A ROUGH DRAFT

Una fallida adaptación de una novela de Sergei Lukianenko

En 2004 el cine de ciencia-ficción ruso dió un salto adelante con Night Watch, una película del entonces desconocido Timur Bekmambetov que adaptaba una novela de Sergei Lukianenko. La película, una producción visualmente imaginativa y llena de acción, cosechó mucho éxito, tanto en Rusia como internacionalmente. Fue seguida por una continuación, Day Watch en 2006, también de Timur Bekmambetov, que después de esto se trasladó a Hollywood. Ahora Sergey Mokritskiy vuelve al material de Sergei Lukianenko para adaptar su novela A Rough Draft, una historia de aventuras sobre realidades paralelas con conexiones a Matrix o Dark City. Por desgracia, aunque me gustó visualmente me pareció una película fallida por culpa de su guion.

El protagonista de la película es Kirill (Nikita Volkov), un diseñador de videojuegos estelar muy reconocido en la industria. Pero cuando todo le parece ir mejor, empieza a parecer que su presencia en el mundo está desapareciendo. En su piso vive otra persona, que tiene todos los papeles en regla; los vecinos pasan de reconocerlo a no recordarlo. Peor, sus compañeros de trabajo y su propia familia parecen estar olvidándolo. Una mañana un edificio parece crecer literalmente ante sus ojos. Ese edificio, una torre, será su nuevo lugar de trabajo; será un oficial de aduanas entre diferentes realidades. En la torre es capaz de crear puertas que conectan unas con otras y que permiten el paso de personas. Su capacidad para crear mundos virtuales será puesta a disposición de esta difusa organización, puesto que también es capaz de abrir puertas nuevas a realidades no descubiertas. Su propio cuerpo es sustituido por otro sintético con grandes capacidades. Pero a pesar de todo lo que quiere Kirill es recuperar su vida anterior; especialmente a su novia, que continúa existiendo en diversas realidades y en ninguna es capaz de recordarlo. Además se verá expuesto a las pugnas que hay entre diferentes facciones y realidades.

En primer lugar, aún arriesgándome a hacer un spoiler que pueda molestar a alguien, tengo que advertir que la película no acaba. Es la primera parte de una serie. Esto ya pasaba en Night Watch, pero la película tenía un cierre, una conclusión. Esta no, acaba sin que nada quede resuelto o concluido, como un capítulo de una serie de televisión. Este hecho me molestó, o mejor dicho, me terminó de molestar, porque A Rough Draft tiene un guion que me pareció simplemente atroz. Tras un inicio prometedor, se empiezan a introducir personajes sin molestarse en explicar quién son, qué pintan allí o cuales podrían ser las motivaciones detrás de sus acciones. La historia visita diferentes realidades sin aparente ton ni son; algunas sólo parecen para el disfrute del protagonista, otras tienen oscuras relaciones con las demás y planes propios. No he leído el libro en el que se basa la película, pero sí otras novelas de Sergei Lukianenko y me parece un buen escritor, capaz de hilvanar una historia imaginativa pero coherente. Sospecho que todo el demérito se debe a la adaptación.

Y es una lástima, porque visualmente la película me pareció imaginativa. La fotografía y los efectos especiales son muy buenos. Algunas de las realidades son fantásticas; como la que se usa como mezcla entre gulag y pesadilla comunista o la realidad que usa los errores que se cometen en la nuestra para evitarlos. Las matrioskas-robot asesinas son preciosas y le dan un toque de locura visual muy bueno a la película.

Pero por desgracia nada de todo estos puntos favorables sirve para nada si la película falla en lo más básico que debería hacer una película de aventuras: contar una historia. Y en mi opinión A Rough Draft falla lastimosamente en este apartado.

(c) 2018 Jordi Flotats