Crónica del 9o día del Festival. Películas vistas: Gantz: O y Prevenge
Hoy el gran Christopher Walken ha recibido el Gran Premio Honorífico del Festival en su gala de clausura. Walken ha estado en Sitges los últimos tres días, derrochando simpatía con los medios y el público, compartiendo algunos de los secretos de su profesión. La película que ha cerrado el Festival este año ha sido la cinta británica The Limehouse Golem, de Juan Carlos Medina, un director que en 2012 presentó en Sitges su primer film, Insensibles. The Limehouse Golem, de producción británica, se basa en la novela de Peter Ackroyd Dan Leno and the Limehouse Golem y se ambienta en el Londres victoriano, donde tiene lugar una serie de asesinatos tan horrible que la gente empieza a pensar que son obra de una criatura mítica, el Golem. Medina, presente en Sitges ha comentado que trata sobre la identidad y sobre el encorsetamientSteve Oram o al que se sometía a las mujeres en la sociedad de esa época, donde se les exigía que se comportaran con modestia e inocencia. El director también ha comentado con emoción el papel de Alan Rickman en la película, un proyecto que tuvo que abandonar en su fase de preproducción debido a la enfermedad que acabaría con su vida. Maria Valverde, la protagonista de la cinta, también ha visitado el Festival y ha recalcado su agradecimiento al director por darle la oportunidad de interpretar un papel diferente a los que suele interpretar.
Miembros y colaboradores del estudio Square Enix, creadores de la saga de películas y videojuegos Final Fantasy, han dado una clase magistral en la sala Tramuntana. Han participado Takeschi Nozue, director de la última película de la saga; la actriz británica Andrea Tivadar, que pone voz al personaje de Clarus Amicitia y Shinji Hashimoto, productor del estudio. Durante la clase, su moderador, el subdirector del Festival Mike Hostench ha invitado a este último a participar como jurado en la siguiente edición aprovechando el 30 aniversario de Final Fantasy. El productor ha aceptado encatando la propuesta. Después de la clase se ha proyectado Kingsglaive: Final Fantasy XV.
Yo empiezo el día viendo Gantz: O, una película japonesa de animación de Yasushi Kawamura y Keiichi Saitô. La cinta adapta libremente uno de los arcos argumentales del manga Gantz que transcurre en su mayor parte en la ciudad de Osaka. Gantz es una de las series de manga con más éxito de los últimos años. Creada por Hiroya Oku, ha dado lugar a una serie de televisión de animación y a dos películas de imagen real, Gantz (2010) y Gantz 2: Perfect Answer (2011), ambas dirigidas por Shinsuke Sato. La premisa del manga es sencilla pero da mucho juego; personas que aparentemente han muerto despiertan en un apartamento en Tokyo del que no pueden salir. Allí, una gran esfera negra, a la que llaman Gantz, les proporciona órdenes, armas y equipo futurista y las teletransporta en diversos lugares de la ciudad, donde se deberán enfrentar a amenazas alienígenas que pasan desapercibidas a la población común. Cada misión se debe cumplir en un tiempo determinado, tras el cual la esfera asigna puntos a los supervivientes en función de su desempeño. Cuando un jugador llega a los 100 puntos puede elegir entre tres opciones: liberarse de Gantz, pero perder todos los recuerdos asociados a ese tiempo; recibir un arma más potente en las siguientes misiones o hacer que Gantz reviva a un compañero muerto en alguna misión anterior.
