PARÁSITOS

Bong Joon-ho dirige una de sus mejores películas, una tragicomedia muy negra sobre la desigualdad social en Corea del Sur, que no es muy difícil aplicar en muchos otros países.

Parásitos Bong Joon-ho es uno de los mejores directores surcoreanos en activo, que siempre ha sabido combinar personalidad y estilo propios a la hora de contar historias con la comercialidad. Sus trabajos combinan a menudo estilos: comedia, horror, drama, crítica social se pueden dar la mano la misma película. Su filmografía es corta, pero incluye películas imprescindibles como la magistral Memories of Murder (2003), The Host (2006) o su incursión en el cine estadounidense con la interesante Snowpiercer (2013). Su último trabajo, Parásitos, retoma las preocupaciones por las desigualdades sociales de Snowpiercer y las traslada a la Corea del Sur contemporánea, subiendo su nivel de visceralidad en una historia que combina la comedia negra con el thriller de forma magnífica. La película recibió el máximo reconocimiento en el pasado festival de Cannes, donde ganó la Palma de Oro, y ha sido seleccionada por su país para competir en los Oscar.

La película gira alrededor de dos familias, los Kim y los Park. Los Park son un matrimonio con dos hijos mayores que vive en un semisótano, un espacio muy pequeño cuyas únicas ventanas son tragaluces que dan a un callejón donde suelen ir a orinar los borrachos. El patriarca es Ki-taek (Song Kang-ho), un hombre en la cincuentena que tras pasar por múltiples trabajos lleva tiempo parado. Su esposa es Chung-sook (Chang Hyae-jin), una antigua campeona de lanzamiento de martillo; su hija mayor Ki-Jung (Park So-dam) y su hijo Ki-woo (Choi Woo-shik) ya están en la veintena y ambos realizan trabajillos temporales, pero la fuente de ingresos principal de la casa consiste en plegar cajas de pizza para una pizzeria cercana. Su suerte cambia cuando un antiguo compañero de clase de Ki-woo le ofrece sustituirle para dar clases de inglés a la hija de una familia rica, los Park.

Los Park son un matrimonio con dos hijos que vive en una gran casa diseñada por un famoso arquitecto y rodeada de preciosa vegetación. La familia está formada por Dong-ik (Sun-kyun Lee), un directivo en una empresa tecnológica, su esposa Yeon-kyo (Cho Yo-Jeong), una persona más bien crédula y terriblemente snob y sus hijos; la adolescente Da-hye (Jung Ziso) y el pequeño Da-song (Jung Hyeon-jun). Aparte de ellos, en la casa vive Moon-gwang (Lee Jeong-eun), una interna que se encarga de la cocina y las labores del hogar. Además tienen un chófer que conduce para el matrimonio a tiempo completo.

Las dos familias cruzan sus caminos cuando Ki-woo empieza a dar clases a Da-hye y encandila a su madre con su encanto. Cuando se entera que el niño necesita un profesor de arte, aprovecha para recomendar la contratación de su hermana, que falsifica nombre y currículum y finge tener sólo una relación superficial con él. Con ambos hermanos trabajando en la casa, la familia Park empieza a ir mejor, pero de todos modos intentan que los padres también entren en nómina. Poco a poco la relación entre ambas familias se irá complicando y cuando aparece una complicación inesperada la situación acabará de forma explosiva.

El guion de Bong Joon Ho y Han Jin Won es fantástico en todos los aspectos. Empieza la película como una comedia, mostrando los apuros de los Park y su picaresca, pero de forma muy fluida se va transformando en una historia más seria con ocasionales momentos de humor muy negro. Cuando todo estalla, ese estallido se puede trazar a partir de mil pequeños detalles anteriores. El mensaje de fondo es muy claro; más que criticar las obvias y exageradas diferencias entre el modo de vida de las clases altas y las más necesitadas, la historia apunta al sistema que de forma indiferente permite que se creen. Y esto lo logra mediante el retrato de unos personajes de carne y hueso. Todos tienen sus aspectos desagradables: los Park se aprovechan ávidamente de la confianza de los Kim y no dudan en mentir, engañar y mangonear a todo el mundo para salirse con la suya. Y los Kim, más que crédulos son indiferentes hacia una gente que ellos perciben como utilidades; los Park sólo les proporcionan servicios, como electrodomésticos humanos. En un momento dado Dong-ik se queja del olor de Ki-taek, que no sabe definir más que como que huele a pobre. Del mismo modo todos tienen su lado bueno; los Park son una familia muy unida, se quieren y se apoyan entre sí. Son conscientes de lo que hacen, pero perciben que no tienen más remedio que hacerlo; tal como dice Ki-taek, si él tuviera muy dinero también sería bueno, el dinero plancha las arrugas del carácter. Y los Kim también se quieren; su modo de vida y su mansión les da más espacio para mantener las distancias entre ellos, especialmente en el matrimonio, pero a su modo también son una familia unida. Y aunque no registren a los Park como iguales, siempre son educados con ellos y nunca los tratan con crueldad (al menos de forma consciente).

Todo estos matices que hacen extraordinario el guion son apreciables gracias a un casting igualmente extraordinario. Todos los actores están perfectos en sus papeles. Para mi gusto destaca especialmente Song Kang-ho, un actor que ha aparecido en casi todas las películas de Bong Joon Ho y que logra que su personaje sea a la vez gracioso, despreciable, entrañable y digno de conmiseración con una naturalidad aplastante.

La realización está a la altura de la historia. El diseño de producción pone el contexto perfecto, creando dos viviendas que representan los polos opuestos que enfrenta la historia. El semisótano ruinoso, oscuro, maloliente y atiborrado de trastos contrasta perfectamente con una gran casa con una decoración tan moderna como fría. La fotografía de Kyung-pyo Hong retrata de forma clásica y desapasionada la película, algo que creo decisivo para que la transición entre los diferentes tonos de la historia sea tan fluida. Algo en lo que también contribuye mucho la banda sonora de Jaeil Jung.

Por si no ha quedado claro hasta este punto, Parásitos me ha parecido una película fantástica, probablemente el mejor trabajo de Bong Joon-ho junto a Memories of Murder. Su mensaje me parece necesario y actual, pero además está envuelto en una trama interesante y llena de matices que finaliza de forma impecable. Una gozada.

(c) 2019 Jordi Flotats

Ficha Técnica:
- Título original: Gisaengchung
- Año: 2019
- Duración: 2h 12min
- País: South Korea
- Director: Bong Joon Ho
- Guion: Han Jin Won, Bong Joon Ho
- Productor: Ok Kyung Bang, Min Heoi Heo, Young-Hwan Jang, Bong Joon Ho, Sin-ae Kwak, Joo-Hyun Lee, Miky Lee, Yang-kwon Moon, Myeong-chan Park
- Fotografía: Kyung-pyo Hong
- Montaje: Jinmo Yang
- Música original: Jaeil Jung
- Reparto: Kang-ho Song, Yeo-jeong Jo, So-dam Park, Woo-sik Choi, Sun-kyun Lee, Seo-joon Park, Ji-so Jung, Jeong-eun Lee, Andreas Fronk, Hye-jin Jang, Myeong-hoon Park, Hyun-jun Jung, Ji-hye Lee, Keun-rok Park, Joo-hyung Lee, Ik-han Jung, Jeong Esuz, Dong-yong Lee, Seong-Bong Ahn, Hyo-shin Pak, Kang Echae, JaeWook Park
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Subido por Jordi Flotats con fecha 06/11/2019 12:26:18