ASSASSINATION NATION

La caza de brujas de Salem en 2018

Sam Levinson es un director y guionista cuya ópera prima Another Happy Day (2011) recibió el Premio de guion Waldo Salt en el Festival de Cine de Sundance. Recientemente ha coescrito la película The Wizard of Lies (2017), producida por HBO y nominada a los Premios Emmy. Su segundo trabajo Assassination Nation, combina sátira, terror, y thriller de venganza en una historia que quiere reflejar la irracionalidad de los tiempos que vivimos y el yugo de la sobrexposición personal en las redes sociales. También pone de manifiesto el sexismo y la cosificación de las mujeres en un enfoque que enlaza directamente con el #MeToo, aunque Levinson escribió la historia antes de la eclosionarlos del movimiento.

La historia transcurre -no por casualidad- en Salem, una pequeña ciudad célebre por la caza de brujas que causó veinte víctimas debido a un ambiente de histeria colectiva, rencillas personales aireadas, acusaciones falsas, hipocresía y pura sed de sangre. La protagonista de la película es la adolescente en último año de instituto Lily (Odessa Young). Ella y sus tres mejores amigas Bex (Hari Nef), Em (Abra) y Sarah (Suki Waterhouse), apenas conciben que, unos años atrás, no existiera el concepto de vida online. Todo explota cuando un hacker roba la información privada de los teléfonos de la mitad de la población y la publica, de modo que cualquiera pueda acceder a ella. Primero empieza por el alcalde y el director de la escuela; al primero se le puede acusar de hipocresía, pero el segundo es estigmatizado por pura histeria. A medida que se van filtrando más y más informaciones comprometedoras, la gente se va volviendo una contra la otra. Cuando se filtra información de Lily su vida se viene abajo, pero cuando es elegida por una turba justiciera como chivo expiatorio, correrá auténtico peligro de muerte.

Sam Levinson ha escrito una historia cuyo principal mérito es conectar con el espíritu de nuestra época, tanto temática como formalmente; acompasa la acción de la película al son de las redes sociales, dividiendo la pantalla y llenándola de recuerdos de las vidas de las protagonistas, obsesionadas con el móvil. La historia tiene un final tan explosivo que no resulta realista, sólo se usa como vehículo de provocación. Su primera mitad me pareció real como la vida misma. La promoción está anunciada prácticamente desde su inicio, cuando la película avisa que se la historia que se está a punto de presenciar contiene bullying, clasismo, muerte, alcoholismo, consumo de estupefacientes, contenido sexual, masculinidad tóxica, homofobia, transfobia, armas, nacionalismo, racismo, secuestro, acoso masculino, sexismo, lenguaje soez, tortura, violencia, sangre y egos masculinos frágiles.

La realización de Levinson es impecable; tras la narración visual acelerada y con pantallas divididas de los primeros dos tercios de la película, opta por un estilo más sobrio en el explosivo tramo final. Me gustó muchísimo la secuencia de la invasión a una casa con un montón de ventanas y paredes de cristal, una ambiciosa toma de cinco minutos grabada de forma continua. La música y el montaje también son excelentes, básicos para dar a la película su inmediatez y su conexión con el presente.

El casting es muy bueno, especialmente el de los actores y actrices más jóvenes, los principales protagonistas de la película. Unos actores, que gracias al guion de Levinson, tienen personajes de carne y huesos, con vulnerabilidades e imperfecciones que les dan sustancia. Odessa Young, la joven protagonista, tiene un papel muy jugoso que aprovecha a la perfección; es una actriz que puede resultar muy expresiva sin caer en la sobreactuación. Su personaje es la principal víctima del proceso de caza de brujas; es inteligente, es joven y como tal tiene ganas de divertirse y comete muchos errores. Pero nada de eso la tiene por qué definirla; ni tiene que ser juzgada con más severidad por ser mujer, ni por su vestuario, ni por su actitud poco conformista. Lo mismo aplica al personaje trans interpretado por Hari Nef; sus opciones vitales y de identidad sexual son suyas y nadie tiene voz ni voto en ellas.

Otro punto a favor de Assassination Nation es su coherencia. La película tiene un discurso feminista y de tolerancia, pero rodada de otra manera podría parecer un exploitation. La cinta es muy inteligente a la hora de mostrar el sexo y la violencia; a pesar de estar ahí y no esconderlos, no los pone en primer plano ni se recrea en ellos. Aunque hay mucho sexo y no se deja de abordar ninguna cuestión sobre él -sería un error retratando a una generación que ha crecido viendo porno- nunca es mostrado de forma explícita.

Assassination Nation me ha gustado mucho; creo que es una película muy bien realizada y que resulta tan entretenida como necesaria en los tiempos que vivimos.

(c) 2018 Jordi Flotats