una muy buena película, un debut envidiable para la directora Rose Glass, elevado por el tour de force de Morfydd Clark, una actriz espléndida.

(c) 2020 Jordi Flotats