GLASS

M. Night Shyamalan aprovecha el tirón que consiguió el éxito de Múltiple para realizar una continuación que enlaza con El Protegido, rodada 20 años atrás y uno de sus mejores trabajos. La película concluye de forma muy efectiva la historia de los tres protagonistas de las películas precedentes, aunque le falta algo de espectacularidad en sus momentos finales.

M. Night Shyamalan es un director con una trayectoria que, hasta hace poco, había ido de más a menos. Su mayor éxito fue su tercera película,El sexto sentido (1999), una mezcla de drama y terror con sorpresa mayúscula al final -algo que se convertiría en un rasgo característico de sus próximos trabajos- y que ofrecía a Bruce Willis un papel distinto a los héroes de acción que llevaba años encadenando. Su siguiente película fue El protegido (2000), una historia atípica de superhéroes que reflexionaba sobre los comics y los arquetipos que contienen con un Bruce Willis y un Samuel L. Jackson enfrentados como héroe y villano. Sus siguientes trabajos, Señales, El bosque y La joven del agua, tuvieron una acogida crítica bastante negativa -en mi opinión merecida- y unas recaudaciones que fueron de más a menos. Tocó fondo con El incidente (2008); una muy mala película y un gran fracaso comercial. Tras eso se vio obligado a trabajar por encargo en proyectos nada personales como Airbender y After Earth. Tras esta racha horrible, su rendención le llega de la mano de la productora Blumhouse, cuya política consiste en crear muchas películas de coste bajo y presupuestos cerrados cada año para minimizar riesgos. Con ellos dirigió La visita (2015), una divertida combinación de terror y comedia y su mejor trabajo desde El protegido. Después rodó Múltiple (2016), otra cinta de terror con un James McAvoy interpretando a un hombre cuyo cuerpo alberga 23 personalidades. En un final ciertamente sorpresivo, la historia se enlaza con el mundo de El protegido. Tras el éxito de la película, su continuación era inevitable; con Glass Shyamalan cierra la trilogía con una historia que reune a los tres protagonistas de las anteriores entregas.

Glass empieza donde acaba Múltiple, con un Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) en libertad secuestrando a chicas para alimentar a la Bestia, la personalidad número 24, super fuerte, ágil y con ganas de vengar a todos los seres dañados como él. David Dunn (Bruce Willis) continua actuando como justiciero usando sus instintos para detectar a los criminales y su fuerza para detenerlos. Con él colabora su hijo Joseph (interpretado por Spencer Treat Clark, el mismo actor que en El protegido); juntos llevan una tienda de productos de seguridad. David quiere detener a Kevin, pero no todo sale como estaba previsto y acaban ambos detenidos. Los llevan al Raven Hill Memorial Psychiatric Research Center, un manicomio de alta seguridad donde Elijah Price, alias Mr. Glass (Samuel L. Jackson) lleva 19 años recluido. Allí la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson) les tratará; su especialidad son las personas que creen tener superpoderes. Mediante algunas sesiones, les intentará convencer que todo lo que han hecho puede ser explicado sin necesidad de tener habilidades sobrehumanas. Si no tiene éxito, les espera un procedimiento quirúrgico cerebral. A pesar de los desvelos de Joseph, de la madre de Elijah (Charlayne Woodard) y de Casey Cooke (Anya Taylor-Joy) la única superiviviente de los crímenes de Kevin, todo parece conducir a ello. A menos que escapen.

Glass es un híbrido algo extraño de sus dos predecesoras; tiene los personajes de El protegido y continua con la exploración mítica del mundo de los comics; cómo se crean los héroes y los villanos; cómo se necesitan unos a otros. Pero tanto la atmósfera como la producción de la película remiten directamente a Múltiple. El protegido era una película de atmósfera pesada y ominosa, con unos personajes en plena crisis personal y de desarrollo lento. Glass, como Múltiple, se desenvuelve en espacios cerrados y tiene un aire más pulp. La película se preocupa de cerrar la trilogía atando todos los cabos y, como todo el cine de Shyamalan, termina con un giro inesperado, que en este caso resulta pertinente.

M. Night Shyamalan es mucho mejor director que escritor; Glass está impecablemente rodada. Aprovecha todos los recursos que le ofrece el sanatorio para crear atmósferas claustrofóbicas usando la iluminación de forma muy inteligente. El trabajo de cámara y fotografía es. como siempre, elegante, demostrando la maestría técnica habitual del director. El guion, también como siempre, es quizás el punto más flojo de la película. Da un giro a la historia que no aporta mucho en el mundo lleno de películas de superhéroes en el que vivimos; algunos de los personajes, como el de Casey Cooke están poco desarrollados y no aportan mucho a la trama. De los actores, Samuel L. Jackson me pareció el más destacado, a pesar que durante buena parte del metraje su personaje está semicatatónico. Bruce Willis resulta terriblemente inexpresivo -ya lo estaba en El protegido- mientras que James McAvoy se pasa por el otro extremo; quizás el hecho de tener menos tiempo de pantalla y que el guion le obliga a transitar mucho entre personalidades en muy poco tiempo, su interpretación me pareció más exagerada que en Múltiple.

Con todo, Glass es una pelicula que se ve con agrado; es muy entretenida, está muy bien rodada y el reparto es excelente. Su presupuesto limitado se nota al final de la película, que debería ser más espectacular para que funcionara mejor. A pesar que los tiempos han cambiado mucho en el cine fantástico desde el El protegido, Glass es un final bastante satisfactorio para sus personajes protagonistas.

(c) 2019 Jordi Flotats