ASHER

Un ejercicio de cine negro con un reparto magnífico

Asher es el primer resultado de la productora cinematográfica Wing and a Prayer Pictures, fundada por el actor Ron Perlman. Perlman, que ha labrado una más que interesante carrera cinematográfica gracias a (o a pesar de) su particular físico y su indudable carisma, con títulos como El Nombre de la Rosa, Cronos, La Ciudad de los Niños Perdidos o Hellboy, decidió meterse en el mundo de la producción para realizar proyectos que le interesaran, buscando tanto la calidad como el éxito comercial. Asher, donde aparte de producir interpreta al protagonista, es un ejercicio de cine negro muy digno, con más aciertos que errores.

Perlman interpreta a Asher, un veteranísimo asesino entrenado en el Mossad que trabaja en exclusiva para un venerable gángster judío de Nueva York, Avi (Richard Dreyfuss). Su vida es hasta cierto punto rutinaria; vive solo apaciblemente en su piso, donde cocina y prueba vinos y de vez en cuando va a una lavandería donde recibe sobres con nombres. Se encarga de matar a quien le hayan dicho y vuelve para recibir el sobre con la paga. A pesar de su eficacia y saber hacer, sus años empiezan a pasarle factura. Tras cometer un error, conoce por accidente a Sophie (Famke Janssen), una mujer que está pasando una mala racha. Intenta cuidar de su madre (Jacqueline Bisset), pero ésta padece de demencia senil, lo que hace las cosas más complicadas. A pesar de todo, él y Asher acaban desarrollando una incipiente relación que se verá puesta en peligro por una guerra interna en la banda de Avi que acaba implicando a Asher.

Asher es una película con bastantes virtudes. En mi opinión la principal es su reparto; a pesar de ser una película pequeña con pocos personajes, todos y cada uno de ellos están interpretados por actores soberbios. Ron Perlman aporta carisma, fuerza y sentido del humor a su personaje; resulta creíble cuando tiene que parecer peligroso, pero también capaz de mostrar vulnerabilidad y dar toques de humor cuando resultan oportunos. Famke Janssen, especialista en villanas, tiene la rara ocasión de interpretar a una mujer normal y la aprovecha para demostrar que es una actriz notable. Igualmente Jacqueline Bisset brilla interpretando un papel muy diferente a los que le suelen dar.

El guion de Jay Zaretsky me pareció simplemente correcto. La historia que explica ya ha sido contada mil veces antes, y esta nueva vuelta de tuerca no aporta mucho. Pero debe reconocerse su sentido del humor, ocasional y siempre oportuno, y un buen oído para los diálogos. Del mismo modo, la dirección de Michael Caton-Jones es correcta pero muy plana; no hay mucho que reprocharle, pero tampoco mucho a destacar. La música de Simon Boswell, una mezcla de blues y jazz, le da un toque de cine negro clásico a la narración que le pega mucho.

En conjunto Asher me ha parecido una película sólida, correcta; un buen ejercicio de cine negro elevado por un reparto de lujo. Aunque me ha quedado la sensación de que si este mismo material hubiera caído en las manos de un director más personal y con más talento que Michael Caton-Jones hubiera podido ser mucho mejor.

(c) 2018 Jordi Flotats