CODE 8

Code 8 es una película pequeña, financiada a través de crowdfunding ambientada en un futuro cercano donde una pequeña parte de la población tiene poderes. A esas personas se las persigue hasta el punto de empujarlas a la marginalidad y a la delincuencia. La película recoge esos elementos para crear un thriller con atracos, tráfico de drogas y buenas dosis de acción.

En 2016 los primos Robbie y Stephen Anell financiaron el corto Code 8 e iniciaron una campaña de crowfunding para crear una película a partir de esa base que no tardó en recaudar dos millones de dólares en poco tiempo. Ahora, tras dos años de producción, la película se ha llevado a buen término con la dirección de Jeff Chan y guion de Chris Pare. El resultado final no me ha dado la sensación de precariedad que puede sugerir esta introducción; Code 8 mezcla el cine negro con la ciencia-ficción, proponiendo un futuro donde la robótica y el control policial se usan para controlar una pequeña parte de la población con poderes sobrehumanos con un argumento muy en la línea del cine de Neil Blonkamp.

Tal como cuentan de forma tan sintética como efectiva los créditos iniciales en forma de material de archivo, en la sociedad había personas con poderes, que, antes de la mecanización de industria, se usaron para que ayudaran a construir las ciudades y realizaran tareas que gente ordinaria no podía hacer, especialmente en la metrópolis de Lincoln City. Pero el desarrollo tecnológico los acabó convirtiendo de ayuda a problema. Cuando arranca la película la población con poderes está censada y sus poderes cuantificados; como consecuencia se los margina en el entorno laboral, lo que los empuja a la delicuencia y la pobreza. Una flota de drones mecanizados, portadores de robots humanoides de asalto patrulla la ciudad. Por si fuera poco, una nueva droga muy adictiva, obtenida a partir del líquido espinal de los poseedores de poderes está causando estragos en Lincoln.

En este entorno vive el protagonista, Connor Reid (Robbie Anell), un joven con gran capacidad para manipular la electricidad que sólo sobrevive a base de trabajos de construcción en negro; él y muchos otros se reúnen a diario a la espera que pase algún capataz de obra y los contrate para ese día. Connor vive con su madre (Kari Matchett), que lo tuvo que criar sola y que ahora está enferma. Precisamente esa enfermedad lleva a Connor a contactar con Garrett (Stephen Anell), que trabaja para el más que turbio traficante Marcus Sutcliffe (Greg Byrk). Garrett ayudará a Connor a desarrollar sus capacidades al máximo, pero a cambio de colaborar en atracos y en las actividades de la banda.

Code 8 es una película que propone toda una serie de elementos que tienen poco de original, pero que juntos me parecieron una combinación atractiva. Las personas con poderes se enfrentan a problemas de xenofobia y miedo; un poco como los mutantes de X Men pero con muchas más dosis de marginación. La policía lucha una guerra perdida contra la droga mientras las bandas de crimen organizado se aprovechan de ese dinero para hacerse fuertes en las calles. El estado potencia el miedo y la desconfianza de la población a los que son distintos para poder criminalizarlos y de paso poner en marcha medidas que acaban restringiendo las libertades de todos en nombre de la seguridad. Chris Pare junta todo eso en una historia sencilla que mezcla con inteligencia todos esos elementos sin perder de vista la acción, bien realizada y sin pretensiones.

El reparto de la película es solamente correcto; Robbie y Stephen Anell son no demasiado carismáticos, destacan más Kari Matchett y Greg Byrk, pero tampoco ganarán ningún Oscar por sus papeles; los efectos especiales son correctos, aunque hubiera venido bien un poco más de dinero. Lo que me gustó son el guion y sobre todo la dirección. La película mezcla sus elementos con inteligencia y el ritmo narrativo es muy bueno; la narración nunca se detiene innecesariamente y las cosas no se sobrexplican.

En conjunto Code 8 me ha parecido una película muy digna, extremadamente entretenida, con una combinación muy atractiva de elementos de ciencia-ficción y una dirección efectiva que proporciona un entrenamiento muy digno a los fans del género.

(c) 2019 Jordi Flotats