Crónica del noveno día del Festival. Películas vistas: The Vigil, The Cleansing Hour, Extra Ordinary y Color Out of Space
Hoy el acontecimiento más esperado del día a juzgar por el número de espectadores y las colas para entrar a sus dos sesiones ha sido el pase de Color out of Space, de Richard Stanley. El director sudafricano presentó Hardware en 1990 en Sitges, su película más exitosa y más libre de problemas. El demonio del desierto (1992), su segundo trabajo, sufrió cortes en Estados Unidos debido a problemas con distribuidores y en Europa quebró la productora y el propio director tuvo que refinanciar él mismo el proyecto para finalizarlo. Pero esto fue tranquilo si se compara con la producción de La isla del Doctor Moreau, un proyecto grande con Marlon Brando y Val Kilmer que terminó de forma catastrófica con su despido tras una semana de rodaje; se terminó estrenando en 1996 con John Frankenheimer como director sin aprovechar nada de su trabajo. Tras eso dirigió documentales y cortos, abandonando los largos de ficción hasta esta última Color out of Space, la adaptación de uno de los cuentos más conocidos de H.P. Lovecraft. Stanley ha visitado Sitges para presentar la cinta, que tendrá en el Festival su estreno mundial.
Hoy se ha proyectado en el Casino Prado Eyes Wide Shut, la última película de Stanley Kubrick, rodada en 1999 y protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman. La hija del director, Katharina Kubrick, ha presentado la projección.
Por otro lado, Mary Jo Markey, que este año es jurado del la sección oficial, ha dado una clase magistral sobre su trabajo como montadora en Star Wars VII-The Force Awakens donde ha explicado algunos de los secretos del proceso de edición de esa película y en general de la saga de Star Wars.
Empiezo el día de películas al mediodía en el Auditori viendo el primer pase de la película de clausura del Festival, The Vigil. La película es la ópera prima del director Keith Thomas, que también ha escrito el guion. La película transcurre por entero en una sola noche en el vecindario de "Boro" Park en Brooklyn, Nueva York. Allí viven muchos miembros de la comunidad ortodoxa judía, un grupo muy cerrado y celoso de sus tradiciones. El protagonista es Yakov (Dave Davis), que cuando empieza la película está en un grupo de apoyo para ortodoxos que quieren abandonar sus tradiciones e integrarse más de lleno en el estilo de vida de la mayoría de los neoyorkinos. Algo que parece trivial pero que no lo es; implica desde aprender a usar un smartphone hasta acostumbrarse a las costumbres de la gente no ortodoxa. Además Yakov está en un estado mental muy delicado, ha sufrido la terrible y traumatica pérdida de su hermano. Al salir de la sesión es abordado por Reb Shulem, rabino y amigo suyo que le pide que oficie como shomer -en la tradición judía, una persona que vela el cadáver de un recién fallecido durante la noche y reza para salvaguardar su alma hasta el entierro- para un anciano superviviente del Holocausto que acaba de morir. Yakov es reticente, pero acepta hacerlo a cambio de un pago. En la casa del difunto vive su viuda, una anciana que al parecer podría padecer demencia senil. Yakov empieza la vigilia de forma tranquila, pero progresivamente la situación empezará a ser amenazante.
The Vigil es una película de terror que transcurre en un lapso de tiempo pequeño en un espacio muy cerrado, algo que Keith Thomas resuelve muy bien con un buen diseño de escenarios. Su ambientación en la comunidad hasídica le da un toque novedoso respecto a otros filmes de terror porque introduce una mitología menos familiar que a las nuestra. La película sabe crear la tensión progresivamente hasta terminar en susto, casi siempre de manera muy eficaz, aunque me sobró el golpe de volumen que los remarca. El protagonista está bien retratado y Dave Davis sabe transmitir muy bien su dolor y su vulnerabilidad; también brilla Lynn Cohen en su interpretación de la viuda del difunto. The Vigil es una película de terror muy sólida; bien escrita, realizada e interpretada. Sin parecerme brillante, la disfruté bastante.
