HISTORIA DE UN MATRIMONIO

El director Noah Baumbach ha dirigido una de sus mejores películas; un drama realista en el que retrata la separación de un matrimonio y analiza el coste social y económico del proceso del divorcio en sí.

Tras una trayectoria de casi veinte años como director y diez películas -debutó en 1995 con Kicking and Screaming-, el director y dramaturgo Noah Baumbach ha creado su película más aclamada hasta el momento, Historia de un matrimonio. La película, producida por Netflix en un año en el que la plataforma ha apostado aún más fuerte por el cine de calidad, ha recibido el beneplácito unánime de la crítica y seis nominaciones en los Globos de Oro (a mejor película en la categoría de drama, actor y actriz principales, actriz secundaria, guion original y banda sonora), que probablemente se traducirán en varias nominaciones a los Oscar. ¿Se merece tanto hype? En mi opinión básicamente sí; Baumbach ha creado un excelente drama que gira alrededor de un divorcio que logra no sólo retratar creíblemente una pareja en uno de sus peores momentos, sino también analizar el complejo entramado social y económico externo -abogados, litigios, custodias- de una separación.

La película arranca con un montaje en el que Charlie (Adam Driver) y Nicole (Scarlett Johansson), casados desde hace diez años y con un hijo de ocho, Henry (Azhy Robertson), recapitulan en voz en off las caracteristicas que aprecian de su pareja como un ejercicio que les ha encargado el mediador de su separación. El montaje, acompañado de imágenes, viene a demostrar el porqué se juntaron en un primer momento y que aún se quieren y respetan a pesar de que su matrimonio esté moribundo. Charlie es un director teatral brillante y ferozmente apegado a la escena de Nueva York; Nicole es una actriz que ganó una cierta notoriedad en Hollywood y que al casarse se mudó allí para protagonizar las obras de su esposo. Tras años viviendo en esa ciudad continua añorando su Los Angeles natal, donde viven su madre (Julie Hagerty) y su hermana (Merritt Wever), con las que se lleva muy bien. Todos sus intentos de trasladar la familia allí durante un tiempo no han funcionado, Charlie siempre se ha salido con la suya en eso. Además se siente disminuida profesionalmente, por lo que decide aceptar un trabajo en la televisión -un medio que Charlie desprecia- y mudarse a Los Angeles con su hijo.

En Los Angeles Nicole decide contratar a una abogada; está convencida que quiere quedarse allí con su hijo, sabe que Charlie está en radicalmente en contra y teme que no cederá en este punto. Contrata a Nora Fanshaw (Laura Dern), una famosa especialista en divorcios, una mujer elegante, tan despiadada como encantadora, que empieza con los pasos legales del proceso. Estos movimientos ponen un poco en desventaja a Charlie, que aún se negaba a creer que Nicole no volvería a Nueva York y que pensaba que se arreglarían sin abogados. Los plazos legales le obligan a contratar a uno a toda prisa, y acaba con el veterano Bert Spitz (Alan Alda). Spitz, un hombre ya anciano y muy tranquilo, le aconseja ceder en el tema del traslado a Los Angeles para no acabar peor de lo que está, pero Charlie se decide a luchar y contrata a Jay Marotta (Ray Liotta), otro tiburón que lleva la pelea al tribunal. Este proceso erosiona a ambos; deteriora su relación aún más y les cuesta un dineral que no pueden permitirse.

El guion es quizás lo mejor de una película llena de aciertos. Noah Baumbach construye una historia y unos personajes de forma cuidadosa para que la película tenga más de un nivel de lectura. La historia va más allá de mostrar la separación de una pareja, analiza todo el proceso del divorcio; cómo opera, qué implica y sus consecuencias, lo que en Estados Unidos se conoce como "la industria del divorcio". Y todo lo hace con credibilidad y de modo muy plausible a través de la cuidadosa construcción de los personajes, usando a una pareja que básicamente son dos personas decentes que tienen una relación fallida pero no abusiva. A pesar de mostrar más tiempo el punto de vista de Charlie, un tipo razonable y un padre fantástico, y presentarlo como la parte que más pierde con la separación, el guion se preocupa de mostrar la otra cara de la moneda en una charla entre Nicole y su abogada en la que ella cuenta sus frustraciones y los motivos que la han llevado a mudarse. Ella tiene el mismo derecho que su esposo a tener una vida laboral satisfactoria y además la red de apoyo familiar para su hijo en Los Angeles, con abuela, tíos y primos, es mejor que la que tiene en Nueva York. Incluso los abogados tiburones son presentados simplemente como profesionales que luchan (eso sí, sin cuartel) por sus clientes y que incluso hasta cierto punto los ayudan a copar con la situación.

Apoyando a este guion está un casting fabuloso. Sus dos actores principales están brillantes en sus roles, creando personajes convincentes a partir de muchos detalles sutiles; exceptuando una "escena de Oscar" en la que ambos empiezan hablando civilizadamente y terminan gritándose lo peor que se les ocurre, sus interpretaciones son sutiles y para nada sobreactuadas. Aunque el personaje de Adam Driver tiene un poco más de peso y él es un actor estupendo, Scarlett Johansson demuestra porqué es una estrella de Hollywood derrochando carisma y encanto. También me gustaron mucho Laura Dern, Ray Liotta y Alan Alda en sus diferentes caracterizaciones de un abogado.

Historia de un matrimonio es una película espléndida, una historia triste con momentos dolorosos y reconocibles, pero también con pequeñas dosis de ligereza para evitar el exceso de drama. Su tono, realización, guion y actores son una combinación difícil de repetir.

(c) 2019 Jordi Flotats