HOGAR

Los hermanos Pastor han escrito y dirigido su tercera película, distribuida por Netflix. Tras sus dos primeros largos con temática apocalíptica, han creado un thriller con un fantástico Javier Gutiérrez como protagonista con una historia retorcida y una realización impecable.

Los hermanos barceloneses David y Àlex Pastor debutaron en la dirección de un largo en 2009 con Infectados. Lograron sacar adelante el proyecto con medios y actores estadounidenses como Chris Pine, en ese momento aún un desconocido. La película, de ambientación postapocalíptica, sigue a unos jóvenes que intentan llegar a un lugar seguro en medio de una pandemia que ya acabado con casi todo el mundo. La cinta, tristemente actual estos días, está realizada con inteligencia y los medios justos. Su siguiente trabajo, Los últimos días lo rodaron en su Barcelona natal en 2013 y su argumento también tiene tintes postapocalípticos, puesto que se ambienta en medio de una extraña enfermedad que azota el mundo que provoca que la gente no pueda salir al exterior y quede atrapada dentro de los edificios. Sus imágenes de la Barcelona vacía también resuenan extrañamente con lo que está sucediendo ahora mismo. Para su tercera película los Pastor han vuelto a ambientar la historia en la Barcelona actual, cambiando el terror y la ciencia-ficción por un thriller distribuido por Netflix que gira alrededor de la creciente desigualdad económica entre los más ricos y los más pobres.

El protagonista de Hogar es Javier Muñoz (Javier Gutiérrez). Javier se ha labrado una carrera de éxito en la publicidad que le ha valido un estilo de vida muy desahogado; vive en un piso impresionante en la parte alta de Barcelona con su esposa Marga (Ruth Díaz) y su hijo adolescente. Pero todo se torció cuando perdió su trabajo; ahora lleva un tiempo en el paro, y por mucho que se esfuerza en encontrar otro empleo en su ramo, la suerte no le sonríe. Tras unos meses así, Marga lo convence para que vendan su lujoso piso y se trasladen a otro mucho más modesto que tenían en alquiler, situado en un barrio mucho más proletario de la ciudad. Ella consigue un trabajo en una tienda y su hijo se traslada a una escuela pública, pero Javier no desiste de encontrar un empleo que lo devuelva a su antiguo estilo de vida. Un día descubre que aún conserva un juego de llaves de su antiguo piso y en un impulso vuelve allí. El piso no está vacío; se ha instalado otra familia, Tomás (Mario Casas) y Lara (Bruna Cusí) con su hija. A partir de sus pertenencias descubre que son algo más jóvenes que él, que Tomás es vicepresidente de una empresa importantísima de transportes y que sus vidas no están desprovistas de problemas. Tomás es un alcohólico en recuperación. Javier se empieza a obsesionar con ellos; abandona su búsqueda de empleo por el seguimiento y la investigación de la familia. Vuelve al piso e incluso va una reunión de Alcohólicos Anónimos donde se hace pasar por adicto para conocer a Tomás. Un incidente siniestro hará que la obsesión se transforme en deseo de conseguir lo que tiene Tomás y que él cree merecer mucho más.

Con Hogar los hermanos Pastor demuestran su destreza técnica; han creado una película visualmente cuidadísima, donde los colores y la iluminación de cada entorno están pensados al detalle para enfatizar tanto el lujo algo aséptico del piso de la parte alta de la ciudad como la (relativa) sordidez del piso más modesto. Los hermanos han escrito el guion y se han encargado de dirigir la historia dándole un ritmo pausado a la acción, desarrollando poco a poco la obsesión del protagonista. Los primeros minutos de la historia parecen dedicados a humanizar a Javier; un tipo muy trabajador que a pesar de no cejar en la búsqueda de empleo no logra levantar cabeza. Poco a poco vemos que Javier está obsesionado por el estatus y la riqueza; su orgullo le impide pensar que él tiene la culpa de nada de lo que le sucede, merece más que los demás, merece más que Tomás, la personificación de la injusticia, el tipo que vive en "su" piso. La transición entre pensamiento y hecho es lo que menos me gustó de la historia; introduce a un personaje de forma algo forzada para obligar a Javier a decidirse entre confesar todos sus engaños y pasar vergüenza o continuar por una senda mucho más oscura. Otro problema del guion es que se centra absolutamente en Javier y no desarrolla demasiado a los personajes secundarios. Eché de menos más protagonismo para Tomás y la extraña relación que desarrolla con Javier. Es inevitable notar los paralelismos que hay de fondo entre esta película y Parásitos; ambas conectan perfectamente con el espíritu de los tiempos, en los que todos nos damos cuenta que la creciente brecha de ingresos entre los más ricos y los demás empieza a ser insalvable.

El reparto de la película es muy bueno; Javier Gutiérrez borda el papel protagonista con una composición que recuerda a la que ya realizó en la notable Autor. Su interpretación es expresiva pero siempre controlada y sabe transmitir perfectamente la frustración, el resentimiento y la inteligencia de su personaje. Mario Casas está correcto, quizás algo inexpresivo, mientras que tanto Bruna Cusí como Ruth Díaz realizan muy buenas interpretaciones.

Hogar me parece una buena película que por detalles se queda a punto de ser una gran película. Con más desarrollo de los personajes y un poco más de mala leche la película ganaría. Con todo, su realización cuidada y el trabajo de Javier Gutiérrez la convierte en una propuesta muy interesante.

(c) 2020 Jordi Flotats