Tras un paseó enérgico al Retiro entro para ver The Cleansing Hour, de Damien Leveck. El director, la actrices Alix Angelis y Ana Udroiu y la productora Natalie Leveck (y también esposa del director) estuvieron en el cine presentando la película. Leveck comentó lo mucho que les costó encontrar una actriz que les gustara para el papel protagonista, tuvieron que ver 400 castings hasta seleccionarla. Finalizó su presentación afirmando que habían hecho la película sin pretensiones, sólo con ánimo de divertir. La película retrata a dos amigos que tienen un show, The Cleansing Hour (algo así como "la hora de la limpieza") retransmitido online en el que recrean exorcismos. Uno es el Padre Max (Ryan Guzman), que interpreta al sexy sacerdote exorcista que antes y después de cada performance se dedica a anunciar la ropa bendecida que venden desde la web. El otro es su mejor amigo, Drew (Kyle Gallner), que se encarga de toda la planificación y el lado tecnológico del negocio. Aparte de ellos dos están Tommy (Daniel Hoffmann-Gill), que trabaja en los efectos especiales y Lane (Alix Angelis), la novia de Drew, que se dedica al maquillaje. Una noche el actor que debía interpretar al poseído les falla y Drew le suplica a Lane que ella interprete el papel. Pero cuando comienza el show un demonio auténtico posee a Lane, un demonio con mucho interés por permanecer en antena y jugar perversamente con Max y Drew.
Damien Leveck tenía razón al describir su película como sin pretensiones y divertida. La película combina humor y terror desde el principio, haciendo un retrato poco halagüeño del supuesto sacerdote y de su colega. El demonio les obliga a confrontar los hechos y exponerlos a la creciente audiencia, creando situaciones ridículas y sangrientas a partes iguales. Una de los aciertos de la película es ir siguiendo diferentes grupos de espectadores reaccionando a lo que ven y mostrar a menudo el hilo de comentarios del canal. También me gustaron mucho los efectos especiales, realizados con trucos prácticos, sin CGI hasta el final de la película. Es irónico porque cuando muestran el programa que realizan se muestra como los hacen, pero posteriormente variantes de los mismos efectos se usan para la posesión "auténtica". Los actores están bien, en especial Alix Angelis, que dota de gran fisicalidad a su interpretación de poseída. Es cierto que el sentido de humor gamberro que impregna el argumento le quita intensidad a los momentos algo más serios de la historia, pero todo y así la película no deja de ser muy divertida y realizada con imaginación. Los fans del terror seguramente disfrutarán de ella; el público que llenábamos el cine Retiro lo pasamos de miedo.
Tras un breve respiro, vuelvo al Retiro para ver Extra Ordinary, la ópera prima de Mike Ahern y Enda Loughman. La película es una comedia de terror cuya protagonista es Rose Dooley (Maeve Higgins), una mujer treintañera que vive en un pueblo donde todo el mundo sabe que tiene poderes sobrenaturales, pero que se niega a usarlos por un trauma relacionado con la muerte de su padre, un reputado parapsicólogo. A pesar de recibir múltiples llamadas donde le piden ayuda con fantasmas, ella se dedica a dar clases de conducción. Pero cuando Martin Martin (Barry Ward), un viudo asediado por el fantasma de su esposa la contacta porque su hija adolescente Sarah (Emma Coleman) está inconsciente y está levitando, Rose finalmente decide ayudarlo. Detrás de esa levitación está el hechizo que ha lanzado Christian Winter (Will Forte), un cantante norteamericano instalado en el pueblo con su repelente esposa Claudia (Claudia O'Doherty). Winter sólo tuvo un éxito, tras lo cual su carrera se apagó; ahora quiere pactar con el demonio para relanzar su carrera, pero para ello necesita el sacrificio de una virgen. Rose y Martin, con la ayuda de la hermana embarazada de la primera intentarán impedírselo y salvar a Sarah.
