Crónica del décimo día del Festival. Películas vistas: Maquia y 2001
John Carpenter, uno de los directores de cine de terror más relevantes de las décadas de 1980 y 1990, ha sido de nuevo protagonista en Sitges. Pero esta vez en su faceta de músico; Carpenter ha firmado las bandas sonoras de muchos de sus trabajos. Su música se ha podido escuchar en un concierto donde el director, acompañado por cinco músicos, ha tocado fragmentos de La niebla, 1997: Rescate en Nueva York, La cosa, Christine, El príncipe de las tinieblas y la La Noche de Halloween entre otros en un Auditori acondicionado para la ocasión. Mientras sonaba la música se proyectaron imágenes de las películas en la pantalla.
Durante el día también se ha dado a conocer el palmarés de la 51ª edición del Festival. Un palmarés que ha sido muy repartido. El realizador Gaspar Noé y Climax han convencido al jurado de la sección Oficial, que la ha galardonado con el premio a la Mejor Película. El Premio Especial del Jurado ha recaído en la fábula fantástica Lazzaro Felice, que se ha llevado dos galardones más, el Premio de la Crítica y del Jurat Carnet Jove. Por su parte, el realizador Panos Cosmatos se ha proclamado el mejor director por Mandy.
Yo empiezo el día por la mañana en el Casino Prado para ver Maquia: When the Promised Flower Blooms, una película de animación japonesa de Mari Okada. La protagonista es Maquia, una chica de quince años del Clan de los Separados, también llamados Iolph, una estirpe que vive aislada en un antiquísimo enclave. Todos los Iolph tienen el cabello rubio platino y envejecen de forma lentísima; Maquia parecerá una quinceañera durante centenares de años. Su cultura es serena, pacífica y ligada a rituales; tejen Hibiol, una tela fina y traslúcida que marca el paso del tiempo y donde escriben mensajes que sólo ellos pueden leer. A pesar de su amistad con Leilia, hermosa y aventurera, Maquia es algo solitaria y taciturna. Quizás por eso la Anciana de los Iolph le advierte que si alguna vez llega a querer a alguien de fuera de la tribu comprenderá de veras lo que es la soledad, ya que estará destinada a verlo envejecer y morir mientras ella permanece igual. Cuando el enclave de los Iolph es atacado por los soldados montados en dragones del reino vecino de Mezarte, Maquia acabará escapando casi por accidente y quedará abandonada a mucha distancia en un lugar que ha sido atacado y quemado. En las ruinas de una casa se encuentra un bebé aún en los brazos de su madre muerta; el único superviviente. Afectada por su propia pérdida, decide llamarlo Eriel y criarlo ella misma. Pero siendo una adolescente sola en el mundo esto no será nada fácil. Al principìo tiene la suerte de encontrar a Mido, una viuda joven con dos hijos pequeños que tiene una granja. Mido la ayuda a encontrar un trabajo y a familiazarla con una vida muy distinta a la que está acostumbrada. Pero al cabo de unos años, Eriel crece y se convierte en un niño normal mientras que ella permanece con su aspecto adolescente, sin haber envejecido un día. Antes de despertar las sospechas de los vecinos, se mudan. Un patrón que tendrán que ir repitiendo a medida que pasan los años; a partir de un cierto punto ella tiene que empezar a pasar por la hermana de Eriel. Cuando llega a la adolescencia, la relación entre ambos se complicará, ya que comprenderá que ella no es su madre biológica.
Mari Okada ha creado una película exquisita, a veces demasiado melodramática para mi gusto. El personaje protagonista me resultó en algunos momentos algo exasperante; siempre al borde de las lágrimas, eternamente lánguida e inocente a pesar de la dureza de sus viviencias. Pero a pesar de eso me ha parecido una película correcta, que podría haber llegado a ser muy buena si la protagonista hubiera sido construida con más realismo y las subtramas hubieran tenido más peso; su historia de sacrificio, amor y perdón es bonita, pero está pintada de forma demasiado melodramática. Merece la pena destacar la banda sonora de Kenji Kawai, que acompaña perfectamente a las imágenes.
Termino el Festival acudiendo por la tarde a la ceremonia de Clausura del Festival. El director del certamen, Ángel Sala, ha destacado el éxito y la calidad de la edición y ha querido dar apoyo a su equipo. La tormenta mediática desatada por la polémica Bocadillo no sólo ha generado debate, sino también insultos y descalificaciones. Sala ha defendido la labor de su equipo y se ha mostrado abierto al diálogo, pero obviamente (y con razón) ha condenado los insultos. También ha comentado la carta de felicitación que ha recibido del presidente de Òmnium Jordi Cuixart por los buenos resultados de la edición, comentario recibido con numerosos aplausos del público. También ha presentado un video que introduce algunos de los temas y películas que marcarán la edición del año que viene. Se han visto imágenes de Apocalypse Now, Mad Max y de Alien, todos títulos que cumplen cuarenta años. La cosa pinta estupenda; me encantaría volver a verlas en pantalla de cine.
