DOCTOR SUEÑO

Cuando Stephen King escribió una segunda parte de su novela El Resplandor, estaba cantado que se adaptaría al cine. Mike Flanagan se ha encargado de la difícil labor de realizar una continuación de una de las películas de terror más icónicas de la historia del cine y ha pasado la prueba con buena nota.

El resplandor es una de las mejores novelas de Stephen King y quizás la que tiene la adaptación cinematográfica más famosa. En 1979 Stanley Kubrick creó una película absolutamente magistral basada en el libro, una obra icónica cuyo imaginario ha pasado a la historia del cine. Los largos pasillos con su moqueta naranja y marrón por los que circula el niño con su triciclo, las siniestras niñas gemelas vestidas de fiesta, la ola de sangre saliendo del ascensor, el fantasma arrugado de una anciana saliendo de la bañera, el jardín-laberinto nevado o el personaje interpretado por Jack Nicholson con su hacha son momentos imborrables, recreados con una obsesión por el detalle y una genialidad propias de un director único. Curiosamente esta adaptación no gustó a Stephen King porque pensó que traicionaba el espíritu de su novela y dejaba sin desarrollar a los personajes. Algo que puedo entender, porque la película lo apuesta todo a las imágenes, los ambientes y la estética y es cierto que los personajes pierden riqueza respecto a la novela. Además usa el terror cómo vehículo para contar la historia de la desintegración de una familia, no como fin en sí mismo.

En 2013 King publicó Doctor Sueño, una novela que continuaba con los personajes de El Resplador treintaypico años después de su final y que ignoraba (lógicamente) los cambios argumentales que se realizaron en su adaptación al cine. Al aparecer este libro, la secuela cinematográfica era inevitable, el hambre por volver al hotel Overlook era total desde hace años y esta es la excusa legítima perfecta para hacerlo. El encargado de dirigir y adaptar para la pantalla la novela es Mike Flanagan, que ya adaptó una obra de King en El juego de Gerald y el responsable de la magnífica serie de televisión La maldición de Hill House. Un trabajo muy complicado porque tiene que reconciliar el libro y la película anterior para tener una base común sobre la que construir lo que sería una continuación de ambas. Flanagan, que además de la dirección se ha encargado del guion, ha salido muy bien librado del reto; combina en parte la estética y el escenario de la película original con una trama mucho más explicativa, con más personajes y con una lucha entre el bien y el mal en su centro.

La película arranca con Danny, el niño protagonista de El resplandor, poco tiempo después de haber podido escapar del hotel Overlook, alrededor de 1980. Ahora vive lejos de allí con su madre, pero los fantasmas del hotel le han seguido, ávidos de su poder, de su "resplandor". El fantasma del cocinero del hotel que le ayudó en el pasado, Dick Halloran (Carl Lumbly), le explica un truco para atraparlos: crear cajas en su mente y usar su poder para encerrarlos allí. En la misma época vemos como una banda liderada por la misteriosa Rose The Hat (Rebecca Ferguson), una mujer siniestra y felina que siempre lleva una vieja chistera, se dedica a cazar a una niña que también tiene poder y de algún modo devorar su esencia para mantenerse jóvenes.

La trama salta a 2011, donde Danny, ahora Dan (Ewan McGregor), es un alcohólico que se dedica a subsistir como puede y a meterse en peleas en los bares. Un incidente traumático lo lleva a mudarse a un pueblo pequeño y a apuntarse a Alcohólicos Anónimos para dejar su hábito. Allí se hace amigo de Billy (Cliff Curtis). Gracias a él consigue un lugar para vivir y un trabajo como celador en un hospicio para ancianos con enfermedades terminales. Dan descubre que puede usar su poder para facilitarles el momento de la muerte, borrar su terror y sustituirlo por un sentimiento de paz que les facilita el tránsito. Desde que se muda allí recibe mensajes de una persona con un resplandor muy potente en la pared de su habitación, pero siempre son inocentes y amigables. Esa persona resulta ser Abra (Kyliegh Curran), una niña que vive a centenares de quilómetros de distancia. Pasan seis o siete años de estabilidad para Dan, en los que consigue un poco de paz. Todo se complica cuando Abra descubre a la banda de Rose The Hat cuando secuestra y asesina a otro niño, aunque el suceso ocurra en otra parte del país. Rose también la detecta y decide ir a por ella; una fuente de alimento tan potente no puede despreciarse, más cuando Abra la desafía. Dan se verá forzado a ayudar a la joven a luchar contra Rose y toda su banda, una lucha que le acabará llevando de vuelta al temido Overlook.

En su largo metraje (2 horas y media), Doctor Sueño intenta reconciliar el ansia por volver a visitar los impactantes escenarios de El resplandor con una trama muy alejada en tono y contenido. La cinta cuenta mucho más sobre cómo funciona el resplandor, explica por qué los fantasmas del Overlook iban detrás del niño e introduce a una especie de vampiros que se alimentan de ese poder. Rebecca Ferguson caracteriza a una villana excelente, un ser que se cree con derecho a robar la vida a los demás para alargar la suya, pero lo hace con un aire tan imperial como sensual. Kyliegh Curran también me gustó mucho; su niña es mucho menos vulnerable que el Danny de El resplandor y también más fuerte. En cierto sentido ella es la protagonista de la película, que podría verse incluso como una historia de orígenes de su personaje. Ewan McGregor resulta competente pero no brillante en su caracterización, su caracterización es quizás demasiado contenida, su personaje pasa por momentos muy duros que no siempre termina de transmitir del todo bien.

La adaptación de Mike Flanagan es muy correcta; apuesta por la creación de atmósferas ominosas, la cuidadosa puesta en escena y la interpretación de los actores para crear inquietud. En este sentido renuncia casi por completo al terror basado en sustos fáciles, algo que me gustó. También me gustó mucho el final de la historia; cuando finalmente llegan al Overlook está completamente justificado por el argumento. Para esa revisitación Flanagan copia intencionadamente el estilo visual de Kubrick, usando inteligentemente los silencios y una banda sonora que en momentos sólo es un latido, convirtiendo el viejo hotel en un monstruo en sí mismo. Quizás el único problema serio que le encontré al guion es que no termina de desarrollar a los personajes secundarios, y en 151 minutos debería poder hacerse.

Doctor Sueño me ha parecido una buena película. Como es natural, no resiste la comparación con El resplandor; la puesta en escena genial de Kubrick ha pasado a la historia del cine. Pero tampoco pretende compararse a ella; propone una historia con más argumento y un tratamiento muy distinto que complementa y amplía la primera parte, pero que también podría entenderse vista de forma independiente. Quizás no era necesario hacer una segunda parte de una película tan icónica e irrepetible, pero Mike Flanagan ha salido airoso de una prueba tan difícil con una continuación muy digna.

(c) 2019 Jordi Flotats