Crónica del primer día del Festival de Sitges 2019. Películas vistas: Code 8 y In the Tall Grass
Hoy ha arrancado la 52 edición del Festival de Sitges de cine fantástico; una edición que presenta 171 películas, algo menos que en la edición anterior, pero con más pases de cada cinta que facilitan la a veces complicada tarea de poder ver todo lo que te apetece. En esta selección se pueden encontrar tanto cine de autores consolidados como propuestas más arriesgadas. Destaca también la cantidad y calidad de cine español que se presenta, así como la creciente presencia de obras dirigidas por mujeres. También me llama la atención la buena relación del Festival con Netflix, con al menos 4 títulos estrenados.
Yo empiezo el día muy temprano viendo Code 8 en el Retiro, un cine del que guardo recuerdos imborrables, pero que está pidiendo a gritos una reforma. La película, dirigida por Jeff Chan, se realizó gracias al crowfunding organizado por los actores Robbie y Stephen Anell, que recaudó dinero rápidamente gracias al corto homónimo que realizó el equipo como teaser. La cinta se ambienta en un futuro cercano pero alternativo; dentro de la población hay un pequeño porcentaje de personas con poderes, capacidades especiales. Pueden ser muy fuertes, capaces de manipular campos eléctricos o ser capaces de leer el pensamiento. Esta gente fue usada en otros tiempos para ayudar a construir la metrópolis de Lincoln City, pero en la actualidad están censados y controlados por las autoridades, que usan drones y androides de combate para reprimirlos. El protagonista de la película es un joven con una gran capacidad de controlar la electricidad que malvive haciendo trabajos de construcción en negro. Cuando su madre enferma y necesita dinero desesperadamente para poder pagar el tratamiento, entra en contacto con una banda de traficantes formada por otros mutantes que también realiza atracos para poder conseguirlo.
Code 8 es una película que propone toda una serie de elementos que tienen poco de original, pero que juntos me parecieron una combinación atractiva. Con una ambientación y tono que recuerdan poderosamente al cine de Neil Blomkamp, la película añade mutantes y cine de atracos a la mezcla. La dirección es muy efectiva, dando garra y buen ritmo narrativo al conjunto. Los efectos son correctos teniendo en cuenta el presupuesto, pero se nota que podrían haber un poco más de dinero. El reparto, sin tener grandes actores, es suficiente para contar lo que quiere contar esta película, que sin ser muy buena, sí que es muy efectiva. Un entretenimiento muy digno para los fans del thriller y la ciencia-ficción y un buen inicio de Festival para mi.
A las 19 acudo a la inauguración en el Auditori por primera vez en un montón de años. Allí, Ángel Sala, el director del Festival y Mònica Garcia, la directora general de la Fundación que lo organiza han introducido la 52 edición. Sala ha destacado el momento genial que vive el género fantástico, ya instalado definitivamente en el mainstream y lo mucho que este hecho ha permitido a Sitges crecer -un hecho evidente sólo viendo la acumulación de cargos políticos presentes en la sala-. También ha destacado la potencia de la programación de este año, la creciente presencia de directoras y la capacidad que tiene el fantástico de tratar de forma crítica problemas sociales actuales.
Tras un emocionante In Memoriam donde se han recordado todas las figuras del cine que nos han dejado en 2019 finalizando con un recuerdo para el gran Rutger Hauer, se ha proyecto el corto Reality, una producción póstuma de Chicho Ibáñez Serrador realizado para la organización Save the Children, que intenta ayudar a los niños que están viviendo y creciendo en zonas de guerra. El corto ha sido finalizado y presentado en la gala por Alejandro Ibáñez, el hijo del director. El corto, protagonizado por Lydia Bosch y Dani Rovira, es una historia muy simple llena de buenas intenciones, pero que francamente me ha parecido muy olvidable.
Tras el corto el Festival ha dado el premio Màquina del Temps a Patrick Wilson, un actor que me parece excelente, pero de perfil público bajo, de esos que muchos conocen, pero menos recuerdan su nombre. Wilson tiene una trayectoria muy ligada al fantástico y el terror con películas como Insidious, Expediente Warren o la reciente Aquaman. El actor se ha mostrado muy cordial con todo el mundo y muy agradecido por el premio. Aunque ha destacado su trabajo común con James Wan, un autor que permite las aportaciones de todo su equipo. De todos modos ha remarcado que toda su trayectoria le recuerda todo el tiempo que ha pasado apartado de su familia mientras se llevaba a cabo el proyecto. De In the Tall Grass ha remarcado las pocas concesiones a la comercializad que hace. El actor se ha sentido fatal cuando al final de su discurso se ha dado cuenta que tenía una traductora que estaba intentando apuntar todo lo que ha dicho.
Finalmente el director Vincenzo Natali, un habitual de Sitges, donde ya ganó el año 1997 con la estupenda Cube, ha subido con el productor Steve Hoban a presentar In the Tall Grass. Natali se ha ganado al público con un discurso en castellano muy trabajado donde ha terminado apelando al espíritu freak de los presentes en la sala, hechos que le han ganado una merecida ovación.
In the Tall Grass empieza con dos hermanos conduciendo por una zona de campos en una llanura enorme; ella está embarazada, pero parece que el padre del bebé no quiere saber nada. Hacen una parada en la carretera porque ella está indispuesta y desde allí oyen a un niño pidiendo auxilio desde el enorme campo de hierba alta de al lado. Parece que se ha perdido dentro del campo. Los hermanos entran a ayudarlos, pero pronto se dan cuenta que ellos también están perdidos en un campo que no tiene nada de normal. Mientras vagan se encontrarán con el niño que llamaba y con sus padres.
Vincenzo Natali demuestra su capacidad como director logrando hacer trepidante y angustiosa una cinta que básicamente transcurre dentro de un campo de hierba y cuenta con sólo seis personajes. El campo es retratado de mil y una maneras, con iluminaciones distintas para transmitir el ánimo de cada escena. El guion se nota que adapta una obra de Stephen King porque se preocupa por dotar de vida e historia a todos los personajes, y lo hace con habilidad, porque todo lo que sabemos de esas historias es a través de diálogos, la cinta no tiene flashbacks. No ha parecido una película que pasará a la historia, pero sí un trabajo muy sólido, muy bien realizado e interpretado que transmite tensión en los momentos apropiados sin abusar de recursos fáciles del terror.
(c) 2019 Jordi Flotats