La ceremonia en sí, presentada por los actores Melina Matthews y Dafnis Balduz, ha sido un poco desangelada porque la mayoría de los premiados no estaban para recibir su premio. En muchos casos los han recogido representantes de los patrocinadores del premio, lo que me ha parecido muy anticlimático. Otros lo han agradecido a través de un video, como el director japonés Shinsuke Sato -premio a los mejores especiales para Inuyashiki-, la actriz Andrea Riseborough -premio a la mejor actriz por Nancy- o el director Panos Cosmatos -premio al mejor director por Mandy-. El video de Cosmatos, imagen granulosa, enfoque extraño, me ha encantado; parecía sacado de su película. Matthews y Balduz han demostrado muchas tablas, buen hacer y simpatía en algunos momentos incómodos de falta de sincronización. El director argentino afincado en Francia Gaspar Noe sí que estaba para recibir el premio para su película Climax. Noe ha comentado lo mucho que le ha marcado desde siempre 2001: Una Odisea del Espacio, una de sus películas de referencia.
Durante la gala el director Colin Trevorrow ha presentado a M. Night Shyamalan. Trevorrow, que presentó su interesantísimo debut Safety Not Guaranteed en el Sitges de 2013 y después saltó al Hollywood más millonario con Jurassic World, destacó la capacidad de generar suspense de Shyamalan y su clasicismo. También destacó la solidez de una trayectoria ya bastante larga que se ha movido por el género fantástico sin perder su elemento personal diferenciador. Comentó la gratificante sorpresa que experimentó al comprender que Múltiple seguía al El Protegido mientras la estaba viendo.
Después de esta introducción, el director norteamericano M. Night Shyamalan ha subido para recoger el Gran Premi Honorífic del Festival. Shyamalan, impecable en su traje oscuro, ha bromeado con la falta de etiqueta de Colin Trevorrow (iba en tejanos y camiseta), pero le ha agradecido sus palabras. Ha comentado la pasión que sintió ya desde niño por el cine en general y por asustar en particular. Al parecer su primo era el blanco habitual de sus bromas pesadas. Sus padres, que esperaban de él que fuera médico o ingeniero, no tomaron muy bien que decidiera dedicarse al cine, aunque el éxito de su trayectoria les ha reconciliado con la idea. Ahora a su padre le enorgullece que cuando alguien ve su apellido, le pregunte si está emparentado con el Shyamalan director de cine. También ha comentado la influencia que ha tenido 2001: Una Odisea del Espacio en su cine. El director ha presentado unos minutos de avance de su próxima película, Glass, que se estrenará a principios del próximo año. Al parecer la película formará parte de la serie que de momento componen El Protegido y Múltiple y reunirá en su reparto a todos sus protagonistas, Bruce Willis, Samuel L. Jackson y James McAvoy.
Durante la Gala también se ha dado Gran Premi Honorífic del Festival al actor Ed Harris. Harris lleva en Sitges unos días donde ha presentado un pase de El Show de Truman junto a Peter Weir y ha atendido muy amablemente a los medios y al público. Harris, aunque extremadamente delgado y algo envejecido -tiene ya 68 años-, tiene una presencia extraordinaria. El premio es más que merecido, ya que Harris atesora una filmografía llena de actuaciones fantásticas, tanto como protagonista como actor secundario de los que roban la escena a los protagonistas. Al subir al podio ha agradecido al Festival el premio, ha destacado su amor por su profesión y ha terminado con unas palabras sobre la convulsa situación que se vive en los Estados Unidos actualmente. Ha comentado que en su país hay algunos medios y gente que intentan contar la verdad, mientras que hay otros que cuentan "falsas verdades” y el daño que le hacen a la gente. El actor siempre se ha posicionado como progresista y como un crítico feroz de Donald Trump. Durante estos días en Sitges ha llegado a pedir disculpas por el gobierno de su país, del que se siente avergonzado.
La Gala ha concluido invitando a subir a Jan Harlan, Katharina Kubrick y Douglas Trumbull para que presenten el pase de 2001: Una Odisea del Espacio. Jan Harlan, cuñado de Stanley Kubrick y colaborador habitual suyo, fue productor de Barry Lyndon (1975), El Resplandor (1980), La Chaqueta Metálica (1987) y Eyes Wide Shut (1999). También dirigió el documental Stanley Kubrick: A Life in Pictures. Harlan recordó la época en la que Kubrick estaba preparando 2001 en estrecha colaboración con el escritor Arthur C. Clarke. Ambos eran agnósticos, pero mantuvieron larguísimas conversaciones sobre el origen del hombre que cristalizaron en una película visionaria. Katharina Kubrick, hijastra del director, fue muy breve e introdujo a Douglas Trumbull, unos de los responsables de los efectos especiales de la película. Trumbull es una leyenda en su campo, habiendo participado en cintas tan importantes como Naves Misteriosas o Blade Runner. Destacó que la copia que íbamos a ver de la película corresponde a una restauración de la original que se ha pasado a resolución 4K para dotarla de un máximo de nitidez.
Finalmente la Gala concluyó con el pase de la película. La verdad es que para mi fue un gustazo poderla ver en una pantalla grande y gran sonido. Hacía ya bastantes años que no la volvía a ver y debo decir que la película no ha perdido nada con el tiempo. Algunas de sus escenas -muchas-, han pasado a la historia del cine con total justicia. La secuencia inicial, la partida de la nave o la desconexión de HAL son maravillosas. Me maravilla que la película fuera rodada antes que el hombre llegara a la Luna. Sólo encontré largo -como siempre- el tramo psicodélico del final. No podía cerrar el Festival con mejor pie.
(c) 2018 Jordi Flotats