La película arranca con un equipo liderado por Kei Kurono en plena lucha; Kurono muere tras derrotar al líder de los monstruos, tras lo cual el resto del equipo es teleportado de vuelta a la base. Mientras otro joven, Masaru Kato, muere en el metro intentado salvar a alguien de un individuo que empezó a atacar a todo el mundo de forma indiscriminada con un cuchillo. Despierta en una habitación junto a una joven, Reika; un anciano, Yoshikazu Suzuki, un adolescente, Joichiro Nishi y otro hombre. Suzuki cuenta a Kato y al hombre la realidad de su nueva situación, tras lo cual Gantz les anuncia su próxima misión. Ya vestidos y equipados, descubren que han sido transportados a Osaka, algo al parecer inusual. La zona donde aparecen está completamente asolada por los monstruos, algunos terriblemente poderosos; Gantz les da dos horas para matarlos a todos, si fallan serán ellos los que mueran. Aparte de su equipo, hay otro en la zona cuyos miembros parecen mucho mejor armados que ellos; al parecer muchos de sus miembros llegaron a los 100 puntos y eligieron mejor armamento. Cuando empieza la batalla, los jugadores empiezan cada uno por su cuenta, más preocupados por su puntuación o simplemente por su supervivencia que por la victoria o la protección de los ciudadanos que han quedado atrapados en medio del combate. A pesar de su inexperiencia Kato es el único que parece tener claras las prioridades, algo que se revelará clave en el combate que se desarrollará.
Gantz: O está realizada por completo por CGI (usando gráficos realizados enteramente de forma digital), usando una animación impecable pero un diseño de personajes algo más cuestionable. Así como los fondos, los vehículos, armas, armaduras y monstruos están muy bien diseñados, los rostros humanos no acaban de estar bien; resultan demasiado impasibles, robóticos. Las imágenes podrían estar sacadas directamente de un videojuego. Con todo, la parte de animación me pareció muy buena; los movimientos resultan fluidos y naturales y la coreografía de las escenas de acción muy bien realizada. Además el ritmo de la película es alto; la acción se sucede sin pausa mientras los protagonistas se enfrentan a los monstruos. La parte realmente floja de la película es su guion. El argumento resulta algo endeble, pero lo peor son los personajes; estereotipados, inexpresivos, sin fondo, casi indistinguibles. La historia de fondo es la que es; una premisa que debería dar lugar a un contexto narrativo donde se desarrollarían los personajes. Con todo cumple con los mínimos para entretener.
Termino el día (y el Festival) viendo Prevenge, una cinta británica de la actriz y directora Alice Lowe. Lowe sonará a los amantes del cine de Ben Wheatley como la protagonista de Sightseers, una comedia negra donde hacia pareja con Steve Oram. Prevenge, su debut en la dirección, sin duda debió resultarle un reto; firmó el guion, la interpretó y la rodó en una fase bastante abanzada de su embarazo. Este último punto es relevante, ya que Ruth, la protagonista de la película, también está embarazada. Es una mujer que perdió traumáticamente a su pareja y que mantiene conversaciones con su hijo nonato. Éste la induce a matar a gente y ella lo hace fríamente y sin remordimientos; parece que la serie de muertes no sigue ningún patrón, aunque paulatinamente se irá revelando la relación de Ruth con algunas de sus víctimas.
A diferencia de la mayoría de películas, Prevenge muestra el embarazo como algo doloroso, complicado, orgánico y agotador, alejándose del sentimentalismo habitual. Su protagonista tampoco se muestra como alguien con el que se pueda simpatizar; es fría, desagradable y violenta. La película es muy difícil de categorizar; en su superficie introduce una historia de venganza atípica y su título parece indicar que esa venganza, aparte de ser "a posteriori" también podría ser "a priori", anticipando el mal que que podrían llegar a hacer sus víctimas. También contiene un humor negrísimo entregado con impasibilidad; eso sumado a lo truculento de las imágenes puede llevar a la risa o al horror. La estética de la película, muy a tono con el resto, es feísta; sus escenarios son cutres y de mal gusto y la iluminación siempre parece buscar la peor parte de lo que se fotografía.
No puedo decir que Prevenge sea una mala película, pero no me gustó nada. No logré entrar en ella en ningún momento; su protagonista y su historia me parecieron absurdas y no logré conectar con el humor. Ni me reí ni me la pude tomar en serio, con lo cual me acabé aburriendo bastante. Con todo, sus valores de producción son buenos; está bien dirigida e interpretada y parece cuidadosamente puesta en escena. Supongo que si se logra conectar con ella es disfrutable, pero yo no pude, una lástima.
(c) 2016 Jordi Flotats