SHIN GODZILLA

Un nuevo Godzilla sorprendentemente bueno

La primera película que presentó al monstruo más popular del cine japonés, Godzilla se realizó en 1954, dirigida por Ishir? Honda. Su popularidad fue inmediata en su país, donde su alegoría antinuclear fue lógicamente bien recibida; pronto cruzó las fronteras, creándose incluso una versión americana con Raymond Burr (conocido más tarde como Perry Mason) en el reparto y sin el mensaje contra las armas atómicas. A ella le siguieron multitud de secuelas que introdujeron más y más variados monstruos. La última realizada en Japón fue en 2004, como 50 aniversario de la saga. Hollywood también puso su grano de arena en 1998 y en 2014 con dos películas llamadas Godzilla; la primera, horrorosa, de Roland Emmerich; la segunda, mucho mejor, de Gareth Edwards. Ahora, Toho, el estudio japonés propietario de los derechos, ha decidido volver a lanzar la franquicia, encargando a Hideaki Anno (Neon Genesis: Evangelion su dirección.

Y hay que decir que ha enfrentado el desafío con personalidad; sin duda influenciado por la catástrofe de las centrales de Fukushima de 2011 y gestión que realizó el gobierno japonés de la crisis resultante, Anno ha creado un Godzilla que es prácticamente un símbolo de venganza divina, encajándolo en lo que prácticamente resulta una parodia de la ineficacia gubernamental nipona. Eso sí, con un mensaje positivo como conclusión que quita veneno al conjunto.

La cinta empieza con una misteriosa bruma que camufla una presencia bajo la bahía de Tokyo y un accidente en la Aqualine, el túnel que va bajo el agua cruzándola. Las diversas autoridades municipales, regionales y estatales se movilizan, se reúnen en interminables reuniones llenas de asistentes, secretarios, mandos intermedios, asesores y dirigentes, terriblemente serios y asustados de no meter la pata y de no tener mucha idea de lo que hacer. Mientras discuten aparece un gigantesco monstruo anfibio que empieza a entrar en la ciudad, sembrando un rastro de destrucción. El monstruo parece estar en constante mutación adaptativa; primero se adapta a vivir en tierra, y cuando finalmente el gobierno se decide por el ataque militar, empieza a desarrollar armas y defensas que hace fracasar la ofensiva. La única esperanza es un equipo multidisciplinar formado por personas al margen de la jerarquía que logra trazar un plan para frenar (matar parece imposible) a Godzilla. Pero la comunidad internacional, particularmente Estados Unidos, está decidida a meter baza e intentar bombardear al monstruo con un bomba atómica que destruiría Tokyo.

Sin duda la elección de un director y guionista con personalidad como Hideaki Anno ha dado como consecuencia una película distinta a las películas de Godzilla realizadas hasta ahora. Sin duda debe tener el récord de diálogos y escenas de reuniones en estancias gubernamentales; la cinta es crítica, satírica, aunque de una forma muy japonesa, pero también trata de cómo enfrentarse a un gran desastre. Siendo una película nipona, lejos de ensalzar la individualidad del héroe particular, la película, aunque muestra héroes, apuesta por una respuesta colectiva, basada en una infraestructura social organizada y solidaria, donde los elementos más válidos del gobierno acaban dando la talla.

La dirección de Hideaki Anno, compartida con Shinji Higuchi (Attack on Titan), es bastante dinámica; los múltiples diálogos del principio de la película se hacen ágiles gracias a un buen montaje. El monstruo está realizado con un actor con un traje de captura de movimiento, lo que le da un aspecto menos logrado que el Godzilla de 2014 pero más en línea con el monstruo original. Las escenas de acción tienen muchos elementos que los fans de Neon Genesis: Evangelion reconocerán, están logradas. Están bien acompañadas por una banda sonora de Shiro Sagisu que incorpora a su música los temas de Akira Ifukube, el compositor de la película original y muchas de sus secuelas. La música realza el dinamismo tanto de los diálogos como de las escenas de acción.

La verdad es que no esperaba el enfoque de este Godzilla; la película, lejos de caer en la rutina, se mantiene lo suficientemente fiel a la tradición de la saga para contentar a los fans, pero con personalidad propia y contenido. Aunque no es redonda (a veces el diálogo se me ha hecho excesivo), sí que me ha parecido disfrutable. Como fan debo decir que me lo he pasado pipa cada vez que el monstruo aparecía en pantalla.

(c) 2016 Jordi Flotats