UNDER THE SHADOW

Una espléndida película de terror ambientada en un Teherán en guerra

Babak Anvari es un director iraní afincado en Londres que ha aprovechado sus experiencias infantiles en el Teherán azotado por los bombardeos iraquíes durante la guerra a finales de la década de los ochenta para escribir su primera película, Under the Shadow, una película de terror con un sutil trasfondo social e histórico que usa la mitología persa para asustar como para trazar una alegoría del poder del miedo y la guerra en una sociedad. La película ha entusiasmado en todos los festivales donde se ha presentado.

Shideh (Narges Rashidi) y su familia viven en Teherán en medio del caos de la guerra entre Irán e Irak. Después de empezar en la universidad de medicina, el gobierno post-Revolución la acusó de subversión y le prohibió volver a estudiar. Deprimida en su casa, Shideh se queda sola cuando su marido es reclutado y enviado al frente como médico militar. Todo el mundo empieza a marcharse de la ciudad y del edificio, especialmente cuando un misil impacta sobre allí sin llegar a detonar. Poco después un vecino muere en circunstancias extrañas. Su hija Dorsa (Avin Manshadi) empieza a comportarse de forma extraña, arrastrándola a ella en su manía, más cuando una vecina supersticiosa les cuenta que el misil ha atraído a los Djinn, seres que atraen y poseen a personas a través de sus pertenencias más queridas. Cuando finalmente se queda sola Shideh deberá luchar contra esas fuerzas para poder salvar a su hija.

La película tiene dos partes bastante diferenciadas. En la primera se introduce a los personajes y su entorno; es aquí donde se aprecia más crítica al régimen y al trato que se da a las mujeres en Irán a través de las vivencias de la protagonista. Víctima de la purga contra cualquier forma de disensión y víctima de la visión de qué carreras son masculinas y cuáles femeninas, el régimen le prohíbe estudiar y ejercer su vocación. Incluso su marido no lo considera un hecho tan grave; al fin y al cabo, con una hija que cuidar, ya tiene su “trabajo”. También es víctima de las limitaciones que le imponen en la vestimenta y las relaciones con los demás. En un momento de la historia, sale aterrorizada a la calle con su hija y cuando encuentran a un policía la acaba deteniendo por no llevar velo.

En su segunda parte, la película entra progresivamente en el género de terror, usando perfectamente las habitaciones del piso y el edificio donde madre e hija se van quedando solas para crear claustrofobia. No se abusa en absoluto de los sustos fáciles; la tensión se va acumulando y se dosifican sus explosiones. La fotografía y la dirección me parecieron excelentes. La película arranca con muchos planos fijos para progresivamente introducir más movimiento de cámara, con planos que ocultan al espectador lo que están viendo los personajes. El Teherán apocalíptico, con los bombardeos y la gente huyendo, junto con la opresión que sufre la protagonista se complementan de forma perfecta con la trama de los Djinn, una amenaza invisible que se ceba en la niña.

El espléndido reparto también es clave para que la película funcione tan bien como lo hace. Narges Rashidi está fantástica, tanto al principio, en su papel de mujer frustrada y deprimida por las limitaciones de su vida, como cuando interpreta a la madre aterrorizada. Rashidi es expresiva, carismática y natural. La joven Avin Manshadi también borda su papel, logra que el espectador sufra por su destino y se crea a su personaje.

Under the Shadow me ha parecido una película espléndida; un film de terror diferente, que presenta una mitología a la que nos estamos acostumbrados en Occidente y que tiene mucha más sustancia argumental que la mayoría de películas del género. La cinta funciona tan bien en su vertiente de terror como en su retrato y crítica del Irán post-revolucionario; el fantástico guion de Babak Anvari hace que se complementen a la perfección. Una gran dirección y un gran reparto acaban de hacer que la película sea uno de las películas más destacadas del año. No hay que perdérsela.

(c) 2016 Jordi Flotats