Crónica del cuarto día del Festival. Películas vistas: The Wonderland y Fractured
La directora y actriz italiana Asia Argento, está en Sitges. Por la mañana ha participado del Sitges Encounter en una Carpa Noray llena hasta la bandera donde durante una hora ha contado anécdotas familiares y profesionales sobre su trayectoria como actriz y directora de cine. Argento ha recibido el Méliès Career Award que, por segundo año consecutivo, se entrega en Sitges dentro de la Méliès d'Or Ceremony 2019, la entrega de premios organizada por la Méliès International Festivals Federation. In Fabric, la cinta del británico Peter Strickland, que ya recibió el Méliès d'Argent en el Festival Européen du Film Fantastique de Strasbourg, ha sido la ganadora en la categoría de largometraje. El corto Wild, de Jan Verdijk, ganador del Méliès d'Argent en el Imagine Film Festival de Amsterdam, se ha llevado el galardón en la categoría de mejor cortometraje.
Pasadas las dos de la tarde y antes de la proyección de la esperada película de Roberto De Feo, The Nest (Il Nido), Pupi Avati se ha convertido en el protagonista del momento. El director de cine, guionista y productor italiano ha recibido el Premio Nosferatu que otorga la sección Brigadoon. El cineasta ha combinado varios géneros a lo largo de su trayectoria, como la comedia o el cine de aventuras, pero ha destacado en el terror, con títulos como La casa dalle finestre che ridono (1976) o L’arcano incantatore (1996), que se recuperan en Brigadoon 2019. En sesión especial –fuera de esta sección ayer se pudo ver en Sitges su nueva película Il signor diavolo.
Yo empiezo el día en la sala Tramuntana viendo el anime The Wonderland, de Keiichi Hara. Hara presentó en la edición del Festival de 2015 su anterior película, Miss Hokusai, una recreación deliciosa del Japón del siglo XIX. En esta ocasión la película adapta una historia de Sachiko Kashiwaba, una escritora cuya obra ya sido adaptada en diez ocasiones en películas de animación. La protagonista es Akane (Mayu Matsuoka), una chica algo insegura que el día de su cumpleaños se escaquea de ir al instituto para evitar la confrontación con sus compañeros. En vez de ir a clase su madre la manda a la tienda de su amiga Chi (Anne Watanabe) para que recoja su regalo de cumpleaños. Chi tiene una tienda de objetos únicos recogidos a lo largo de sus viajes. Cuando están allí la puerta al sótano de la tienda se abre y aparece un hombre que se presenta como el alquimista Hippocrates (Masachika Ichimura); Hippocrates les comenta que en el sótano de Chi se abre la puerta a otro mundo, de donde proceden él y su pequeño ayudante Pipo (Nao Tôyama). Ese mundo tiene ahora un problema grave: una sequía que está drenando de colores su mundo. Para solucionar ese problema necesitan a Akane, ella es la reencarnación de una figura mítica que puede ayudar a restaurar el equilibrio. A pesar de sus reticencias, finalmente ella y Chi se cruzan la puerta para viajar a un mundo bucólico y pastoral donde encontrarán criaturas fantásticas.
The Wonderland es una película que muestra una gran influencia del cine de Miyazaki y el estudio Ghibli. El viaje de crecimiento de la protagonista del mundo real a un mundo fantástico y sus aventuras allí pueden recordar al El viaje de Chihiro, aunque los detalles de la historia y del mundo de fantasía son completamente distintos y que en el fondo, esa historia no deja de ser una variante del viaje del héroe. Aunque los valores de producción de la película son muy buenos, con una gran animación, muy buen diseño de personajes y una buena dirección, el desarrollo de la historia me pareció un poco plano; le falta conflicto, los acontecimientos se suceden de una forma demasiado plácida. Me molestaron un poco detalles que me parecieron sexistas y una cierta crítica a la industrialización frente al bucolismo muy en boga en los últimos años. Lástima, porque la película es muy correcta en todos los apartados y con un poco más de chispa podría haber sido excelente.
Termino mi día más tranquilo del Festival en el Auditori viendo Fractured, una producción de Netflix dirigida por Brad Anderson. La película arranca con una familia, el matrimonio formado por Ray y Joanne Monroe (Sam Worthington y Lily Rabe), que viajan en coche con su hija Peri (Lucy Capri) a casa de los padres de Joanne para celebrar la fiesta de Acción de Gracias. El matrimonio no está pasando por un buen momento, están teniendo una agria discusión en el coche cuando Peri les pide parar para poder ir al baño. Paran en una vieja estación de servicio donde la niña sufre un accidente. Tan rápido como pueden conducen hasta un hospital cercano que vieron durante el camino. Allí, tras una serie de trámites burocráticos interminables, finalmente examinan a la niña en urgencias, donde concluyen que tiene un brazo roto y que necesitan realizarle un scanner cerebral para descartar lesiones adicionales. Peri, acompañada por su madre, es conducida a otra parte del hospital para la prueba. Mientras tanto Ray se queda en la sala de espera, donde se queda dormido. Cuando despierta horas después, el personal del hospital afirma que ingresó él sólo, sin su esposa y su hija. Desconcertado primero y desesperado después, Ray insiste en que le digan qué ha sido de su familia, pero todo el mundo sigue en sus trece, hasta que pierde los papeles y tiene que ser sedado. Logra escapar del lugar y se topa con dos agentes de policía, que le ayudarán a esclarecer lo sucedido.
Fractured es un thriller que desarrolla una historia con un misterio central donde se deja al espectador la decisión de si lo que está viendo es real o no; de si el protagonista es creíble o está perturbado. Brad Anderson, un director muy versado en el thriller y el fantástico, con películas en su haber como The Machinist o Transsiberian, dirige con gran oficio una historia con reminiscencias a muchas otras películas, que no pasará a la historia del cine, pero que garantiza un buen rato de entretenimiento. Anderson crea un ambiente frío, donde cada plano y frase de diálogo parecen ser cuestionadas por el narrador. También dota a la película de un ritmo narrativo muy bueno, evitando tiempos muertos en la narración. Sam Worthington, un actor bastante inexpresivo, realiza un buen trabajo dando vida a un personaje con una vida convulsa sometido a una presión extrema.
(c) 2019 Jordi Flotats