Extra Ordinary empieza con uno de los videos que grabó el padre de la protagonista, totalmente ochentero y VHS, en el que cuenta la naturaleza de los fantasmas y los sitios encantadas que marca el tono de toda la película; poco pretencioso, entrañable y algo absurdo. Los gags, las situaciones y los diálogos son divertidísimos desde el principio, personalmente me estuve riendo casi todo el rato. Maeve Higgins, la protagonista, crea de forma antológica a una mujer dulce, llena de sentido común, que vive una existencia más bien solitaria sin ninguna autocompasión. El resto del reparto también está a un gran nivel, especialmente Barry Ward, divertidísimo cuando lo posee el fantasma de su esposa muerta y Will Forte en su composición de divo venido a menos. El argumento de la película es deliberadamente tonto, pero su guion y su ejecución no lo son para nada; el ritmo de la película es magnífico y su humor alucinante. Hacía años que no me reía tanto con una película, de momento Extra Ordinary es de lo mejor de este Festival.
Por la noche me voy al Auditori a ver Color Out of Space, el primer trabajo de ficción de Richard Stanley desde hace décadas. El director, presente en la sala, recordó a la audiencia que estos pases eran los primeros que se realizaban de la película, de la que aún tenían pendiente finalizar algunos retoques a los efectos de sonido. La película se ambienta cerca de la localidad de Arkham; rodeada de bosques antiquísimos. Cerca de allí vive la familia Gardner en una granja aislada; antes vivían en la ciudad, pero decidieron irse al campo a vivir en la casa familiar del marido, Nathan (Cage), que intenta criar alpaca. Su esposa Theresa (Joely Richardson) trabaja como trader de bolsa desde casa. Tienen tres hijos, la mayor Livinia (Madeleine Arthur) es ya una joven, algo rebelde, contraria a la mudanza; el mediano es Benny (Brendan Meyer), que se queja menos, pero se resiente igual y el pequeño es Jack (Julian Hilliard), aún un niño. Cerca de la granja sólo vive Ezra (Tommy Chong), un viejo hippy que vive en una cabaña cercana; Ward (Elliot Knight), un hidrólogo que estudia los cauces de agua para la planificación de una futura presa, también se mueve por la zona. Una noche un extraño meteorito se estrella justo delante de la grana de los Gardner. El objeto irradia una luz de un color indefinible y de un día para otro parece haber sido absorbido por la tierra. Pronto tanto la granja y sus alrededores empezarán a cambiar; empezarán a crecer formas de flora extrañas, aparecerán nuevos insectos y los existentes, así como las personas, sufrirán cambios. La familia se da cuenta y batallará contra esto para lograr sobrevivir,
Lovecraft es un escritor muy difícil de adaptar; sus historias tienen un climax en el que los protagonistas suelen ser personas sometidas a un destino inexorable, que suele involucrar a criaturas o situaciones demasiado horribles para explicarlas en detalle, a menudo incomprensibles para la mente humana, que no tiene más remedio que caer en la locura tras su contemplación. Todo esto no le impide ser uno de los escritores que más han influido en el terror, literario y cinematográfico. Mi película lovecraftiana favorita es En la boca del miedo, de John Carpenter. Richard Stanley ha realizado un trabajo muy correcto con Color Out of Space, usando una especie de púrpura ligeramente fosforescente como el color del meteorito que impregna a todos los seres infectados. También se molesta en retratar a la familia y el entorno antes que el meteorito impacte, aunque esto revele algunos personajes un poco esquemáticos. Cuando la locura se desata, sabe crear algunas escenas realmente inquietantes. Los actores están desiguales; Madeleine Arthur y Brendan Meyer destacan en sus composiciones, mientras que Nicholas Cage parece buscar sólo la excusa para que su personaje empiece a perder los papeles. En conjunto Color Out of Space me gustó, a pesar de sus defectos, sus virtudes son evidentes, así como el amor de Stanley por el material original.
(c) 2019 Jordi Flotats