INTO THE FOREST

Intimista drama apocalíptico

En los últimos años, llenos de crisis de diversa índole, parece haberse instalado un estado de ánimo pesimista en las sociedades occidentales, la creencia que el futuro va a ser mucho peor que el presente. Inevitablemente esta tendencia se ha trasladado al cine y a la literatura. Algunas obras muestran el desplome de la sociedad por diversos motivos -el estallido de la plaga zombie, la subida de las aguas, el asteroide, la invasión alienígena, la guerra nuclear, la crisis económica o energética, ...-, mientras que otras se ambientan en los escenarios posteriores a la catástrofe, en general mucho más duros, violentos e inhabitables que el presente, proyección inconsciente quizá de la creencia que nuestro futuro y de las siguientes generaciones será más duro que el de los que nos han precedido. Los ejemplos son numerosos: The Walking Dead, The Divide, Stake Land, The Rover, La carretera, Young Ones y un larguísimo etcétera. No es extraño que tanta variedad de títulos haya dado lugar a gran variedad de tratamientos; drama, acción, thriller, survival horror o mezclas de todo lo anterior. Into the Forest, de Patricia Rozema, ha optado por el drama y el intimismo, realizando una película muy centrada en los personajes y en sus reacciones y donde el marco apocalíptico queda fuera de foco.

La película, basada en la novela de Jean Hegland, se ambienta en un futuro cercano y tiene como protagonistas a dos jóvenes hermanas, Nell (Ellen Page) y Eva (Evan Rachel Wood). Viven con su padre viudo, Robert (Callum Keith Rennie), en una preciosa y moderna casa situada en medio de un bosque a quilómetros del pueblo más cercano. Ambas están a punto de dejar el nido; Eva se prepara para una audición que le permita entrar en una academia de danza y Nell para los exámenes de acceso a la universidad. Aunque las noticias en la tele no sean muy buenas, su vida es muy tranquila. Pero un día se va la electricidad, tanto de la casa como de la región, probablemente de todo el país. Tienen un generador de gasolina y reservas de comida, ya han pasado por varios apagones, pero al cabo de diez días, la corriente aún no ha vuelto. En el pueblo las cosas no pintan bien; los supermercados están vacíos y prácticamente no queda combustible en las gasolineras, no hay reabastecimiento. El ambiente también está empeorando, se mantiene el orden público, pero empiezan a haber incidentes. Robert prohíbe a sus hijas que vayan al pueblo solas y se las empiezan a intentar apañar con lo que tienen. Para colmo tienen pendiente una reparación del tejado que si no se hace amenaza con goteras y humedades. Las cosas empeoran aún más cuando Robert muere en un accidente con una motosierra. Nell y Eva se las tienen que apañar solas, temerosas de bajar al pueblo. Sólo reciben las visitas de Eli (Max Minghella), un amigo de Nell que las quiere convencer que se marchen con él y sus amigos y de Stan (Michael Eklund), un antiguo empleado de la tienda del pueblo.

Exceptuando un par de incidentes graves, uno de los cuales cambiará sus vidas, la película se centra completamente en narrar la dinámica entre las dos hermanas. Las dos se quieren mucho pero también tienen intereses y formas de ser muy diferentes, lo que las hace discutir muchas veces qué curso de acción hay que seguir. Al principio cada una se niega a creer del todo que el cambio que se ha producido en el mundo va a ser definitivo y aún persiguen sus propios intereses; una estudia para unos exámenes y la otra ensaya para una audición que no se van a celebrar. Aparte de esto, ambas enfocan de forma muy diferente la pérdida de su padre. Pero ambas deberán superarla, y para poder sobrevivir también tienen que aceptar que su vida ha cambiado para siempre. Sin la tecnología sus intereses se vuelven más básicos, pero también más comunes.

Into the Forest me ha parecido una película con tantas virtudes como problemas. Entre sus virtudes, las principales son las magníficas interpretaciones de Ellen Page y Evan Rachel Wood; ambas bordan sus papeles y la química entre ellas es tremenda. A través de matices muestran los roces y la simbiosis que hay entre hermanas que a pesar de ser muy distintas se quieren mucho. La fotografía de Daniel Grant, la elegante dirección de Patricia Rozema y las coreografías creadas por Crystal Pite para el personaje de Eva crean momentos bellísimos. Formalmente la película es muy buena, sus valores de producción son muy altos.

En el apartado de los defectos yo incluiría que el guion es muy tenue, le falta sustancia. Optando por ocultar al espectador lo que está pasando en el mundo y por reducir a la mínima expresión la interacción de las hermanas con él, la historia se sustenta casi por completo en los personajes de las dos protagonistas. En sí mismo eso no me parece un problema, pero sí que los personajes no estén definidos mucho más allá de la superficie. El tratamiento es sensible y delicado, se nos muestran momentos de sus vidas a través de vídeos domésticos y se define perfectamente su relación, pero no llegamos a conocerlas todo lo bien que deberíamos por el tiempo que les dedica la película. También se olvida de algunos detalles prácticos de la supervivencia de las chicas durante la película, especialmente hacia el final, que aunque abierto y simbólicamente bonito, es algo absurdo.

En conjunto la película me gustó bastante; pienso que los puntos fuertes de la cinta, las actrices, los valores de producción y la elegancia de la dirección superan a las debilidades, que también existen. Si alguien espera una historia con acción o de supervivencia mejor que se lo piense dos veces porque el ritmo pausado y la narración les echarán de la sala.

(c) 2015 Jordi Flotats