LOS MISERABLES

El director francés Ladj Ly habla de lo que conoce en esta película ambientada en unos suburbios de París que son un polvorín, donde jóvenes sin futuro acumulan rabia y resentimiento. La historia está enfocada como un thriller con unos policías protagonistas que son más parte del problema que de la solución.

Los miserables es el debut en la ficción del documentalista francés Ladj Ly. La película, realizada a partir de un corto del mismo director, es un thriller que enmarca un amargo retrato social ambientado en la commune de Montfermeil, un suburbio situado en el extrarradio de París cuya proporción de inmigración, marginalidad y pobreza lo convierten en un polvorín. El título hace referencia a la novela homónima de Victor Hugo, también un retrato social que transcurre en parte en la misma commune. La cinta ganó el premio del jurado en el pasado Festival de Cannes y es la candidata francesa a la mejor película de habla extranjera en los Oscar.

La historia empieza con la selección francesa ganando el mundial de fútbol de 2018 y la gente celebrándolo por todo lo alto en el centro de París. Un caluroso día de ese verano, Stéphane (Damien Bonnard), empieza a trabajar en el turno de día de la brigada Anti Crimen de la policía que tiene como área de actuación Montfermeil, y dentro de ella Les Bosquets, colmenas de apartamentos donde viven más de 5000 personas, la mayor parte inmigrantes o descendientes de inmigrantes con un índice muy alto de marginalidad y exclusión. Se ha trasladado allí desde otra zona más tranquila para estar más cerca de su hijo. Sus dos compañeros son Chris (Alexis Manenti) y Dwaga (Djibril Zonga) y en ese primer día patrullará con ellos para familiarizarse con su nuevo puesto.

Pero el día resultará infernal; sus compañeros, más que luchar contra el crimen, parecen haber hecho pactos con los representantes principales de sus distintas facciones para mantener las cosas más o menos controladas. El llamado Alcalde (Steve Tientcheu), controla buena parte de la zona, en equilibrio con los traficantes y los hermanos musulmanes, un equilibrio muy inestable, ya que las tres facciones tienen intereses en buena medida contrapuestos. Por si fuera poco, hay una multitud de chiquillos, adolescentes y preadolescentes, que campan a sus anchas por la zona, muchos de ellos con grandes problemas familiares. Uno de ellos, Issa (Issa Perica), roba un cachorro de león de un circo y sus trabajadores, un grupo de rumanos, amenaza con entrar a la fuerza en el barrio a buscarlos. Los tres policías lo buscan, lo acaban encontrando, y cuando lo intentan detener, se produce un incidente que además queda grabado por el dron de otro chiquillo. El video grabado se convertirá en la prioridad número uno de los policías, pero también del Alcade, que lo ve como una herramienta más de control sobre ellos.

Los miserables es un retrato vívido y realista de la banlieue de París, los suburbios tristemente célebres por las revueltas que estallaron en 2005 fruto de la frustración y la rabia de sus habitantes. Ladj Ly se crió allí y se nota por la verosimilitud que transmiten las imágenes y los personajes. La película, un poco al estilo de Training Day, transcurre casi en su totalidad durante el primer día de trabajo del protagonista y critica ferozmente al estamento policial a través de los cuatro policías que aparecen. Chris es racista, corrupto, brutal y abusón, su política parece ser infundir miedo; Dwaga, criado en un barrio parecido a Montfermeil, es más conciliador y a veces para un poco los pies a su compañero, pero tolera su comportamiento; la jefa de ambos prefiere no saber lo que hacen mientras se mantenga más o menos el status quo. Stéphane, tranquilo, callado y acostumbrado a trabajar siguiendo las reglas de actuación en una zona mucho más tranquila, alucina con lo que está viviendo y con sus compañeros. Su mirada es en cierto modo la del espectador y su principal miedo es acabar atrapado en el pantano moral en el que viven sus compañeros.

Ladj Ly retrata con maestría lo que conoce, y la narración no se precipita, presenta con calma a personajes, situaciones y toda la idiosincrasia de una zona que vive en una calma tensa, un equilibrio inestable que amenaza con el estallido continuamente. Los miserables del título acaban siendo los grupos de adolescentes sin perspectivas, marginalizados por todos y llenos de rabia, personalizados en el desgraciado Issa. El final abierto de la película evita realizar predicciones sobre el futuro, no sólo de Issa, sino de su generación. La fotografía, que alterna movimientos frenéticos de cámara con tranquilos planos cenitales desde drones, y los actores, absolutamente naturales y creíbles, hacen del conjunto una película excelente tan fácil de ver como necesaria.

(c) 2019 Jordi Flotats