MIDNIGHT SPECIAL

Una mezcla fantástica de ciencia-ficción y road movie

Midnight Special es la cuarta película del director y guionista norteamericano Jeff Nichols. Nichols ha demostrado ser un autor original en su historias y planteamientos pero clásico a la hora de ponerlas en imágenes. Sus cuatro películas son muy diferentes. Shotgun stories es un drama familiar; Take Shelter una historia de desmoronamiento mental y familiar con un aire apocalíptico y Mud la historia de unos chavales muy del estilo de Huckleberry Finn pero ambientado en la actualidad. Su cuarto trabajo es de momento el más arriesgado; la película es una mezcla de géneros que empieza como un thriller con toques de road movie que poco a poco va tomando elementos de la ciencia-ficción hasta su audaz final.

La película arranca con dos personajes, Roy (Michael Shannon) y Lucas (Joel Edgerton), refugiados en un motel con Alton (Jaeden Lieberher), un niño de ocho años al que parecen haber secuestrado. Aunque el niño es hijo de Roy, al parecer estaba semiprisionero de una secta encabezada por Calvin Meyer (Sam Shepard), que cree que el niño tiene poderes y es capaz de comunicar revelaciones divinas. Y aunque parezca raro, sí que parece tener algún tipo de poder. Ray y Lucas le hacen llevar gafas oscuras de piscina porque la intensidad de su mirada puede resultar peligrosa para el que la mire. Miembros de la secta, encabezados por Doak (Bill Camp). están persiguiendo a Roy y Lucas para recuperar a Alton a toda costa. Pronto se les une el FBI, apoyado por un analista de seguridad de la NSA interpretado por Adam Driver, cuando estas agencias realizan un movimiento contra la secta y se dan cuenta de la singularidad de los extraños poderes que parece poseer el niño. Roy y Lucas, ayudados por la madre del niño, Sarah (Kirsten Dunst), parecen perseguir un objetivo guiados por el propio Alton, pero el camino no va a ser fácil.

El arranque de thriller de la película, con dos personajes duros, curtidos, como Roy y Lucas, decididos a toda costa a conducir al niño a su destino (sea el que éste sea), va dejando paso gradualmente a lo extraño, con reminiscencias a Encuentros en la tercera fase o Starman, a medida que se van revelando los poderes de Alton, conduciendo a un final epatante, arriesgado y espectacular donde Nichols echa el resto. Una de las principales virtudes del guion, que me ayudaron a creerme más lo extraño de lo que me estaban contando, es la cotidianidad que transmiten los personajes; todos ellos tienen detalles que los humanizan y los hacen creíbles. Incluso un aparente villano, el sectario dispuesto a matar para conseguir al niño, en un momento confiesa su inexperiencia en estas lides, confesando que él sólo es un electricista. Esta cotidianidad y el espectacular reparto le dan cuerpo a la película. Todos los actores son espléndidos y hacen memorable a su personaje aunque tenga muy poco tiempo en pantalla. Shannon, que ha participado en todas las películas de Jeff Nichols, muestra una determinación total para ayudar a su hijo; Edgerton muestra perfectamente el compañerismo que le une a su amigo y lo motiva. Kirsten Dunst tiene un papel pequeño, pero en ese poco rato crea a una madre sufriente que no tiene más remedio que dejar partir a su hijo. Adam Driver también se luce en su papel de teórico villano, pero que el en fondo es sólo alguien que se esfuerza más por entender qué es lo que sucede que por reaccionar violentamente ante lo desconocido.

Take Shelter es una película muy poco convencional rodada con un clasicismo que acerca al espectador a unos personajes retratados como gente normal que están sumergidos en lo extraño. Jeff Nichols ha arriesgado con este trabajo, mezclando géneros que podrían alejar a sus espectadores habituales y no atraer a los fans de la ciencia-ficción más orientada a la acción. Pero al menos a mí me ha convencido; me ha parecido una buena película con un final fascinante. Con ella Nichols se ha reivindicado como uno de los directores más interesantes de los últimos años.

(c) 2016 Jordi Flotats